Tedeschini contra Catalu?a
Miguel Primo de Rivera, jerezano simp¨¢tico, siendo capit¨¢n general de Catalu?a se hab¨ªa mostrado condescendiente con las peculiaridades folcl¨®ricas catalanas, pero despu¨¦s del golpe del 13 de septiembre de 1923, tal vez para complacer a la guarnici¨®n de Barcelona, que siempre se hab¨ªa considerado celosa guardiana de la unidad patria, emprendi¨® una dura pol¨ªtica de represi¨®n no solo del catalanismo, sino aun de las m¨¢s inocentes expresiones de la catalanidad y en primer lugar de la lengua. Aseguraba que el catalanismo estaba ya extinguido y que solo lo alimentaban artificialmente el clero (dec¨ªa que el 90% o 95% de los sacerdotes catalanes eran separatistas, y lo atribu¨ªa a la maliciosa formaci¨®n impartida en los seminarios) y unos pocos literatos con sus mecenas burgueses. Su planteamiento era muy simple: el r¨¦gimen favorec¨ªa de mil maneras a la Iglesia espa?ola, a su jerarqu¨ªa y a sus instituciones, y proclamaba una confesionalidad p¨²blica intachable, por lo que ten¨ªa perfecto derecho a exigir que el Vaticano colaborara en la represi¨®n del catalanismo.
Tras la ca¨ªda de la monarqu¨ªa, Vidal y Barraquer se implic¨® en la pol¨ªtica de conciliaci¨®n entre la Iglesia y la Rep¨²blica
Ante la presi¨®n del Gobierno, P¨ªo XI encarg¨® al nuncio Federico Tedeschini una visita apost¨®lica (o sea, en nombre del Papa) a la Iglesia catalana. Tedeschini era de antemano enemigo fren¨¦tico de los nacionalismos, y aunque entrevist¨® a personalidades de ambas partes, solo dio cr¨¦dito a los espa?olistas. Su informe conclusivo es furibundo. El Dr. Ramon Corts Blay, que lleva muchos a?os recopilando documentaci¨®n vaticana referente a Catalu?a, acaba de publicarlo ¨ªntegramente en la prestigiosa revista Analecta Sacra Tarraconensia. Tedeschini se traga todas las calumnias que le cuentan sobre los seminarios catalanes, los capuchinos, el Foment de Pietat Catalana, la Obra d'Exercicis Parroquials y, especialmente, sobre los monjes de Montserrat y, entre vehementes exhortaciones al secreto (para que no puedan defenderse) concluye que hay que alejar al cardenal arzobispo de Tarragona, Vidal i Barraquer, y al abad de Montserrat, Antoni M. Marcet. Fruto de aquel informe fueron unos decretos de diciembre del mismo 1928 de cinco congregaciones romanas ("una de las raras victorias pol¨ªticas de que puede ufanarse el Gobierno de Madrid en la Roma del siglo XX", al decir de Ricardo de la Cierva) que, con palos de ciego, condenaban severamente abusos que no se daban.
No le fue dif¨ªcil a Vidal i Barraquer demostrar lo infundado de aquellas disposiciones, y los decretos, que no hab¨ªan sido promulgados oficialmente, fueron retirados sin derogarlos expresamente. Tedeschini qued¨® en falso, y en su informe despu¨¦s de la insurrecci¨®n del 6 de octubre de 1934 sangraba a¨²n por la herida cuando, considerando m¨¢s peligroso lo de Barcelona que lo de Asturias, escrib¨ªa: "... aquella Catalu?a que desde 1928 ha hecho sufrir tanto a este nuncio de Espa?a, y que ahora le est¨¢ dando demasiada, verdaderamente demasiada raz¨®n en todo lo que entonces dijo". Todav¨ªa en febrero de 1937 monse?or Rufini, secretario de la Congregaci¨®n Consistorial, ten¨ªa mala conciencia cuando preguntaba al obispo de Tortosa F¨¦lix Bilbao si aquellos decretos hab¨ªan llegado a ser publicados en alg¨²n bolet¨ªn diocesano o se hab¨ªa hablado de ellos en la prensa.
Curiosamente, al caer la monarqu¨ªa Vidal y Barraquer ser¨ªa el mayor colaborador del nuncio en la aplicaci¨®n de la pol¨ªtica vaticana de acatamiento del nuevo r¨¦gimen y de conciliaci¨®n entre la Iglesia y la Rep¨²blica. Por eso ambos eran odiados por la ultraderecha mon¨¢rquica, y aunque en 1936 Tedeschini se declar¨® inmediata y repetidamente a favor del alzamiento, el Gobierno de Burgos no se fiaba de ¨¦l. Su designaci¨®n por P¨ªo XII como Legado Apost¨®lico al Congreso Eucar¨ªstico de Barcelona del 1952 fue un bofet¨®n a Franco, y un puntapi¨¦ al Caudillo en salva sea la parte, fue el gran plant¨®n que Tedeschini le propin¨® en la solemne misa conclusiva.
Hilari Raguer es historiador y monje de Montserrat.
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