Un lujo campestre
CAN JUBANY, en Vic, nuevo dise?o para una cocina pegada al territorio
Coincidiendo con su 15? aniversario, Can Jubany ha reestrenado sus propios espacios. Tras dos meses de intensas obras, las dependencias de esta s¨®lida mas¨ªa, situada a las afueras de Vic (Barcelona), que desde su apertura en 1995 dirigen el cocinero Nandu Jubany y su esposa Ana Orte, han ganado en confortabilidad virando a una est¨¦tica contempor¨¢nea. Gran trabajo de interiorismo de Sandra Tarruella (Grupo Tragaluz) en colaboraci¨®n con el arquitecto Jordi Font, que a la rusticidad de la primitiva construcci¨®n han yuxtapuesto sutiles elementos de dise?o. Estamos ante uno de los grandes acontecimientos gastron¨®micos de este oto?o en Catalu?a. Sin pretenderlo, las remozadas instalaciones recuerdan el restaurante del gran cocinero franc¨¦s Regis Marcon, Les Clos de Cimes (Saint Bonnet-le-Froid), en el Alto Loira, en el coraz¨®n de Francia. "Quer¨ªamos conectarnos a las corrientes actuales sin perder el lujo del campo, el v¨ªnculo entre cocina y naturaleza", afirma Jubany satisfecho de los resultados, gerente de un pr¨®spero imperio cuyas actividades incluyen el hotel Masalbereda (www.masalbereda.com), un vistoso espacio para eventos, Mas d'Osor (www.masdosor.com), adem¨¢s de sus espectaculares servicios de catering Jubany Events (www.canjubany.com).
Can Jubany
PUNTUACI?N: 8
Carretera de Sant Hilari, s/n. Calldetenes, Vic (Barcelona). Tel¨¦fono: 938 89 10 23. Internet: www.canjubany.com. Precios: entre 60 y 120 euros por persona. Men¨² temporada, 49 euros. Men¨² degustaci¨®n, 89. Ensalada de perdiz escabechada, 22,50. Pulpo a la brasa con patatas confitadas, 29,50. Terrina de liebre a la royale, 29,50. Versi¨®n 2010 de la tatin de manzana, 11 euros.
?Y su cocina en qu¨¦ lugar se encuentra? En el mismo de siempre, aunque m¨¢s afinada que nunca. Fiel a los productos del entorno, muy identificada con las recetas tradicionales pero todav¨ªa alejada de las t¨¦cnicas de vanguardia, a pesar de que a veces se atreva con esferificaciones o juegue sin mucho acierto con el nitr¨®geno l¨ªquido. No en vano entre sus productos fetiche figuran becadas, liebres, pulardas, setas del bosque y trufas negras, pilares de esa venerable cocina cineg¨¦tica tan poderosa como estimulante. "Hago lo que me gusta", insiste Jubany. "Lo m¨ªo es la alta cocina del territorio. No s¨¦ elaborar tecno cocina". Ni falta que hace, cabr¨ªa apostillar respecto a quien ha navegado por encima de las modas en calidad de int¨¦rprete de viejos h¨¢bitos.
En su men¨² degustaci¨®n tan solo desilusionan los aperitivos. Son vulgares las nueces de macadamia en tempura, divertidos los airbag de pan con panceta de ib¨¦rico y desafortunado el gin fiss al nitr¨®geno, demasiado dulce y apelmazado. Es suculento el carpaccio de amanitas cesareas, con lascas de foie-gras y tropezones de higos y pi?ones, y delicad¨ªsimos los ?oquis de calabaza sobre pur¨¦ de patata con trufa blanca y jam¨®n crujiente. Despu¨¦s, una bullabesa memorable con picada al azafr¨¢n y pan frotado con ajo, y luego sus cl¨¢sicos canelones de pollo de corral con setas, siempre convincentes. Los adjetivos se tornan hip¨¦rboles a la hora de enjuiciar la ventresca de at¨²n a la parrilla con picada de rebozuelos, manzana, mojama y tomate. Sabores a grasa y a humo superpuestos a notas de acidez, dulzor y yodo. Quico Arum¨ª, segundo de cocina, explica la rigidez que impone el patr¨®n a diario: "Nandu exige que todo se haga al instante. Los calamares, las verduras y las setas se limpian al momento, y los pescados se trocean muy poco antes de cocinarse. Nada est¨¢ preparado". El men¨² concluye con una tarrina de civet de liebre, otra especialidad de las que justifican el viaje.
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