"Las v¨ªctimas no deben condicionar la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno"
Ma?ana, 10 de octubre, se conmemora por vez primera en el Pa¨ªs Vasco el D¨ªa de la Memoria, en recuerdo de las v¨ªctimas del terrorismo. En los actos participar¨¢n todas las instituciones, aunque la unanimidad no ser¨¢ absoluta debido al desmarque de Aralar y EA. Una figura clave en esta celebraci¨®n, que tendr¨¢ una periodicidad anual, ha sido Maixabel Lasa, directora de la Oficina de V¨ªctimas del Terrorismo del Gobierno vasco. Lasa es viuda del ex gobernador civil de Guip¨²zcoa Juan Mari J¨¢uregui, asesinado por ETA en julio de 2000.
Pregunta. En una comparecencia suya en el Congreso dijo que no cre¨ªa exagerado resaltar que estamos ante un final no muy lejano de ETA. ?En qu¨¦ se basa?
"Es dif¨ªcil poner en cuesti¨®n que estamos en el final de ETA"
"Las v¨ªctimas deben ser notarios de la autenticidad del final de la banda"
"Incluso el asesino de mi marido debe contar con otra oportunidad"
"Las v¨ªctimas de los GAL tambi¨¦n tienen derecho a ser reconocidas"
Respuesta. Es dif¨ªcil cuestionar que estamos inmersos en el proceso de final de ETA. Otra cosa es si dicho final est¨¢ m¨¢s o menos lejano. Y creo que es as¨ª por la extrema debilidad de la banda terrorista, consecuencia de la acci¨®n decidida del Estado de derecho, y por la sensible p¨¦rdida de apoyo a la violencia en su masa social tradicional. Los que vivimos en Euskadi sabemos que esto ¨²ltimo es una novedad importante. La cuesti¨®n ahora es si los etarras se dan por aludidos y responden de la ¨²nica manera que deben hacerlo: desapareciendo de la escena p¨²blica y disolviendo la organizaci¨®n terrorista.
P. ?Cree que la izquierda abertzale ser¨¢ capaz de arrastrar a ETA al final de la violencia?
R. Me gustar¨ªa que as¨ª fuera. Pero la historia de grandes frustraciones vividas hasta ahora juega a favor de la cautela y el escepticismo. Y es muy l¨®gico que as¨ª sea. En todo caso, si no es capaz de arrastrar a ETA, deber¨¢ romper con la banda terrorista. Con claridad y antes de que tomen, si lo hacen, la decisi¨®n de continuar como hasta ahora.
P. ?Qu¨¦ le parece la posici¨®n del Gobierno central y el vasco de que o la izquierda abertzale convence a ETA para que lo deje o rompe con ETA?
R. La posici¨®n de los Gobiernos me parece la ¨²nica posible. No hay ninguna transferencia de responsabilidad que la democracia deba y pueda aceptar. La izquierda abertzale sabe lo que tiene que hacer. Y enredar con otras cosas no sirve para nada como no sea para confundir y ganar tiempo de manera in¨²til.
P. ?C¨®mo contempla el final de ETA?
R. No soy especialista en estas cosas. El 2006 dej¨® un amargo sabor de boca que va a ser muy dif¨ªcil diluir con el tiempo. Es cierto que apoy¨¦ decididamente aquel proceso. Creo sinceramente que s¨ª tuvo el efecto de provocar una seria decepci¨®n en amplios sectores de la izquierda abertzale, que ha podido tener su reflejo en la evoluci¨®n que vemos ahora. Las cosas en adelante tienen que ser muy claras y la exigencia m¨¢xima. No hay otra receta.
P. ?C¨®mo ser¨¢ su final? ?Un d¨ªa nos daremos cuenta de que ha desaparecido porque lleva tiempo sin actuar? ?Habr¨¢ un texto?
R. Tampoco soy profeta. Tan solo espero que todos sepamos con certeza que ha llegado el final del terrorismo. Y que esta noticia se pueda verificar sin ning¨²n g¨¦nero de dudas.
P. Usted ha dicho que el final de ETA ser¨¢ el primero de una banda terrorista en el que sus v¨ªctimas ser¨¢n tenidas en cuenta. ?No ha sido as¨ª en otros pa¨ªses?
R. En la pr¨¢ctica totalidad de los casos conocidos las v¨ªctimas han aparecido en momentos posteriores a la resoluci¨®n final del conflicto. Ha sido muy habitual en este pa¨ªs establecer comparaciones con el caso irland¨¦s. Pues bien, cualquier observador atento de la realidad norirlandesa sabe que el acuerdo de Viernes Santo repar¨® en la existencia de las v¨ªctimas a ¨²ltima hora y de una manera casi anecd¨®tica. Una frase perdida en mitad del documento. Aqu¨ª sabemos desde hace tiempo que las v¨ªctimas deben ocupar un espacio moral y simb¨®lico. Ello permitir¨¢, sin duda, que el proceso de final de violencia las visibilice y cuente con su opini¨®n.
