"Imposible aguantar as¨ª"
El Ayuntamiento recorta las horas de atenci¨®n a personas impedidas - La Concejal¨ªa justifica la medida por el aumento de los solicitantes- El Defensor del Pueblo ve indefensi¨®n de los mayores ante los recortes
Mar¨ªa Zoilo no puede andar. Para moverse tiene que arquear el cuerpo, casi vencido, sobre una muleta y arrastrarse poco a poco por el parqu¨¦. Su marido s¨ª puede mover la alargada figura con cierta agilidad. Sobre todo, si se tiene en cuenta que tiene 88 a?os. ?l cuida de su mujer, limpia lo que puede y entre los dos hacen la comida. Hace unos meses les lleg¨® la carta. Les quitaban dos horas de ayuda. La se?ora que iba de lunes a viernes ahora solo est¨¢ una hora para ba?ar a Mar¨ªa. Ya. Ninguna otra mano colaboradora para estos dos ancianos. Su caso no es excepcional.
"Les pasa a casi todos los mayores del barrio y esto es imposible de aguantar", dice Mar¨ªa, vecina de La Elipa. Lo corrobora una de las trabajadoras de Eulen, una de las empresas concesionarias municipales para estos menesteres: "Tenemos media hora para auxiliar a gente que necesita mucha m¨¢s atenci¨®n. Lo hacemos mal y deprisa. Es frustrante y encima fatal para nosotras, que cobramos por hora". Y tambi¨¦n lo reflejan las cifras en su formato albar¨¢n: en un a?o se ha pasado de una media superior a las 18 horas mensuales de atenci¨®n a frisar las 17. Hace tres a?os eran casi 20, que era la promesa y objetivo electoral confeso del PP.
"Tenemos que hacer todo deprisa y mal", dice una de las auxiliares
"Es cierto que las horas han bajado, pero es porque hay m¨¢s demanda", argumenta el director General del Mayor del Ayuntamiento de Madrid, Florencio Mart¨ªn. Tambi¨¦n recuerda que la atenci¨®n municipal no es un "derecho objetivo, sino una ayuda que igual que se da se puede quitar".
Mart¨ªn considera que las cr¨ªticas son injustas y que el servicio del Ayuntamiento "es ejemplar". Pero tambi¨¦n concede que la ecuaci¨®n con mismo presupuesto y mayor necesidad de gasto no beneficia. "Es lo que hay", concluye estoicamente.La concejal socialista Carmen S¨¢nchez Carazo atiende a esas razones, pero se?ala que la concejal del ramo, Concepci¨®n Dancausa, "es incapaz de reconocer lo que ya es un secreto a voces, que reducen las horas por falta de dinero. ?Qu¨¦ lo digan!".
La atenci¨®n se ha ido reduciendo, como en el caso de Carmen, de 92 a?os. En junio le lleg¨® la noticia. Le recortaban las horas porque sus hijas se pod¨ªan hacer cargo de ella. Pero su hija Antonia, la que la cuida realmente -la otra hermana no dispone de tiempo-, casi no se puede cuidar de s¨ª misma por problemas de columna y est¨¢ de baja laboral. "Solo le puedo hacer la comida", afirma.
Hay muchos m¨¢s casos. Una vecina de Lavapi¨¦s paga unos euros a un vendedor de discos pirata que tiene su tenderete bajo su ventana para que la ayude a cambiar a su marido, inm¨®vil en su silla. "No podemos con ¨¦l. Pesa demasiado. Y nos quitan todas las ayudas". Prefiere no decir su nombre, igual que los cuatro trabajadores sociales consultados que coinciden en que la disminuci¨®n de horas es mucho mayor que la que arrojan las propias cifras.
Tanto es as¨ª que la situaci¨®n no ha pasado inadvertida tampoco para el Defensor del Pueblo que califica la situaci¨®n de "muy grave" en su anuario del a?o pasado, en el que recapitula algunas de las quejas recibidas en su oficina. Entre ellas, la de "una mujer de 89 a?os que recib¨ªa desde hace dos a?os ayuda a raz¨®n de una hora diaria, imprescindible para su vida cotidiana, y la vio interrumpida sin explicaci¨®n alguna". Estas revisiones del n¨²mero de horas, que Mart¨ªn defiende argumentando que se basan en una ordenanza municipal de 2009, el Defensor considera que provoca "indefensi¨®n en los beneficiarios".
La ordenanza entr¨® en vigor el 1 de octubre de 2009 y recibe el nombre de Ordenanza de Prestaciones de Mayores. La idea era partir de datos de valoraci¨®n objetivos. El resultado, seg¨²n dos de los trabajadores sociales que deben ponerla en pr¨¢ctica, es "generar trabajo burocr¨¢tico y complicar el acceso del usuario a los recursos". Esta norma dispar¨® el gasto en prestaciones y ese aumento provoc¨® un efecto rebote reduci¨¦ndose de nuevo la inversi¨®n "de manera dr¨¢stica". Los trabajadores, de barrios como Chamber¨ª o Centro, con mucha poblaci¨®n envejecida, tachan de "insostenible la ayuda y peor a¨²n en combinaci¨®n con la Ley de Dependencia, que en la Comunidad se aplica de la manera tan deficiente como se aplica".
"Alguna gente de un mismo edificio tiene muchas horas y otros ninguna teniendo el mismo grado de necesidad", denuncia otra trabajadora. Ello se debe a que algunos se rigen por la nueva norma y otros heredaron la antigua. "Un caos que no beneficia a nadie", insiste.
En las circulares que llegaron a los trabajadores se puede leer que revisen las horas que se concede a los usuarios. "Pero esa revisi¨®n tambi¨¦n puede ser al alza", subraya Mart¨ªn, que en cualquier caso considera b¨¢sico que "deja una horquilla de m¨ªnimos que siempre se respeta".
Mar¨ªa Zoilo no entiende cu¨¢l fue su pol¨ªtica de m¨ªnimos. Y por eso su marido sigue yendo a la junta de distrito para hablar con los trabajadores sociales y mostrarles los informes que reconocen la incapacidad de su mujer en casi el 70%. "Y aun as¨ª no me dan nada. No lo entiendo". Tampoco le hicieron caso en otra petici¨®n. Cuando hace dos meses le lleg¨® la mala noticia de que le quitaban la limpieza, pidi¨® que le quitasen los ba?os. No le hicieron caso. "Creo que aqu¨ª hay un problema de dinero", es su final mientras se apoya en Manuel, su marido: "La ¨²nica ayuda que el Ayuntamiento no me puede quitar".

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