Sarkozy pone en marcha el cambio de Gobierno para ganar popularidad
La dimisi¨®n del primer ministro Fillon abre el proceso de remodelaci¨®n
Nicolas Sarkozy comienza a mover las fichas de su futuro Gobierno a fin de remontar el vuelo de sus sondeos catastr¨®ficos, encarar la ¨²ltima parte de su mandato y afrontar con garant¨ªas electorales su reelecci¨®n en 2012. Ayer por la tarde, como manda el protocolo, Fillon present¨® su dimisi¨®n despu¨¦s de entrevistarse dos veces con el presidente de la Rep¨²blica en el Palacio del El¨ªseo, una por la ma?ana y otra por la tarde. Un largo apret¨®n de manos en el porche del palacio parec¨ªa poner fin a esta colaboraci¨®n que se ha marcado por la diferencia de car¨¢cter de los dos pol¨ªticos, a veces complementarios y a veces opuestos: Sarkozy es m¨¢s expansivo, fren¨¦tico y variable; Fillon, mucho m¨¢s tranquilo, discreto y constante.
La situaci¨®n pol¨ªtica est¨¢ estancada desde junio por las huelgas contra las reformas
Las encuestas son catastr¨®ficas para Sarkozy a 18 meses de las elecciones
En un principio, daba la impresi¨®n de que Fillon se alejaba del proyecto de Sarkozy. Pero a las nueve y media de la noche, una fuente cercana al El¨ªseo citada por el diario Le Monde anunci¨® que el mismo Fillon ser¨¢ nombrado hoy nuevo primer ministro. Si esto es as¨ª, su dimisi¨®n solo constituye el tr¨¢mite previo a la profunda reforma del Gobierno que Sarkozy va a llevar a cabo tambi¨¦n hoy o ma?ana.
En las ¨²ltimas semanas, el primer ministro hab¨ªa ganado puestos en las quinielas que preconizaban la composici¨®n del pr¨®ximo Gobierno de Sarkozy. De hecho, se daba casi por sentado que seguir¨ªa a pesar del baile de ministros. ?l mismo, hace diez d¨ªas, manifest¨® en un discurso que era un error "cambiar de t¨¢ctica en medio de la marcha". Sus palabras fueron entendidas como una autoproclamaci¨®n. Su tasa de popularidad exced¨ªa la del propio Sarkozy y, adem¨¢s, se consideraba que su capacidad de aglutinar a las fuerzas de la derecha constitu¨ªa una garant¨ªa para evitar divisiones.
El ministro de Ecolog¨ªa, el centrista Jean-Louis Borlo, tambi¨¦n visit¨® al jefe del Estado ayer en El El¨ªseo. Esto puede significar algo... o no. Borlo tambi¨¦n ha figurado entre los ministros con posibilidades. Pero en los ¨²ltimos d¨ªas parec¨ªa excluido. En una reuni¨®n con sus fieles, el lunes, seg¨²n relataron algunos de los asistentes, adelant¨® que Sarkozy le hab¨ªa informado de que no ser¨ªa primer ministro. ?l mismo, d¨ªas despu¨¦s, se encarg¨® de desmentir ese comentario, postul¨¢ndose de nuevo. Su perfil m¨¢s centrista y cierta sinton¨ªa social le confer¨ªa aptitudes para encarar esta nueva etapa en la que Sarkozy busca reconciliarse con la calle despu¨¦s de la marea de huelgas y movilizaciones tras la reforma de las pensiones.
Sea quien sea (su nombre se sabr¨¢ hoy o ma?ana) el nuevo Gobierno cambiar¨¢ profundamente, seg¨²n los analistas pol¨ªticos franceses. Sarkozy elegir¨¢ un Gabinete-soldado en torno a ¨¦l, muy pol¨ªtico, sin coqueteos con la izquierda como hasta ahora, que le sirva, sin fisuras, para encaminarse a las elecciones presidenciales de 2012 con garant¨ªas de triunfo. Se da por hecho, pues, que el at¨ªpico ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, ex ministro socialista, dejar¨¢ el cargo. Tambi¨¦n la secretaria de Estado de Asuntos de la Ciudad, Fadela Amara, ex presidenta de la asociaci¨®n Ni putas ni sumisas, abandonar¨¢ el Gobierno.
Queda por ver cu¨¢l ser¨¢ el futuro del ministro de Trabajo, el pol¨¦mico Eric Woerth, encargado de pilotar la reforma de las pensiones y maniatado desde junio por el caso Bettencourt, el tentacular episodio en el que se relacionaban las herencias millonarias y el trato de favor a la heredera del imperio L'Or¨¦al, Liliane Bettencourt. Hasta ahora, ni ¨¦l pod¨ªa dimitir (a pesar de que su mujer era empleada de los Bettencourt) debido a que llevaba entre manos la reforma m¨¢s emblem¨¢tica del Gobierno ni Sarkozy destituirle, por la misma raz¨®n. Pero, con la reforma promulgada el mi¨¦rcoles, Woerth no tiene nada que le proteja excepto su propio prestigio y la confianza que Sarkozy a¨²n deposite en ¨¦l.
La situaci¨®n pol¨ªtica de Francia, desde junio, se mantiene estancada: el caso Bettencourt monopoliz¨® la atenci¨®n de todo el pa¨ªs hasta el verano. Despu¨¦s, tras la vuelta de vacaciones, lo hizo el pulso enconado entre los sindicatos y el Gobierno por la pol¨¦mica y contestada reforma de las pensiones. Hubo diez jornadas de movilizaciones, huelgas sectoriales continuadas, el pa¨ªs se coloc¨® al borde mismo del colapso por la falta de gasolina... Los sondeos hundieron a¨²n m¨¢s a Sarkozy. El ¨²ltimo, publicado esta semana por el semanario Le Point, colocaba al jefe del Estado franc¨¦s con una popularidad del 30%, la m¨¢s baja jam¨¢s conocida. Para conjurar esa ca¨ªda ininterrumpida, Sarkozy ha comenzado ya a mover peones y pasa al contraataque.
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