Pensar el modelo
Los rankings de universidades y sus diversas mediciones y valoraciones son muy abundantes en el plano internacional y en el nacional (de cada pa¨ªs: no solo EE UU, sino tambi¨¦n Australia, Canad¨¢, Reino Unido, llevan muchos a?os haciendo este tipo de clasificaciones). Se trata de un fen¨®meno reciente, imparable y controvertido, por las implicaciones que tiene y su buen o mal uso, lo que hace que cada vez comience a estar m¨¢s justificado su an¨¢lisis exhaustivo. Adem¨¢s, los pa¨ªses (y las universidades) que llevan haciendo rankings desde hace muchos a?os son los mejor posicionados a nivel global, independientemente de que la lengua de estas clasificaciones sea el ingl¨¦s.
En el caso espa?ol, podr¨ªan resaltarse algunos efectos positivos y negativos. Entre los primeros, sirven para a?adir transparencia al sistema universitario espa?ol, pero esto tiene que ir unido a la definici¨®n del modelo de universidad que se persigue, la selecci¨®n de unos buenos indicadores en los que se basen y una metodolog¨ªa clara y expl¨ªcita (que los interesados deben conocer, porque en caso contrario, un n¨²mero no dice nada); se pueden plantear como una forma de rendici¨®n de cuentas, el derecho de todos a conocer los resultados y sopesar c¨®mo se gastan los recursos p¨²blicos. En este caso, s¨ª tendr¨ªa sentido hablar de rankings de universidades y, fundamentalmente, de p¨²blicas, donde se comparan servicios de car¨¢cter muy parecido; y pueden servir como un incentivo para mejorar por parte de los equipos de gobierno de las universidades, de los Gobiernos regionales y del propio Gobierno de Espa?a.
No obstante, entre los efectos negativos o indeseados destaca la cuesti¨®n de que se conviertan en "dogmas de fe". Nadie se cuestiona ya los criterios que hay detr¨¢s de su elaboraci¨®n (en el ranking de Shangh¨¢i siguen teniendo un peso muy importante los premios Nobel y medallas Field, tanto para alumnos como para profesores) o su metodolog¨ªa (el Times Higher Education utiliza encuestas, aunque ha bajado su ponderaci¨®n, y no se conoce qui¨¦nes son los encuestados y c¨®mo son capaces de conocer el funcionamiento completo de las universidades del mundo a las que valoran).
En el ¨¢mbito internacional, y en los ¨²ltimos a?os en Espa?a, existe un sesgo a favor de los rankings de actividad investigadora (producci¨®n cient¨ªfica), desde?¨¢ndose una funci¨®n tan valorada por la sociedad como es la docencia (formaci¨®n), el car¨¢cter emprendedor o la innovaci¨®n. En Espa?a, todav¨ªa no existe un ranking "oficial" de universidades. Comienzan a aparecer cada vez m¨¢s trabajos que clasifican a las universidades espa?olas, aunque queda mucho camino por recorrer. Lo que ocurrir¨¢ si no se realiza desde nuestro pa¨ªs es que vendr¨¢ impuesto desde fuera, desde Europa, desde Iberoam¨¦rica o incluso desde alg¨²n pa¨ªs asi¨¢tico.
Carmen P¨¦rez Esparrells es profesora de Econom¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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