Siete c¨¢rceles m¨¢s y 4.700 plazas
El tripartito ha dignificado las prisiones, aunque siguen repletas
Construir prisiones no da votos, pero dignifica la vida de los reclusos y supone una apuesta decidida por su resocializaci¨®n. Los Gobiernos de Jordi Pujol solo edificaron dos c¨¢rceles en 20 a?os de competencias transferidas: Quatre Camins, en La Roca del Vall¨¨s, y Brians 1, en Sant Esteve Sesrovires (Baix Llobregat), inaugurada en 1991. La obra que deja la izquierda desde que alcanz¨® el poder en 2003 son tres prisiones nuevas en funcionamiento: Brians 2, Lledoners, en Sant Joan de Vilatorrada (Bages), y la de j¨®venes de Quatre Camins, todas inauguradas bajo el mandato de Montilla, con entre 2.600 y 3.100 plazas, seg¨²n la ocupaci¨®n que se haga de las celdas.
Otras dos c¨¢rceles m¨¢s ya est¨¢n acabadas (Mas Enric, en Tarragona, y la de Figueres) y en el caso de las prisiones de T¨¤rrega y la de presos preventivos de la Zona Franca de Barcelona, que despu¨¦s de muchas promesas supondr¨¢ el cierre de la ignominiosa Modelo, ya se han adjudicado las obras. Al final del proceso se habr¨¢n creado 4.700 nuevas plazas y se habr¨¢n cerrado seis presidios, pero seguir¨¢ sin poderse aplicar la Ley General Penitenciaria, que establece que ha de haber un preso por celda. Tambi¨¦n es verdad que, con las nuevas c¨¢rceles, se ha desterrado para siempre el hacinamiento de seis presos por celda (dos literas de tres pisos) que se viv¨ªa hasta hace poco en alg¨²n centro.
El endurecimiento progresivo del C¨®digo Penal para conductas que antes no eran delito (conducci¨®n bajo los efectos del alcohol o violencia contra la mujer, entre otras), el cumplimiento ¨ªntegro de las penas, la tendencia de los jueces de guardia a encarcelar a los extranjeros sin domicilio conocido para evitar la fuga y el incremento de los delincuentes multirreincidentes y muy violentos explican el progresivo aumento de la poblaci¨®n reclusa catalana. Si en junio de 1991 hab¨ªa en las c¨¢rceles catalanas poco m¨¢s de 5.000 reclusos, en la actualidad esa cifra se ha duplicado con creces. M¨¢s del 80% de ellos cumple condena (penados) y menos del 20% espera juicio (preventivos), pero hace dos d¨¦cadas estos ¨²ltimos superaban a los condenados.
El impulsor de ese plan de prisiones sin precedentes es Albert Batlle, secretario general de Servicios Penitenciarios de la Generalitat (uno de los pocos altos cargos que han durado siete a?os), quien ha invertido la hist¨®rica postura de los Ayuntamientos de "no en el jard¨ªn de mi casa" al poder elegir varias ubicaciones. La explicaci¨®n hay que buscarla en los est¨ªmulos econ¨®micos a los Ayuntamientos afectados por la construcci¨®n de la c¨¢rcel y la creaci¨®n de empleo en esas poblaciones.
El consejero Josep Maria Vall¨¨s dec¨ªa que "hacer prisiones no es un s¨ªmbolo de buena pol¨ªtica y tenerlas llenas es un fracaso", pero si no hubiera sido por ese plan, las prisiones catalanas se habr¨ªan convertido en un polvor¨ªn. Y desde mayo de 2004, cuando se produjo el grave mot¨ªn en Quatre Camins, no se han conocido m¨¢s revueltas ni episodios oscuros de vulneraci¨®n de derechos humanos.
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