P. ?C¨®mo han de ser tenidas en cuenta las v¨ªctimas?
R. Las v¨ªctimas deben ser los notarios que velen por la autenticidad de un final que aspire a terminar bien. Son los fedatarios de la deslegitimaci¨®n social, moral y pol¨ªtica del terrorismo. Las que levantan el acta de que nunca hubo, hay ni habr¨¢ justificaci¨®n para el asesinato de nadie. Pero para que den su visto bueno a cualquier proceso deben concurrir circunstancias, unas condiciones de comodidad. Memoria, justicia y reconocimiento del da?o causado. Si falta cualquiera de ellas, el fantasma del precio pol¨ªtico asomar¨¢ indolente y las v¨ªctimas se convertir¨¢n en damnificadas de una paz que no sienten suya.
P. ?Qu¨¦ le parece que algunas asociaciones de v¨ªctimas exijan por escrito el rechazo a cualquier di¨¢logo con ETA?
R. No me parece razonable porque no creo que el pre¨¢mbulo de una ley sea el sitio adecuado para incorporar reivindicaciones de esa naturaleza. Y en segundo lugar, y esto es lo m¨¢s importante, porque olvida algo esencial en una democracia: la pol¨ªtica antiterrorista es responsabilidad exclusiva de los poderes p¨²blicos, en este caso del Gobierno, que han de ejercerla con el l¨ªmite de la ley, como es propio en un Estado de derecho. Son los poderes p¨²blicos los encargados de velar por el inter¨¦s general y esto es v¨¢lido tambi¨¦n para la pol¨ªtica antiterrorista. A mayor abundamiento, hoy por hoy el acuerdo sobre esta materia entre los principales partidos proporciona un grado de confianza a la ciudadan¨ªa que es preciso proteger y cuestiona seriamente la pretensi¨®n planteada. No es sensato en un tema tan delicado y tan trascendente para el bien com¨²n promover la desconfianza hacia los poderes p¨²blicos.
P. ?Qu¨¦ le parece la expresi¨®n de Mayor Oreja de que las v¨ªctimas siempre tienen raz¨®n?
R. Es una ocurrencia tan desafortunada como aquella otra de que ETA siempre dice la verdad. Felizmente, nos podemos equivocar. Las v¨ªctimas no siempre tienen la raz¨®n, pero tambi¨¦n es verdad que tienen razones que hay que considerar y valorar.
P. ?Cree que las v¨ªctimas deben condicionar la actividad del Ejecutivo y presionar a la justicia para que sus verdugos cumplan las penas en su integridad?
R. Es comprensible que algunas v¨ªctimas sientan preocupaci¨®n por la suerte de sus verdugos. Pero hay otro tipo de desconfianza que tiene que ver con cierta atm¨®sfera que se pretende crear deliberadamente para condicionar la pol¨ªtica penitenciaria del Gobierno. O la acci¨®n de la justicia. Y a esto digo que no. Las decisiones que se toman en este ¨¢mbito son adoptadas en el ejercicio de una responsabilidad intransferible, que, no tengo duda, est¨¢n alentadas por la consecuci¨®n del bien com¨²n y que tienen como ¨²nico l¨ªmite infranqueable el respeto a la legalidad vigente.
P. ?Cree posible la reinserci¨®n de los etarras?
R. Creo posible la reinserci¨®n de cualquier condenado por delitos graves, no solamente de terroristas. Y lo creo porque estoy convencida de que incluso el asesino de mi marido debe contar con una segunda oportunidad, una vez haga los deberes que se le impongan y muestre una ruptura clara con la violencia y con lo que supone. La pol¨ªtica penitenciaria que no se afane en ofrecer la reinserci¨®n a los condenados se convierte en pura venganza.
P. Usted reclam¨® recientemente en el Congreso que las otras v¨ªctimas de la violencia terrorista -de los GAL, etc¨¦tera- tuviesen reconocido el derecho al da?o causado. ?Cree posible que el Estado asuma ese compromiso?
R. Todas las v¨ªctimas del terrorismo, sin excepci¨®n, tienen derecho a la memoria, a la verdad, a la justicia y a ser reconocidas. Las v¨ªctimas de ETA y las de los GAL o las v¨ªctimas de grupos terroristas de extrema derecha. Ya he dicho que el Estado tiene una deuda pendiente con ellas y que es una impresi¨®n muy arraigada aqu¨ª. El Estado no ha dicho su ¨²ltima palabra en esta cuesti¨®n y ello contribuir¨¢ a suturar heridas que a¨²n permanecen abiertas en la corteza de la sociedad vasca.
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