Cr¨®nica anunciada de la muerte de la Liga espa?ola

- "La Liga espa?ola es una farsa".

-Football365.com, tras las ¨²ltimas y abrumadoras victorias del Madrid y el Bar?a

Pasados apenas tres meses desde el comienzo de la temporada, los dos primeros han abierto una brecha pr¨¢cticamente insuperable con el tercero. El campeonato ya es cosa de dos. Los partidos contra los dem¨¢s equipos son meros tr¨¢mites en los que, bien sabido de antemano qui¨¦n va a ganar, el suspense se reduce a una sola cuesti¨®n: cu¨¢l ser¨¢ el margen de la victoria. Una vez m¨¢s se consolida el duopolio Celtic-Rangers en la Liga escocesa.

?chenle un vistazo a la tabla de la Premier League escocesa y a la de la Primera Divisi¨®n espa?ola. Los n¨²meros del Celtic y el Rangers son casi iguales que los del Real Madrid y el Barcelona, con la diferencia de que los dos grandes espa?oles conceden menos goles por partido y marcan m¨¢s. Los locutores de televisi¨®n espa?oles nos siguen chillando que aqu¨ª tenemos la mejor Liga del mundo, pero ni ellos se lo creen. ?Cu¨¢ndo se van a enterar de que insistir en semejante bobada demuestra una enorme falta de respeto hacia el telespectador?

No crean que en el resto de Europa no se dan cuenta. Los periodistas, los ex jugadores, los blogueros y dem¨¢s opinadores de Inglaterra, Italia, Alemania, Francia, Noruega o donde sea se cachondean de lo que est¨¢ pasando aqu¨ª. La Liga espa?ola no solo no es la mejor del mundo, dicen, sino que compite con la escocesa por ser la peor. A tal extremo se ha llegado que los presidentes y los entrenadores de clubes como el Sevilla o el Atl¨¦tico ya reconocen abiertamente que no pueden competir con el Bar?a y el Madrid. Antes, en el peor de los casos, se manten¨ªa la ficci¨®n. Porque, al menos hasta bien avanzada la temporada, se pod¨ªa sin hacer el rid¨ªculo. Incluso, hasta hace relativamente poco, equipos como el Deportivo o el Valencia pugnaban con ellos por el t¨ªtulo de campe¨®n. Ahora el gran interrogante antes de cada jornada liguera es si los dos matones van a anotar cuatro, cinco o seis goles. O m¨¢s. Ver el partido del Bar?a contra el Almer¨ªa la semana pasada, el que acab¨® 0-8, dio verg¨¹enza ajena.

Manolo Preciado, el entrenador del Sporting, habr¨¢ o no dado descanso a sus mejores jugadores en el partido de hace un par de meses en el Camp Nou. Pero lo normal, lo sensato, ser¨ªa que lo hubiera hecho, ya que en esa Liga el Sporting no compite. Quiz¨¢ todos deber¨ªan hacerlo. Quiz¨¢ los otros 18 equipos de Primera deber¨ªan plantearse una especie de huelga y poner en el campo sus onces B contra el Madrid y el Bar?a y seguir haci¨¦ndolo hasta que estos dos abran sus mentes a la posibilidad de aceptar un reparto m¨¢s equitativo del dinero proveniente de los derechos televisivos del f¨²tbol, la gran fuente de ingresos de los clubes profesionales en todo el mundo.

En Inglaterra se reparten el pastel de manera m¨¢s justa y democr¨¢tica y, en buena medida como consecuencia de ello, tienen una Liga sensacional. Cinco puntos separan a los cuatro primeros y el quinto, el Bolton Wanderers, ha marcado los mismos goles que el Chelsea, con un partido menos y que hace dos semanas perdi¨® 0-3 contra el Sunderland. No importa cu¨¢l sea la posici¨®n en la tabla de los rivales del Chelsea, el Manchester United o el Arsenal: antes de cada partido, todos saben que puede pasar cualquier cosa. Los estadios est¨¢n llenos, las gradas vibran. Hay teatro, hay emoci¨®n.

Lo que no hay es la calidad que veremos ma?ana en el primero de los dos ¨²nicos partidos interesantes de la Liga que tendr¨¢n esta temporada el Madrid y el Bar?a. Los dos juegan de maravilla y todo el mundo lo sabe. Las casas de apuestas brit¨¢nicas les colocan como favoritos para ganar la Copa de Europa. Lo terrible es que, cuando amanezcamos el martes, tendremos cinco meses por delante hasta que se vuelvan a ver las caras, cinco meses de Liga que podr¨ªamos saltar ya -presionando el bot¨®n fast forward- por lo insulsos y previsibles que van a ser los partidos en los que los dos grandes compitan.

Es la muerte a c¨¢mara lenta. Algo va a tener que cambiar.