Nadie se atreve con el im¨¢n de Cunit
Administraciones y l¨ªderes isl¨¢micos rechazan el relevo de los condenados por acosar a la mediadora municipal
"?Por qu¨¦ no vamos a seguir?". Abderraman El Osri, el presidente de la Asociaci¨®n Isl¨¢mica de Cunit (Tarragona) condenado junto al im¨¢n de la localidad por orquestar una campa?a de coacciones contra la mediadora municipal, consider¨® ayer ins¨®lito que la sentencia pueda implicar que abandonen el liderazgo de esa comunidad. Nada les obliga a dejar sus cargos pese a la condena penal de nueve meses de c¨¢rcel para ¨¦l y un a?o de prisi¨®n para el im¨¢n, Mohamed Benbrahim, por abusar de ese liderazgo y acosar a Fatima Ghailan con el objetivo de que abandonara su empleo.
"Es cosa de nuestra comunidad", a?adi¨® El Osri. Tiene raz¨®n. La Comisi¨®n Isl¨¢mica, ¨®rgano representativo del islam ante el Gobierno espa?ol y que el Ejecutivo considera ¨²nico gestor de los posibles conflictos existentes en el seno de las comunidades musulmanas, ampar¨® ayer que los condenados mantengan su posici¨®n. "No pediremos a los musulmanes de Cunit que cambien de l¨ªderes", asegur¨® el secretario general de la Comisi¨®n, Riad Tatary.
La alcaldesa de la localidad mantiene a los sentenciados como interlocutores
Las administraciones admitieron que carecen de medios para obligar (o al menos influir) al relevo de unos l¨ªderes que, seg¨²n la sentencia judicial, manejan su comunidad con ciertos tics caciquiles. "No tenemos autoridad", aleg¨® una portavoz de la Generalitat de Catalu?a. "Solo la Comisi¨®n tiene potestad para actuar", a?adi¨® un portavoz de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia.
La alcaldesa de Cunit y senadora por Tarragona, Judith Alberich (PSC), mantiene que el conflicto es algo privado. Por ello no prev¨¦ desautorizar a los condenados como interlocutores ¨²nicos del colectivo musulm¨¢n. Todo ello tiene un resultado inquietante: seg¨²n las administraciones, no hay forma de prevenir nuevos excesos cometidos contra la v¨ªctima. Ghailan gan¨® el juicio pero ahora sopesa mudarse del pueblo, con lo que los condenados habr¨ªan logrado uno de sus objetivos.
La contradicci¨®n refleja el precario encaje del islam en Espa?a y la falta de autoridad entre los 1,3 millones de musulmanes espa?oles. La Comisi¨®n, enfrascada en una compleja reforma para atajar la crisis de liderazgo -solo aglutina a 400 comunidades del millar que hay en el pa¨ªs- rechaza censurar a los l¨ªderes de Cunit, que tampoco est¨¢n inscritos en el organismo. "Respetamos que decida la Junta de ese colectivo".
La entidad cunitense, registrada en 2001, est¨¢ integrada por un centenar de personas que ya se encontraron a El Osri de presidente. "Nunca lo hemos escogido, pero ayuda a obtener papeles. No tenemos quejas", dijo Hassan, habitual del centro. La Junta solo ha sufrido un cambio: en marzo de 2009, El Osri expuls¨® a dos vocales que cuestionaron su autoridad. Un informe municipal describe la entidad como una "asociaci¨®n unipersonal centrada en El Osri". Parece dif¨ªcil que la Junta llegue siquiera a debatir la expulsi¨®n del presidente y el im¨¢n.
Ello perjudica a la imagen del islam entre la sociedad, avisan los expertos. "Por el prestigio del islam deber¨ªa expulsarse a los condenados", lament¨® Mimon Jalich, secretario de la Uni¨®n de Centros Isl¨¢micos de Catalu?a, que promueve una democratizaci¨®n de las estructuras del colectivo. Luego se mostr¨® sincero ante el papel evasivo de la Comisi¨®n. "No s¨¦ por qu¨¦ no hace nada".
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