Iglesia cat¨®lica y contracepci¨®n
Si Benedicto XVI est¨¢ preocupado por la dictadura del relativismo que vive la sociedad actual, yo lo estoy por el dogmatismo de la Iglesia cat¨®lica.
Y es que me cuesta entender que un hombre de gran talla intelectual, como algunos califican al Papa, no acepte sin condiciones ni cortapisas la utilizaci¨®n del preservativo. Cuesta entender que los principios de una doctrina anticuada, e injustificables desde un punto de vista humano, prevalezcan sobre una realidad dolorosa como es la muerte evitable por sida u otras enfermedades de transmisi¨®n sexual.
Si uno se sacude los condicionantes religiosos, comprender¨¢ r¨¢pidamente que el Papa se equivoca gravemente cuando, intentando favorecer la vida, no hace sino provocar el sufrimiento y la muerte.
La contracepci¨®n no solo est¨¢ justificada cuando va destinada a evitar enfermedades, sino que tambi¨¦n lo est¨¢ cuando va encaminada a controlar la natalidad de forma responsable; porque traer ni?os al mundo en determinadas circunstancias personales, econ¨®micas, pol¨ªticas y sociales, es condenarlos al sufrimiento y a la muerte prematura.
Y esto, creo yo, no lo desea ninguna buena persona y, por supuesto, ning¨²n Dios.
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