Multas ling¨¹¨ªsticas: aplicar la ley
CiU fij¨® las sanciones por no rotular en catal¨¢n, pero nunca us¨® la norma
Manuel Nevot vivi¨® sin querer su minuto de gloria en 2008, con una frase que puso encima de la mesa un tema que se convirti¨® en una obsesi¨®n para el Partido Popular y Ciutadans: las multas ling¨¹¨ªsticas. "Tengo aqu¨ª un expediente de un ciudadano catal¨¢n al que se ha multado con 400 euros", anunci¨® Mariano Rajoy durante el cara a cara preelectoral. Se refer¨ªa a Nevot, agente inmobiliario de Vilanova i la Geltr¨² al que se mult¨® por rotular su establecimiento solo en castellano. Su caso convirti¨® la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica en casus belli de la legislatura. Ciutadans hab¨ªa basado su irrupci¨®n en el Parlament, dos a?os antes, en denunciar la, a su juicio, "imposici¨®n del catal¨¢n"; el PP, adormilado durante la ¨¦poca de Jordi Pujol en esta cuesti¨®n, se vio forzado a sumarse. La reacci¨®n, a contrapi¨¦, ha sido fuerte y en ocasiones ha rozado el rid¨ªculo: por ejemplo, cuando se han recurrido normas que el partido apoy¨® en el pasado.
La Generalitat tiene la obligaci¨®n de castigar a quien no etiquete en castellano
Las multas por no rotular en catal¨¢n han sido la punta de lanza de esta pol¨¦mica. El Gobierno de Jordi Pujol aprob¨® la Ley de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica en 1998. Un brindis al sol: CiU nunca la aplic¨®. "Pujol hizo la ley de cara a la galer¨ªa", lamenta Jordi Anguera, actual director de la Agencia Catalana de Consumo. El tripartito la aplic¨® cuando ERC se hizo cargo de Consumo en 2003. Poco a poco las multas se fueron conociendo: en 2003 las primeras inspecciones arrojaron dos sanciones; en 2004, 22 multas, y en 2005, 119.
Anguera accedi¨® al cargo tras la configuraci¨®n del segundo tripartito, que ha dejado las competencias de consumo en manos del departamento de Econom¨ªa, y resume su estrategia: sin abandonar las multas, se opt¨® por la pedagog¨ªa. "Si hay voluntad, no hay sanci¨®n", resume Anguera, al frente de la agencia desde ese a?o. Pero las multas han ido aumentando: 126 en 2006, 138 al a?o siguiente, ascendieron a 209 en el 2008 y bajaron a 152 en 2009. "Hemos logrado que el 80% de los procedimientos no acaben en sanci¨®n. Pero hay gente que no quiere", apunta Anguera.
Las campa?as contrarias a las multas han sido en balde. El C¨®digo de Consumo, aprobado recientemente, aumenta la presencia del catal¨¢n en el comercio y obliga al comerciante a atender en las dos lenguas oficiales. El conflicto se perpet¨²a: la norma est¨¢ recurrida ante el Tribunal Constitucional, que revisar¨¢ los recursos del PP y de la Defensora del Pueblo.
Consumo se defiende: "Cumplimos con la ley", justifica Anguera. Ni el PP y Ciutadans han cuestionado la labor de la agencia en proteger el castellano. Son datos m¨¢s escondidos -no hay recuento espec¨ªfico-, pero hablan por s¨ª solos. En 2009 la Generalitat mult¨® a 94 empresas por no etiquetar en espa?ol, cumpliendo con las 120 normas estatales que obligan a dar la informaci¨®n en castellano. Estas sanciones han aumentado por la presencia de alimentos procedentes de otros pa¨ªses.
La inmersi¨®n educativa, en entredicho
El modelo educativo catal¨¢n, basado en la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica, ha estado en el punto de mira del PP y Ciutadans en esta legislatura junto a las multas ling¨¹¨ªsticas. Fue instaurado en 1983, revisado en 1998 y ratificado esta legislatura con la Ley de Educaci¨®n, y los informes avalan que los ni?os salen de la escuela dominando el catal¨¢n y el castellano. En general no hay conflictos, pero ambos partidos reclaman la libertad de elegir el idioma de ense?anza y se agarran como clavo ardiendo a los pocos padres que denuncian la inmersi¨®n.
La sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto ha abierto expectativas al PP y Ciutadans. De forma ambigua, el fallo del alto tribunal abre la puerta a la inclusi¨®n del castellano como idioma vehicular, frente a las dos horas semanales de dedicaci¨®n que especifica la Ley de Educaci¨®n. El alcance de este punto del fallo a¨²n no es visible, pero el PP y Ciutadans han puesto en marcha la maquinaria para acabar con el modelo de inmersi¨®n.
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