"Inv¨¦ntese un padre. Todas lo hacen"

"Vengo a inscribir a mi hijo adoptado", dijo la mujer a la funcionaria del Registro de Madrid un d¨ªa de abril de 2002.

-Escriba en la solicitud el nombre del padre.

-Mire, eso no va a ser posible porque no consta el padre biol¨®gico en los documentos de la adopci¨®n y yo he prohijado a mi hijo como madre soltera.

-Usted ver¨¢, la ley dice que tiene que nombrar al padre.

-?Qu¨¦ hago entonces, me lo invento?

-S¨ª. Lo hacen todas las mujeres en su misma situaci¨®n.

-?Y qu¨¦ padre suelen inventarse?

-Cantantes de moda. Ahora mismo, Ricky Mart¨ªn y tambi¨¦n, aunque menos, Julio Iglesias. Ricardo o Julio, a efectos legales.

La mujer no daba cr¨¦dito a lo que estaba oyendo y se neg¨® a entrar en semejante farsa. Pero la funcionaria le apremi¨®: o nombra a un padre o no hay libro de familia.

-?Podr¨ªan ser Richard Wagner o Prince, que me gustan m¨¢s? Ser¨ªan Ricardo o "el artista antes llamado Prince", a efectos legales.

La funcionaria not¨® la guasa y empez¨® a perder la paciencia: "O me da un nombre normal o le quito la vez". Al final la situaci¨®n se cerr¨® de forma absurda, con un nombre tambi¨¦n absurdo, tanto como la ley exig¨ªa. Hubo que esperar hasta 2008, cuando se derog¨® la norma, vigente desde el segundo Gobierno socialista, para que la madre reclamase un nuevo libro de familia adecuado a la realidad -lo hizo sobre todo pensando en el futuro DNI del hijo-, pero tuvo poca suerte, porque en la Comunidad de Madrid los tr¨¢mites van muy lentos. En otras autonom¨ªas, como Castilla y Le¨®n, el cambio se efect¨²a de forma casi autom¨¢tica. De nuevo, paciencia.