"Dexterizaci¨®n"
Por si alguien no lo sabe, Dexter es el nombre de una serie que se ha venido emitiendo en Cuatro y que cuenta las peripecias de un forense de Miami que tiene una particularidad: es un psic¨®pata. Sin embargo, este personaje se atiene a un estricto c¨®digo de conducta que le lleva a asesinar exclusivamente a otros asesinos. Es decir, el Doctor Morgan, que no tiene mayor inconveniente en descuartizar a sus v¨ªctimas, es una especie de verdugo privado que trata, en cierta medida, de compensar la ineficacia de la Polic¨ªa y el sistema judicial. Aun cuando el planteamiento destila un cierto tufillo filofascista (otra vez el cl¨¢sico vengador de toda la vida), lo divertido es que Dexter termina por caer bien a la audiencia, que se alegra de que, tras cuatro temporadas en antena, el chico contin¨²e actuando con total impunidad.
A la vista de ciertas reacciones, o ausencia de las mismas, durante el juicio a 15 guardias civiles, celebrado la pasada semana en San Sebasti¨¢n, en relaci¨®n con la denuncia de torturas presentada por los miembros de ETA Igor Portu y Mattin Sarasola; me pregunto si no asistimos a un cierto proceso de "dexterizaci¨®n". Es decir, a la asunci¨®n de que el malvado se merece ser tratado mal. O a la aplicaci¨®n en grado extremo del viejo dicho de que "quien roba a un ladr¨®n, tiene cien a?os de perd¨®n".
S¨®lo as¨ª se entiende que se dedique similar atenci¨®n al manual de torturas elaborado por el Ej¨¦rcito brit¨¢nico para Irak, o a las nuevas revelaciones de Wikileaks sobre la brutalidad sistem¨¢tica que se infligi¨® a los prisioneros de dicho pa¨ªs, como a un caso que nos toca tan de cerca.
Desde el Ministerio del Interior se insiste desde hace a?os en que los militantes de ETA tienen la orden de denunciar siempre torturas cuando son capturados. Casualmente, durante el citado juicio se hac¨ªan p¨²blicos unos supuestos documentos de Txeroki invitando a los miembros de los comandos a presentar dichas falsas denuncias.
A pesar de ello, Espa?a ha estado mucho tiempo bajo sospecha en el espinoso tema del maltrato policial. La existencia de posibles acusaciones ficticias no enmascara la realidad de casos como el de Joxe Arregi, Lasa y Zabala, Mikel Zabalza, Linaza y otros. Adem¨¢s, ah¨ª est¨¢n los informes de Amnist¨ªa Internacional en relaci¨®n con la poco garantista pr¨¢ctica de la incomunicaci¨®n a los detenidos.
Al final, la cuesti¨®n fundamental es la de s,i incluso, el responsable del crimen m¨¢s abominable tiene derecho a un trato digno durante su paso por las dependencias policiales; aunque haya volado la T-4 y, paradojas del destino, la firma de un asesinado por ETA pueda convertirse en una de las pruebas clave para avalar su versi¨®n de los hechos. En el nuevo escenario que se abre, tras el final definitivo del terrorismo, ni las sospechas de torturas, ni personajes como Dexter, deber¨ªan tener nunca m¨¢s cabida entre nosotros.
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