Adi¨®s a las armas
El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, se quej¨® recientemente de lo que denomin¨® "la desmilitarizaci¨®n de Europa". Sobre la base de la frustraci¨®n estadounidense con la insuficiencia del esfuerzo europeo en Afganist¨¢n y los recientes recortes en defensa adoptados como consecuencia de la crisis financiera, Gates reeditaba as¨ª la distinci¨®n popularizada por Robert Kagan en tiempos de Bush (derivada a su vez de la frustraci¨®n estadounidense con la actitud europea ante la guerra de Irak) que dibujaba a los europeos como provenientes de Venus y a los estadounidenses como provenientes de Marte.
La diosa del amor y el dios de la guerra: una relaci¨®n sin duda tormentosa en una alianza cada vez m¨¢s asim¨¦trica. Como en todo estereotipo, hay una parte de verdad. Mientras que desde 2001 Estados Unidos incrementaba su gasto de defensa en dos tercios, Europa lo recortaba en un 2%, y ahora se dispone a acometer recortes adicionales del 7% u 8%. Sin contar esos recortes, la Uni¨®n Europea, con un PIB mayor que el de Estados Unidos, ya gasta menos de la mitad en defensa que Washington (295 versus 708 millardos de d¨®lares).
La desmilitarizaci¨®n en Europa es consecuencia directa de 50 a?os de pol¨ªticas de EE UU
Estos niveles de gasto est¨¢n respaldados tanto por la opini¨®n p¨²blica como por las ¨¦lites europeas. En las encuestas del bar¨®metro Tendencias transatl¨¢nticas, los europeos rechazan tan mayoritaria como sistem¨¢ticamente el uso de la fuerza como ¨²ltimo recurso en las relaciones internacionales con el mismo entusiasmo con que los estadounidenses lo aceptan. En un sentido parecido, tras entrevistar a m¨¢s de 200 expertos en los 27 Estados de la UE, un reciente informe del European Council on Foreign Relations conclu¨ªa que la actitud de los europeos hacia la seguridad hab¨ªa cambiado muy profundamente, pero no necesariamente en el sentido pacifista-apaciguador preconizado por Gates, sino hacia una visi¨®n mucho m¨¢s compleja, multidimensional y, sobre todo, menos centrada en lo militar (lo que incluir¨ªa desde las crisis econ¨®micas al cambio clim¨¢tico, los desplazamientos de poblaci¨®n, la seguridad energ¨¦tica o los Estados fallidos).
Con todo, la iron¨ªa reside en que la responsabilidad de esta desmilitarizaci¨®n es una consecuencia directa de 50 a?os de pol¨ªticas estadounidenses. La historia europea, repleta de escabechinas, demuestra que luchar no se nos ha dado especialmente mal. Despu¨¦s de tener que intervenir en Europa dos veces para detener sendas guerras mundiales, Estados Unidos pudo haber creado una Minerva, pero, acertadamente, decidi¨® promover una Venus. Ahora, sin embargo, Robert Gates se queja de que la desmilitarizaci¨®n de Europa, "que en el siglo XX ha sido una bendici¨®n, es un serio obst¨¢culo a la hora de lograr una paz duradera para el siglo XXI". ?De verdad? ?No ser¨ªa ya el momento de que Estados Unidos comenzara a pensar en sustituir parte de su enorme gasto en defensa por pol¨ªticas m¨¢s inteligentes de gesti¨®n de riesgos?
Ante esta situaci¨®n de asimetr¨ªa entre Europa y Estados Unidos, si Washington es consecuente, sostienen algunos, deber¨ªa retirar unilateralmente los 80.000 soldados que, incre¨ªblemente, mantiene en el continente m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s de acabar la guerra fr¨ªa, y dejar que los europeos decidieran por s¨ª mismos qu¨¦ es lo que quieren ser de mayores. Otros, por el contrario, andan empe?ados en reinventar la OTAN para ser el nuevo gendarme global (lo que vista la desastrosa experiencia de Afganist¨¢n no parece muy aconsejable) o especializarse en nuevas amenazas como el ciberterrorismo o la proliferaci¨®n de las tecnolog¨ªas de misiles. ?No ser¨¢ que Washington, como los europeos, quiere una cosa y su contraria a la vez?
La OTAN ha sido enormemente ¨²til para todos a ambos lados del Atl¨¢ntico; no es extra?o por tanto que haya que pens¨¢rselo dos veces antes de deshacerse de ella. Otra cosa es que para no desaparecer pretenda reinventarse a s¨ª misma adoptando cualquier nueva causa que pase por delante de su puerta. Esto es lo que los especialistas en pol¨ªticas p¨²blicas llaman "soluci¨®n en busca de problema": "Yo tengo una soluci¨®n, luego usted tiene que tener un problema". Por ello, por comprensible que sea el empe?o de la OTAN en posicionarse de forma atractiva como un actor relevante en el mundo multipolar que se avecina, la realidad es que una OTAN discreta, de perfil bajo, que siga haciendo bien lo que ha hecho hasta ahora, es decir, entrelazar los ej¨¦rcitos europeos y norteamericanos en una comunidad de seguridad transatl¨¢ntica, tiene muchas m¨¢s probabilidades de supervivencia que una que vaya buscando problemas que igual terminan por poner de manifiesto su irrelevancia.
jitorreblanca@ecfr.eu
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