Le Carr¨¦ en estado puro
Al final, todos los grandes narradores giran una y otra vez en torno a un ¨²nico tema. Y John Le Carr¨¦ no es una excepci¨®n. Ya sea desde las brumas y la paranoia de la guerra fr¨ªa o desde las injusticias de la globalizaci¨®n, el gran novelista brit¨¢nico ha escrito siempre sobre un mismo asunto: personajes que luchan por mantener su moralidad en un mundo inmoral. A veces son tipos esc¨¦pticos, como el inolvidable George Smiley de la serie de El Circus, otras, como Tessa Quayle en El jardinero fiel, est¨¢n dispuestos a dejarse la vida en un empe?o f¨²til por una justicia arrinconada por la realidad. Su ¨²ltima novela, la estupenda Un traidor como los nuestros, se ci?e una vez m¨¢s a ese tema esencial. Una pareja brit¨¢nica acaba mezclada en la deserci¨®n de un mafioso ruso, encargado de lavar cantidades ingentes de dinero y, como si fuesen personajes de una pel¨ªcula de Alfred Hitchcock, se ven arrastrados por una intriga que les supera. Esta novela es un Le Carr¨¦ en estado puro: esp¨ªas cansados que se mueven en una inmensa gama de grises, seres solo aparentemente ingenuos atrapados en la tela de ara?a de la vida, y detr¨¢s una devastadora descripci¨®n del mundo que estamos construyendo. "Y alrededor del dinero sucio, los beneficios del dolor
Un traidor como los nuestros
John Le Carr¨¦
Traducci¨®n de Carlos Milla Soler
Plaza & Jan¨¦s. Barcelona, 2010
394 p¨¢ginas. 22,90 euros
... Tambi¨¦n eso lo hemos visto. Una octava parte de la econom¨ªa de este puto mundo: m¨¢s negra que la boca de un t¨²nel, los dos lo sabemos", relata uno de sus personajes. Muchos agoreros se apresuraron a decretar el final de John Le Carr¨¦ cuando se clausur¨® el tel¨®n de acero, como si por el hecho de que la Antig¨¹edad cl¨¢sica se hubiese acabado Robert Graves o Gore Vidal ya no hubiesen podido escribir m¨¢s novelas. Al igual que Greeneland, el territorio en el que transcurren las novelas de Graham Greene (seguramente el escritor con el que tenga m¨¢s relaci¨®n el autor de El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo porque los dos plantean dilemas morales), el espacio en el que se mueven los personajes de Le Carr¨¦ es imaginario a pesar de estar ligado a la realidad. Fue el gran escritor de la guerra fr¨ªa y ahora se est¨¢ convirtiendo en uno de los grandes narradores de la globalizaci¨®n y del mundo posterior al 11-S -"el desafortunado y est¨¦ril periodo entre la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y el favor que nos hizo Osama Bin Laden el 11 de septiembre", afirma uno de los esp¨ªas de su ¨²ltimo relato-. Desde El jardinero fiel, ha analizado a fondo la inmoralidad de las grandes corporaciones o la opacidad del sistema financiero. Cuando el lector se sumerge en las p¨¢ginas de Un traidor como los nuestros, detr¨¢s de un relato policiaco trepidante, va teji¨¦ndose la descripci¨®n de un mundo amoral en el que el dinero sucio se mezcla con el limpio, en el que toneladas de carne podrida acaban en los mercados rusos gracias a la ceguera (producida por unos buenos sobornos) de funcionarios europeos. Y, sabemos, porque Le Carr¨¦ nos lo ha contado una y otra vez, que hasta en ese mundo de grises podemos elegir entre lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal, entre lo correcto y lo inmoral.
Un tra?dor com els nostres. John Le Carr¨¦. Traducci¨®n de Marta Pera i Cucurell. Edicions 62. Barcelona, 2010. 381 p¨¢ginas. 22,90 euros.
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