El gallego que transform¨® Barcelona
Un libro recuerda al ferrolano que impuls¨® la Exposici¨®n Universal de 1888 en la capital catalana
El siglo XIX estaba llegando a su fin y la ciudad de Barcelona se prepar¨® para dar acogida, en el a?o 1888, a la primera gran Exposici¨®n Universal celebrada en Espa?a. Aquel hecho marcar¨ªa el despegue urban¨ªstico de la ciudad, adem¨¢s de contribuir a dar empuje a un movimiento, el modernismo, sin parang¨®n en el resto de Europa. Con el objetivo de mostrar su mejor cara al mundo, Barcelona se engalan¨® de cabo a rabo y tomaron forma algunos emblemas arquitect¨®nicos de la ciudad, como la Plaza Catalu?a, el Arco del Triunfo o la estatua de Col¨®n. La exposici¨®n result¨® ser todo un ¨¦xito y sus pabellones atrajeron a m¨¢s de cinco millones de visitantes.
El infortunio hist¨®rico hizo, sin embargo, que el protagonismo de aquella muestra revertiese en quien, quiz¨¢s, menos lo merec¨ªa. Sobre Francesc Rius i Taulet, alcalde de la ciudad por entonces, recay¨® el reconocimiento por haber promovido un evento que hab¨ªa contribuido, definitivamente, a la apertura de Barcelona al viejo continente. El Centro Galego de Barcelona acogi¨® el pasado martes la presentaci¨®n de una investigaci¨®n que acaba de ver la luz en forma de biograf¨ªa y en la que se revela que el gran art¨ªfice de aquel proyecto fue, en realidad, Eugenio Rufino Serrano de Casanova, un ferrolano afincado en la capital catalana que, durante todo este tiempo, hab¨ªa pasado desapercibido para gran parte de la historiograf¨ªa de la ciudad.
Serrano de Casanova acab¨® en una fosa com¨²n y muri¨® sin reconocimiento
Dos ingenieros descubrieron al personaje gracias a un gu¨ªa tur¨ªstico
El gallego Juan Prados Tiz¨®n y el catal¨¢n Jaume Rod¨®n Llu¨ªs, dos ingenieros jubilados que se declaran apasionados por el urbanismo, han sido los encargados de resucitar la figura de Casanova, al que llegaron casi por casualidad. "Acudimos a una visita guiada por Barcelona y, en el Arco de Triunfo, el gu¨ªa nos explic¨® que el gran promotor de la Exposici¨®n del 88 hab¨ªa sido un gallego llamado Eugenio Serrano de Casanova", explica Prados. A partir de ah¨ª, los dos amigos se pusieron manos a la obra y se sumergieron en los archivos municipales y en la prensa del momento para intentar recuperar la memoria del ferrolano. "A medida que ¨ªbamos descubriendo m¨¢s facetas de su vida, nos fuimos dando cuenta de la dimensi¨®n del personaje", confiesa Prados.
Eugenio Serrano de Casanova naci¨® en 1841 en Neda (Ferrol), en el seno de una familia acomodada. Su padre, Mart¨ªn Serrano, lleg¨® a ejercer la alcald¨ªa de la villa ferrolana en dos ocasiones y era propietario de una f¨¢brica de curtidos. A los 18 a?os, Eugenio se traslad¨® a Madrid, donde inici¨® sus estudios mercantiles para acabar enrol¨¢ndose en el ej¨¦rcito carlista, en el que consigui¨® un puesto como capit¨¢n de Administraci¨®n militar. A?os m¨¢s tarde, se traslad¨® a Barcelona para participar en la segunda guerra carlista.
"Acabada la contienda, decide romper con su pasado militar y trasladarse a Par¨ªs, donde crea la revista Gazette des touristes, desde la que promociona el turismo termal, su ¨¢mbito de especializaci¨®n como profesor mercantil", explica Prados. En el a?o 1873 acude a la Exposici¨®n Internacional de Viena y queda fascinado por la envergadura del acontecimiento. Tres a?os despu¨¦s, es nombrado secretario de la Exposici¨®n de Filadelfia. A partir de este momento, su trayectoria estar¨¢ marcada por la participaci¨®n como comisario regio de Espa?a en todas las exposiciones universales que se celebran en Europa: Par¨ªs, Frankfurt, Burdeos, ?msterdam, Niza, Amberes y Liverpool.
A la altura de 1885 se ve preparado para crear una exposici¨®n en Espa?a y regresa a Barcelona. "Elige esta ciudad por su cercan¨ªa a Francia, hecho que, sin duda, atraer¨ªa a m¨¢s visitantes. Adem¨¢s, en la capital catalana exist¨ªa ya un caldo de cultivo latente a favor de la celebraci¨®n de un evento de este tipo", se?ala Prados. Tras contactar con el alcalde de la ciudad, Francesc Rius i Taulet, recibe el visto bueno institucional y se pone al mando de un proyecto fara¨®nico, dado el escaso margen de tiempo con que contaba para montar los pabellones. Pese a la pericia mostrada en la gesti¨®n del proyecto, no pas¨® mucho tiempo hasta que Casanova recibi¨® el rev¨¦s de los poderes f¨¢cticos de la ciudad, que se percataron de la dimensi¨®n que iba alcanzar la exposici¨®n y quisieron sacarle un r¨¦dito personal. "Cuando toda la infraestructura estaba pr¨¢cticamente acabada, desde el Ayuntamiento se le aument¨® el presupuesto y Casanova no pudo responder, por lo que tuvo que acabar abandon¨¢ndolo", afirma el autor.
A partir de ese momento, Casanova pas¨® a un segundo plano y desapareci¨®, como de un plumazo, de la prensa del momento. Sin embargo, tal y como demuestra el libro Eugenio R. Serrano de Casanova. Un nedense universal (editado por el Concello de Neda) sin su aportaci¨®n, dif¨ªcilmente la muestra se hubiese podido llevar a cabo. Hecho que confirma el periodista catal¨¢n Llu¨ªs Permanyer, que acompa?¨® a los autores en la presentaci¨®n, al afirmar que "como ide¨®logo y ejecutor de la exposici¨®n, es m¨¦rito de Serrano el que hoy en d¨ªa Barcelona est¨¦ situada como ciudad de referencia".
Casanova muri¨® en el a?o 1920 en Barcelona. El anonimato le acompa?¨® incluso a la tumba y sus restos acabaron en una fosa com¨²n del cementerio de Montjuic. Ahora, y gracias a la salida a la luz de esta biograf¨ªa, la Fundaci¨®n Rius i Virgili, una entidad privada de ¨ªndole cultural, se ha puesto en contacto con los autores del libro para ofrecerles un espacio en un pante¨®n del mismo cementerio. Est¨¢ previsto que para la festividad de Todos los Santos del pr¨®ximo a?o se coloque all¨ª una placa en su honor. Su cuerpo no ser¨¢ trasladado al nicho, por lo caro del proceso, pero al menos quedar¨¢ constancia de aquel gallego que, un d¨ªa, transform¨® Barcelona.
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