Los republicanos frenan el tratado de reducci¨®n de armas nucleares

El n¨²mero dos en la jerarqu¨ªa republicana en el Senado de EE UU, Jon Kyl, asest¨® ayer un duro golpe al plan del presidente Barack Obama de ratificar el nuevo Tratado de Reducci¨®n de Armas Nucleares Estrat¨¦gicas (START, en sus siglas en ingl¨¦s) antes de que acabe el a?o. El varapalo podr¨ªa no ser solo una cuesti¨®n de tiempo y resultar mortal para un acuerdo perge?ado con Rusia que deb¨ªa enterrar la guerra fr¨ªa. Ello se debe a la nueva aritm¨¦tica que se ha instaurado en el Congreso tras las pasadas elecciones -desfavorables para los dem¨®cratas- y por la que al partido en el Gobierno le va a resultar muy dif¨ªcil obtener los dos tercios necesarios del Senado para ratificar el nuevo tratado.

La Administraci¨®n Obama necesita 67 votos para sacar adelante el acuerdo

La pol¨ªtica exterior de Obama queda gravemente tocada tras el anuncio republicano y, seg¨²n los expertos, la credibilidad del presidente en la escena internacional podr¨ªa estar herida de muerte si se cumple la amenaza republicana. El nuevo START supone el mayor acuerdo de desarme nuclear en 20 a?os y deb¨ªa abrir entre Rusia y EE UU un nuevo horizonte de cooperaci¨®n. Obama y el presidente ruso, Dmitri Medv¨¦dev, iniciaron este camino en abril en Praga. El pasado fin de semana, el presidente estadounidense reafirmaba a Medv¨¦dev su compromiso de sacar adelante el tratado y le daba categor¨ªa de "m¨¢xima prioridad" para su Administraci¨®n.

Pero los republicanos ten¨ªan otros planes y han dejado en la estacada a Obama a solo unos d¨ªas de que comience este fin de semana la cumbre de la OTAN en Lisboa. El senador republicano por Arizona Jon Kyl no considera que este sea el momento de dedicarse a tratados nucleares, ya que el Congreso tiene un orden del d¨ªa muy apretado hasta diciembre y el START es demasiado complejo como para aprobarlo sin aplicarle detenidamente la lupa. La respuesta de una Casa Blanca contra las cuerdas tras las elecciones del pasado 2 de noviembre no se ha hecho esperar y ha llegado a trav¨¦s del vicepresidente, Joe Biden: "El nuevo tratado START es un componente fundamental de nuestra relaci¨®n con Rusia, relaci¨®n clave para poder abastecer a nuestras tropas en Afganist¨¢n e imponer y aplicar sanciones al Gobierno iran¨ª".

El nuevo START estaba llamado a ser el detonante de una nueva ¨¦poca. En siete a?os, Mosc¨² y Washington deb¨ªan eliminar en un 30% sus arsenales y se fijaba el tope de cabezas nucleares en 1.550. Pero lo importante es lo que se escond¨ªa detr¨¢s de las cifras: la muestra de que EE UU y Rusia estaban dispuestos a asumir el nuevo liderazgo mundial en la batalla nuclear y combatir la dispersi¨®n y la proliferaci¨®n de armas at¨®micas.

"No ratificar el acuerdo este a?o pone en peligro nuestra seguridad nacional", afirm¨® con contundencia el vicepresidente. Seg¨²n Biden, la ausencia del tratado supone que ning¨²n otro Gobierno vigilar¨¢ lo que hace Rusia con su propio arsenal y no existir¨¢ ning¨²n sistema de verificaci¨®n para supervisar la reducci¨®n armament¨ªstica pactada entre ambos pa¨ªses.

"Este es el momento de actuar", declar¨® Biden. "Dado el respaldo bipartidista que tiene el nuevo START y la enorme importancia que representa para nuestra seguridad nacional continuaremos buscando la aprobaci¨®n en el Senado antes de que acabe el a?o".

En el mismo sentido se pronunci¨® la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que ayer se reuni¨® con los l¨ªderes del Senado para pedirles que aprueben cuanto antes el nuevo START. "Podemos y debemos seguir adelante", dijo Clinton, que consider¨® que la ratificaci¨®n no se puede posponer.

La Administraci¨®n de Obama necesita 67 votos para ratificar el acuerdo. Los dem¨®cratas tienen actualmente 59 esca?os en el Senado frente a 41 de los republicanos. A partir de enero, con el nuevo Congreso en marcha, la ventaja dem¨®crata se reducir¨¢ a 53 esca?os frente a 47. Kyl ha sido el primero en hablar, pero los n¨²meros parecen indicar la tendencia. Todos los que se declararon esc¨¦pticos de que EE UU fuera de verdad a apretar el bot¨®n de reset en las relaciones con Rusia parecen tener ahora su respuesta.