El suicidio de Marruecos
No puede decirse que los ¨²ltimos discursos que Mohamed VI ha pronunciado en los aniversarios de la Marcha Verde hayan aportado nada positivo a la soluci¨®n del problema del S¨¢hara. El de hace un a?o tens¨® la cuerda de tal modo, acusando de traidor al que no afirmara la marroquinidad del S¨¢hara, que provoc¨® el caso Aminetu Haidar. Ella sola desafi¨® a todo el Estado marroqu¨ª, desacreditando al monarca y su Gobierno, que tuvieron que dar marcha atr¨¢s al admitir su regreso a El Aai¨²n, de donde hab¨ªa sido expulsada y privada de la nacionalidad marroqu¨ª.
El discurso del s¨¢bado pasado ha vuelto a gozar de la inoportunidad. Pronunciado en plena crisis del acampamiento de Agdaym Izik, a dos jornadas del primer encuentro entre el Frente Polisario y Marruecos que con mucha dificultad hab¨ªa logrado Christopher Ross reunir para discutir de una salida negociada, no ha sido capaz de confortar a los millares de acampados con unas palabras de reconocimiento de sus reivindicaciones y con la esperanza de hallar una soluci¨®n a un problema que se ha convertido, como dec¨ªa el poeta marroqu¨ª Abdellatif La?bi, en la enfermedad de Marruecos. Ni una palabra dedicada a los protagonistas de esta "revuelta de los oriundos", que hab¨ªan logrado contener su protesta en un tono de demanda social, ocultando o aplazando un fondo pol¨ªtico que apenas emerg¨ªa en la exigencia de control sobre las riquezas del territorio.
Mohamed VI se limit¨® en su discurso a las mismas promesas de hace un a?o, la reestructuraci¨®n de comisiones, consejos o agencias de desarrollo que en el a?o transcurrido han sido incapaces de aportar salida alguna al problema.
Es posible que esta actitud de avestruz haya desbordado el vaso. En el d¨ªa de ayer, al d¨ªa siguiente del discurso real, un comunicado surgido del campamento improvisado acababa con la contenci¨®n en que el movimiento se hab¨ªa mantenido, transformando la protesta social en protesta pol¨ªtica que descubr¨ªa sin ambages "el derecho inalienable a la libertad y a la autodeterminaci¨®n". La respuesta de las autoridades marroqu¨ªes no se ha hecho esperar, en un asalto sin precedentes al campamento que lo ha arrasado por completo y costado varias v¨ªctimas.
El primer an¨¢lisis que puede hacerse de este hecho es que Marruecos ha reventado conscientemente las negociaciones de Nueva York, perdiendo toda credibilidad en su apuesta por hallar una salida realista en su proyecto de autonom¨ªa. Pero ha matado en el huevo tambi¨¦n cualquier propuesta que la Comisi¨®n Real para la regionalizaci¨®n, presidida por Omar Azziman, deber¨¢ presentar en las pr¨®ximas semanas con un proyecto de autonom¨ªa para el S¨¢hara. Es cierto que un proyecto semejante choca con el escollo de que sin una democratizaci¨®n real de Marruecos, dicha autonom¨ªa carecer¨¢ de sentido. Y esa es, sin duda, la clave de todo el problema. Sin democracia, no habr¨¢ salida alguna al problema del S¨¢hara.
La gran pregunta es qui¨¦n, en el entorno del monarca, est¨¢ tan ciego que apuesta por el suicidio de todo un pa¨ªs.
Bernab¨¦ L¨®pez Garc¨ªa es catedr¨¢tico de Historia del Islam Contempor¨¢neo en la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM).
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