Agitar viejos fantasmas
El PP malinterpreta las declaraciones de Gonz¨¢lez para debilitar a Zapatero y Rubalcaba
La entrevista concedida por el ex presidente Gonz¨¢lez a este diario, y publicada el pasado domingo, est¨¢ siendo utilizada por el Partido Popular para atacar al Gobierno de Zapatero y, de manera particular, al vicepresidente Rubalcaba. Los argumentos del PP se apoyan en una interpretaci¨®n de las palabras de Gonz¨¢lez que falsea lo que realmente dijo: en ning¨²n momento se reconoci¨® ni impl¨ªcita ni expl¨ªcitamente en la entrevista como responsable ¨²ltimo de la guerra sucia, seg¨²n sostienen los dirigentes populares de manera interesada, sino precisamente como quien trat¨® de evitar que se llevara a cabo.
Como establecieron los tribunales en su d¨ªa, personas integradas en el aparato del Estado fueron responsables de cr¨ªmenes por los que fueron condenadas. Pero eso no quiere decir que el Estado como tal, en su cadena de mando institucional, tuviera que ver con los cr¨ªmenes. Desconocer este trascendental matiz no es solo forzar el sentido de lo que la justicia consider¨® probado, sino tambi¨¦n ignorar las complejas condiciones en las que se llev¨® a cabo la Transici¨®n desde la dictadura al actual sistema de libertades. Guerra sucia existi¨® antes de los Gobiernos de Gonz¨¢lez y tambi¨¦n hasta el a?o 86. Si no se dieron episodios bajo los Gobiernos del PP fue, sencillamente, porque encontraron resuelto ese siniestro problema, no porque su virtud fuera superior a la de sus predecesores.
Las razones espurias por las que el PP vuelve a agitar los viejos fantasmas de la guerra sucia tienen que ver con lo ¨²nico que parece moverlo: el af¨¢n por llegar al poder a cualquier precio. Lo hizo cuando la justicia investigaba (tras haber callado cuando la guerra sucia actuaba) y pretende volver a hacerlo ahora.
Solo que ha cambiado un dato esencial: en estos momentos, la banda terrorista que, desde el lado opuesto al golpismo, pretendi¨® acabar con el sistema democr¨¢tico sin conseguirlo, se encuentra en una situaci¨®n de extrema debilidad. Regresar a aquellos repugnantes episodios es ofrecerle una ventaja gratuita, y tanto m¨¢s gratuita en cuanto que solo se utilizan en el plano pol¨ªtico y no en el judicial. Si tan seguro est¨¢ el PP de que las declaraciones del ex presidente Gonz¨¢lez equivalen a una confesi¨®n, deber¨ªa acudir a los tribunales y no promover esc¨¢ndalos farisaicos ante c¨¢maras y micr¨®fonos.
La responsabilidad ante el punto crucial en que se encuentra la pol¨ªtica antiterrorista aconsejar¨ªa no ignorar que los asesinos se nutren, entre otros elementos, de las disensiones entre las fuerzas democr¨¢ticas. La que pretende provocar el PP no beneficia a nadie, salvo a los terroristas. Ser¨ªa inaceptable que, en la b¨²squeda de r¨¦ditos electorales, el r¨¦gimen de libertades perdiera esta nueva oportunidad de terminar con una lacra que lo ha acompa?ado desde su origen y lo ha colocado ante situaciones dram¨¢ticas a lo largo de su existencia. Eso es exactamente, y no otra cosa, lo que dec¨ªan las declaraciones de Gonz¨¢lez.
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