Obama viaja a Asia a la defensiva
El presidente de EE UU inicia hoy en India un viaje marcado por su reciente derrota electoral - Los republicanos critican el periplo por su elevado coste
Con las heridas a¨²n abiertas de su reciente desastre electoral, Barack Obama pone a partir de hoy a prueba, en un importante y dif¨ªcil viaje a Asia, las repercusiones que ese rev¨¦s dom¨¦stico ha tenido en su talla e influencia como l¨ªder mundial. Y los primeros s¨ªntomas no son nada halag¨¹e?os.
El viaje, que arranca hoy en Bombay y contin¨²a en Indonesia, Jap¨®n y Corea del Sur, ha estado precedido de una serie de pol¨¦micas que demuestran que Obama ha dejado de ser esa figura incontestable que pod¨ªa permitirse las apuestas internacionales m¨¢s osadas, como el di¨¢logo directo con los enemigos de Estados Unidos o la defensa de un mundo sin armas nucleares. El pr¨®logo de este viaje habla m¨¢s bien de un presidente a la defensiva.
La visita al templo sij se ha suspendido para evitar la foto de Obama con turbante
34 barcos de guerra proteger¨¢n al mandatario durante su paso por Bombay
Boeing y Lockheed negocian con Nueva Delhi la venta de 126 aviones de combate
El Gobierno indio es un aliado estrat¨¦gico de Washington en la guerra de Afganist¨¢n
Primero se sinti¨® forzado a cancelar su recorrido por el Templo Dorado de Amritsar, el lugar m¨¢s sagrado de la religi¨®n sij, a fin de evitar el uso del turbante, preceptivo para cualquier visitante, y librarse as¨ª de las fotos que servir¨ªan para seguir extendiendo dentro de Estados Unidos la falsedad de que el presidente es musulm¨¢n. La comunidad sij, una religi¨®n que cuenta en el mundo con m¨¢s miembros que el juda¨ªsmo, est¨¢ irritada por este desaire.
Horas antes de su partida, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, se vio obligado a responder en conferencia de prensa a una pregunta sobre si el pa¨ªs no estaba gastando demasiado dinero en este desplazamiento de Obama. Visiblemente molesto, Gibbs se limit¨® a decir que "se gasta lo mismo que se ha gastado antes en los viajes de Bill Clinton o George Bush". Pero eso no impidi¨® un intenso flujo en Internet sobre los 200 millones de d¨®lares (140 millones de euros) que se supone que esta gira costar¨¢ diariamente y sobre los 34 barcos de guerra que proteger¨¢n a Obama en esta ciudad india.
La Casa Blanca ha confirmado que esas cifras son falsas. Pero, l¨®gicamente, la presencia del presidente de Estados Unidos en Bombay, donde en 2008 se produjo una cadena de ataques terroristas que dejaron cerca de 200 muertos -entre otros objetivos, contra el hotel en el que se alojar¨¢ Obama-, ha obligado a un fuerte despliegue de seguridad que, obviamente, resulta muy costoso.
Estos dos episodios son un ejemplo del nuevo clima pol¨ªtico en el que se desenvuelve la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos. Cuando el presidente llega a India, una econom¨ªa en crecimiento desatado sobre la que el semanario The Economist pronostica que en 2013 rebasar¨¢ el empuje econ¨®mico de China, de lo que se habla es de los turbantes y del precio del Air Force One.
Una de las caracter¨ªsticas del extremismo ideol¨®gico que hoy domina el Partido Republicano es el desprecio por todo aquello de la pol¨ªtica exterior que no sea estrictamente la actuaci¨®n militar. El Departamento de Estado y su presupuesto ser¨¢n con seguridad dos de los blancos preferidos de la nueva mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes.
Aunque el presidente conserva constitucionalmente gran capacidad de maniobra en pol¨ªtica exterior, la Casa Blanca ve en peligro piezas tan vitales de la estrategia de seguridad de Estados Unidos como el tratado de desarme nuclear recientemente firmado con Rusia. Gibbs ha tenido que recordar esta semana a los nuevos miembros del Congreso que todos los tratados de desarme de la historia, desde Richard Nixon a Bill Clinton, han conseguido el respaldo casi un¨¢nime del Senado, donde pronto habr¨¢ que votar, con gran incertidumbre, sobre el Nuevo START. Obama est¨¢ considerando, incluso, forzar la ratificaci¨®n antes de que el nuevo Congreso tome posesi¨®n el 3 de enero.
El viaje a India, de gran trascendencia en s¨ª mismo, est¨¢, por tanto, gravemente condicionado por las dudas de c¨®mo ser¨¢ capaz Obama de sobreponerse, en el ¨¢mbito internacional, a la presi¨®n del Tea Party y sus socios. Algunos expertos indios han expresado en los ¨²ltimos d¨ªas su miedo a que, en estas circunstancias, Obama no pueda desarrollar la diplomacia agresiva que esta regi¨®n del mundo requiere.
Sin embargo, hay demasiado en juego en India como para que Obama no intente desmentir ese pesimismo. Adem¨¢s del inter¨¦s com¨²n en la lucha contra el terrorismo, sobre lo que hoy hablar¨¢ el presidente norteamericano, este pa¨ªs de m¨¢s de 1.200 millones de habitantes es el escenario perfecto para que las empresas norteamericanas expandan sus mercados.
M¨¢s de 200 empresarios acompa?an a Obama en su viaje. Boeing y Lockheed est¨¢n apostando por un contrato de 11.000 millones de d¨®lares por la venta de 126 aviones de combate. Boeing ha vendido, adem¨¢s, 30 aviones de transporte comercial a compa?¨ªas indias por cerca de 3.000 millones de d¨®lares. General Electric, Caterpillar y otras muchas firmas norteamericanas est¨¢n detr¨¢s de contratos multimillonarios.
"India es una piedra angular de nuestra aproximaci¨®n a Asia, enfocada en extender las exportaciones y profundizar nuestra cooperaci¨®n en otras ¨¢reas", afirma el viceconsejero nacional de Seguridad, Ben Rhodes.
Desde el punto de vista de la estrategia de seguridad, India no es menos importante. Con ning¨²n pa¨ªs del mundo ha realizado Estados Unidos en los dos ¨²ltimos a?os tantas maniobras militares como con India. Esta naci¨®n es un aliado esencial para la guerra de Afganist¨¢n, donde India ha gastado cerca de 1.500 millones de d¨®lares en proyectos de desarrollo; para la seguridad en diferentes regiones del Tercer Mundo -India es uno de los principales contribuyentes a las fuerzas de paz de la ONU- y, por supuesto, una pieza esencial de equilibrio en las complejas relaciones con Pakist¨¢n.
Todo eso, hoy en d¨ªa, es nada comparado con la foto de Obama con un turbante.
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