El "terror feliz" de un premio Nobel
Mario Vargas Llosa presenta en sociedad su nueva novela, 'El sue?o del celta'
Durante el invierno de 1885, catorce pa¨ªses, ninguno de ellos africano, se reunieron en Berl¨ªn para repartirse ?frica. Entonces se decidi¨® regalar el Estado Libre del Congo a Leopoldo II, rey de los belgas. M¨¢s de dos millones y medio de kil¨®metros cuadrados de tierra rica en caucho -85 veces el tama?o de B¨¦lgica- fueron a parar a un hombre que hab¨ªa creado un aparato de propaganda para venderse a s¨ª mismo como el redentor de un pa¨ªs al que pretend¨ªa sacar del atraso del canibalismo usando la rutilante f¨®rmula de la letra ce: cristianismo, civilizaci¨®n y comercio.
Un a?o antes, un joven idealista norirland¨¦s llamado Roger Casement hab¨ªa acompa?ado al Congo al explorador Stanley, un mito de su infancia. A su lado descubri¨® que lo que los europeos hab¨ªan llevado a ?frica era un repertorio impune de compra y venta de seres humanos, explotaci¨®n, violaciones, tortura y mutilaciones. Aquella experiencia y otra similar en la Amazon¨ªa peruana sirvieron a Casement para redactar dos informes que lo convierten en uno de los primeros europeos en denunciar las atrocidades del colonialismo.
El autor confiesa que vive "un inc¨®modo" desequilibrio desde que gan¨® el Nobel
Las casi 900 personas que recibieron ayer con un aplauso cerrado a Mario Vargas Llosa (Arequipa, Per¨², 1936) en los Teatros del Canal de Madrid escucharon en silencio al ¨²ltimo premio Nobel de literatura, en conversaci¨®n con I?aki Gabilondo, hablar de su fascinaci¨®n por Casement, un personaje real convertido en el protagonista absoluto de El sue?o del celta (Alfaguara), la novela que ten¨ªa en la imprenta cuando hace casi un mes recibi¨® en Nueva York la noticia del galard¨®n.
Cuando Gabilondo le record¨® el silencio literario al que los compromisos del premio hab¨ªan conducido a muchos de los galardonados, el novelista peruano parafrase¨® a su maestro Flaubert -"Escribir es mi manera de vivir"- y a?adi¨®: "A la hora en que me encierro a escribir no hay Nobel que valga, empiezo a morirme de miedo y de inseguridad, tambi¨¦n de placer. La escritura es un terror feliz".
Desde que recibi¨® la madrugadora llamada del secretario de la Academia Sueca, los horarios de trabajo del escritor han saltado por los aires. Adem¨¢s Vargas Llosa confes¨® ayer que vive "un inc¨®modo desequilibrio" desde que gan¨® el premio, con apenas dos o tres horas de sue?o y problemas para trabajar, producto del acoso medi¨¢tico. Ayer, pasado el mediod¨ªa, el escritor entraba en el auditorio de la Casa de Am¨¦rica: all¨ª le esperaban 200 reporteros que rompieron a aplaudir cuando le vieron.
"El mundo ha repetido su visita a Vargas Llosa", dijo Pilar Reyes, directora de la editorial Alfaguara, recordando las horas neoyorquinas que siguieron al anuncio del galard¨®n. El sue?o del celta llega a las librer¨ªas con una tirada de medio mill¨®n de ejemplares (la mitad distribuidos en Espa?a) que ayer mismo desembarcaron en 17 pa¨ªses de habla hispana, Estados Unidos incluido. Veintid¨®s editores extranjeros trabajan ya en la traducci¨®n de la nueva obra de un cl¨¢sico vivo que el pr¨®ximo 10 de diciembre recibir¨¢ su premio en Estocolmo.
Despu¨¦s de contar que el anuncio del premio hab¨ªa interrumpido la redacci¨®n de La civilizaci¨®n del espect¨¢culo, el ensayo en el que estaba trabajando cuando se levant¨® el "torbellino sueco", Vargas Llosa respondi¨® a todo lo que le preguntaron pero guard¨® silencio sobre su discurso de recepci¨®n del Nobel. "Voy a guardar el secreto", dijo. Eso s¨ª, aunque lleva cerca de un mes con la cabeza en las nubes no ha despegado los pies del suelo: "Nunca estuvo entre mis aspiraciones literarias ganar el Premio Nobel. Mis ambiciones eran mayores: yo quer¨ªa escribir buenas novelas", afirm¨® ayer. "Mi ambici¨®n era que mis libros se leyeran como yo le¨ªa los libros que me cambiaron la vida".
Uno de ellos fue El coraz¨®n de las tinieblas, y en una biograf¨ªa de su autor, Joseph Conrad, Vargas Llosa se top¨® con la fascinante figura de Roger Casement. Diplom¨¢tico brit¨¢nico nacido en el Ulster, su conversi¨®n al nacionalismo irland¨¦s tras la experiencia africana le llev¨® a conspirar con Alemania durante la I Guerra Mundial para impulsar la independencia de Irlanda. Aquella conspiraci¨®n dio con sus huesos en una c¨¢rcel de Londres. "Fue un gran h¨¦roe moderno", le dijo Vargas Llosa a Gabilondo.
Hoy apenas nadie lo recuerda ni en ?frica ni en Per¨². El escritor lo comprob¨® cuando viaj¨® a los escenarios de su novela. Comprob¨® tambi¨¦n que buena parte de la situaci¨®n actual del Congo viene de aquella "vertiginosa brutalidad" de hace cien a?os. Cuando el escritor viaj¨® a aquel pa¨ªs para documentarse escribi¨® tambi¨¦n un reportaje que El Pa¨ªs Semanal public¨® en enero de 2009. Ayer record¨® la que ser¨ªa primera escena de aquel art¨ªculo: un campo para miles, de refugiados y el desgarrador aviso del doctor Tharcisse: "Lo peor no es esto, lo peor son las violaciones. Matan a m¨¢s mujeres que el c¨®lera, la fiebre amarilla y la malaria".
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