"La gente cree que est¨¢n malditos"
La epidemia, in¨¦dita en el pa¨ªs en m¨¢s de cien a?os, ha causado m¨¢s de 1.000 muertos y se suma a los desastres del terremoto y las inundaciones
Los haitianos miran con malos ojos al Meille, r¨ªo junto al que los soldados nepal¨ªes de la Misi¨®n de Naciones Unidas para la Estabilizaci¨®n de Hait¨ª (Minustah) estuvieron acampados y uno de los posibles focos de la cepa que ha extendido el c¨®lera por el pa¨ªs. "Desde que apareci¨® el brote, los haitianos est¨¢n preocupados por su origen", explica por tel¨¦fono desde Puerto Pr¨ªncipe el cooperante de la organizaci¨®n Internews Yvens Rumblod. Periodista haitiano de 21 a?os, Rumbold explica que muchos haitianos responsabilizan a los militares nepal¨ªes de la epidemia. "Necesitan saber de d¨®nde viene el brote y eso explica que se echen a las calles. Habr¨¢ m¨¢s manifestaciones".
Con m¨¢s sorpresa que este periodista local, Suranga Mallawa, de la oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, insiste en que "los haitianos solo quieren saber el origen de la epidemia". Mallawa, que lleg¨® al pa¨ªs tras el terremoto del 12 de enero y regres¨® ante la llegada del hurac¨¢n Tom¨¢s -que dej¨® a su paso 21 muertos-, afirma que para la mayor parte de los haitianos "solo los extranjeros pueden haber tra¨ªdo la enfermedad". Al desconocimiento, campo de batalla de las ONG, Mallawa une otro sentimiento que refuerza la epidemia, la impotencia: "Esperaban haber regresado a sus hogares tras el temblor y no han podido".
Las ONG denuncian que la falta de informaci¨®n oficial dispara el p¨¢nico
Pero los choques entre la Minustah y los manifestantes no se reducen a Cabo Haitiano como relata Dana van Alphen, de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. "Los episodios de violencia se han extendido a otros lugares del pa¨ªs y van aumentar", se aventura a pronosticar esta cooperante.
Hait¨ª vive su tercer drama -tras el se¨ªsmo del 12 de enero y el paso del hurac¨¢n y las inundaciones- en solo 10 meses sumergido en un clima de ignorancia y desconfianza. "Tienen miedo, incluso a tocar a los pacientes de c¨®lera" explica Van Alphen, quien ejemplifica este estado de nervios con la negativa de un grupo de desplazados por el terremoto en Puerto Pr¨ªncipe a la instalaci¨®n de un equipo de prevenci¨®n. "Cre¨ªan que ser¨ªa un foco de contagio".
M¨¢s de 100 a?os despu¨¦s del ¨²ltimo brote de c¨®lera, la enfermedad se ha presentado en Hait¨ª como algo nuevo y desconocido, fantasma que ha hecho revivir a muchos ciudadanos el drama del terremoto. "Tras el se¨ªsmo, muchos haitianos se sintieron muy culpables por no enterrar correctamente a sus familiares", explica Pauline Peenairt, trabajadora de la ONG Acci¨®n contra el Hambre (ACH). "Con el c¨®lera est¨¢ pasando lo mismo, les ha sorprendido y no estaban preparados (...) La gente cree que el c¨®lera est¨¢ relacionado con el vud¨², que [los enfermos] est¨¢n malditos".
El sentimiento de inseguridad que trastabill¨® la primera reacci¨®n de emergencia tras el terremoto vuelve a las mentes de los haitianos. "Es una inseguridad mental, f¨ªsica y material", afirma Peenairt, que, no obstante, aprovecha para aclarar que esas emociones no se han vuelto contra los cooperantes ni las organizaciones humanitarias.
"Cuando estoy en el terreno -contin¨²a la trabajadora de ACH- no siento un enfado real contra las ONG. No es odio contra la ocupaci¨®n extranjera, sino que es un mecanismo psicol¨®gico por la falta de informaci¨®n". En el mismo sentido, Julien Schindall, de la organizaci¨®n brit¨¢nica Oxfam Internacional, cree que la falta de experiencia con una enfermedad como el c¨®lera es la que est¨¢ haciendo brotar una nueva como la violencia.
"Los haitianos est¨¢n asustados, ni siquiera saben que el c¨®lera tiene tratamiento, necesitan m¨¢s informaci¨®n". Y m¨¢s que datos ¨²tiles sobre la epidemia, lo que ahora pueden leer los haitianos en las calles son carteles pol¨ªticos para los comicios del 28 de noviembre.
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