Un cient¨ªfico pol¨¦mico y molesto para el poder
Hace ahora un a?o justo, el profesor David Nutt -uno de los responsables del estudio publicado en The Lancet- era despedido como presidente del consejo que asesora al Gobierno brit¨¢nico en materia de drogas (Advisory Council on the Misuse of Drugs, ACDM). La reputaci¨®n de este cient¨ªfico del Imperial College de Londres -y director de diversos programas en la Universidad de Bristol- es tan reconocida en el Reino Unido como su capacidad para generar controversias. Sus cr¨ªticas al actual sistema de clasificaci¨®n de las drogas, que a su entender no se corresponde con el da?o que causan, le enfrentaron con dos titulares del Ministerio de Interior y, a la postre, le costaron el cargo.
En enero del a?o pasado, Nutt public¨® un art¨ªculo en una revista cient¨ªfica en el que sosten¨ªa que el efecto perjudicial de las drogas ilegales puede ser equivalente al que provocan otras sustancias, o incluso actividades de nuestra vida cotidiana, como montar a caballo o la conducci¨®n. La provocadora tesis era, en realidad, una forma de cuestionar "por qu¨¦ la sociedad tolera -incluso incentiva- ciertas formas de comportamiento potencialmente da?ino, pero no otras como el abuso de las drogas". Recibi¨® una oleada de cr¨ªticas por trivializar esa cuesti¨®n tan sensible y la exigencia de la ministra laborista Jacquie Smith de que se disculpara p¨²blicamente. Nunca lo hizo.
Aquel mismo verano, Nutt dio una conferencia sobre los riesgos relativos de diversas drogas que, una vez publicada en forma de art¨ªculo, adjuntaba una lista de sustancias en un orden basado en su car¨¢cter nocivo para la salud: el alcohol y el tabaco destacaban por delante de algunas drogas ilegales. Y en esa l¨ªnea aconsej¨® al Gobierno que rebajara la clasificaci¨®n legal del cannabis de clase A a clase B (en Reino Unido hay una escala de sustancias ilegales).
Cuando el entonces responsable de Interior, Alan Johnson, decidi¨® prescindir de sus servicios por ese motivo, la respuesta del profesor fue acusar a los pol¨ªticos de actuar cara a la galer¨ªa y de minar el trabajo de los cient¨ªficos en su esfuerzo por aportar pruebas s¨®lidas sobre los efectos reales de las drogas.
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