El sol es verde en California
El gran Estado de EE UU vuelca Silicon Valley a las renovables pese al escepticismo sobre el cambio clim¨¢tico que recorre Washington
El turista que llega al aeropuerto de San Francisco y decide alquilar un coche recibe una oferta singular. Si alquila un h¨ªbrido, un Toyota Prius, el aeropuerto, de propiedad municipal, le dar¨¢ 15 d¨®lares (unos 11 euros) de subvenci¨®n. Y la compa?¨ªa de alquiler de coches obtendr¨¢ un descuento del 20% en la tarifa que paga al Ayuntamiento si, a fin de a?o, el 15% de sus alquileres han sido coches con bajas emisiones. La medida es m¨¢s que simb¨®lica: en un pa¨ªs en el que la gasolina apenas cuesta -California tiene el precio m¨¢s alto, pero el litro no llega a los 60 c¨¦ntimos de euros-, un Ayuntamiento subvenciona a los turistas el alquiler de livianos coches japoneses. En 2009, San Francisco destin¨® 1,31 millones de euros a este programa, seg¨²n cuenta con visible satisfacci¨®n John Reeb, uno de los responsables del programa, a un grupo de periodistas europeos invitados por el Departamento de Estado de EE UU.
Republicanos y dem¨®cratas apoyan la lucha contra el cambio clim¨¢tico pese al gran d¨¦ficit p¨²blico
San Francisco es el paraiso de los coches h¨ªbridos. El aeropuerto subvenciona el alquiler de veh¨ªculos limpios
Mientras EE UU gira hacia el escepticismo en el cambio clim¨¢tico, mientras la mayor¨ªa republicana del Congreso va a impedir cualquier legislaci¨®n que limite las emisiones de CO2, California va en sentido contrario. Y lo que haga California no es cuesti¨®n menor: es el Estado m¨¢s poblado (38 millones de habitantes), si fuera un pa¨ªs ser¨ªa la octava econom¨ªa del mundo, tiene la mayor concentraci¨®n de empresas innovadoras del planeta, en Silicon Valley, que va a por las renovables, y una red de universidades de gran prestigio. Adem¨¢s, cuenta con un incomparable servicio de publicidad e imagen exterior: Hollywood. Si California se mueve conviene estar atentos.
El pasado 2 de noviembre este Estado celebr¨® elecciones a gobernador. Un dem¨®crata, Jerry Brown, fue elegido para sustituir a Arnold Schwarzenegger, Governator, el republicano convertido en imprevisible l¨ªder ecologista, que dejar¨¢ el cargo en enero despu¨¦s de siete a?os. Adem¨¢s, la mayor¨ªa desestim¨® legalizar la marihuana. Sin embargo hubo otro refer¨¦ndum de gran trascendencia. Un diputado conservador llev¨® a las urnas la Proposici¨®n 23, que ped¨ªa suspender la exigente ley ambiental de California de 2006 hasta que el paro no bajara al 5,5% (ahora est¨¢ en el 12%, tres puntos por encima de la media de EE UU). Esa ley establece para 2020 una reducci¨®n de emisiones de CO2 del 25%, para volver al nivel de 1990, y elevar el porcentaje de electricidad renovable del 18% al 33%. Unos 30 Estados tienen medidas contra el cambio clim¨¢tico, pero ninguno es tan ambicioso.
Las petroleras de Tejas se volcaron en la elecci¨®n, pero encontraron respuesta. "Las compa?¨ªas de Silicon Valley se est¨¢n pasando a las energ¨ªas verdes, as¨ª que invirtieron tres veces m¨¢s en la campa?a contra la proposici¨®n de las petroleras", explica Jesse Jenkins, director de Energ¨ªa y Pol¨ªtica Clim¨¢tica del Breakthrough Institute, un centro de estudios de izquierdas con sede en California. As¨ª, la mayor consulta popular jam¨¢s realizada en EE UU sobre el supuesto dilema entre paro y medio ambiente sali¨® derrotada por m¨¢s de 22 puntos de diferencia. Los actores de Hollywood pudieron m¨¢s que las petroleras. En la misma votaci¨®n, el resto de EE UU vot¨® por un Congreso de mayor¨ªa republicana, con influencia del ultraconservador Tea Party, cuyos l¨ªderes consideran que las renovables no crean empleo y solo captan subvenciones.
Dennis Weiss, del Center for American Progress, pr¨®ximo a los dem¨®cratas, afirma que si los pol¨ªticos de EE UU hablan poco de cambio clim¨¢tico es por el aumento del paro. Ha estudiado las grandes leyes ambientales del pa¨ªs y la mayor¨ªa han salido adelante en momentos de bonanza econ¨®mica. En California, sin embargo, la votaci¨®n lleg¨® con un d¨¦ficit de 18.000 millones de euros (m¨¢s que Espa?a) y tras duros recortes en educaci¨®n.
?Por qu¨¦ California va tan a contracorriente? Hay, entre otros, motivos hist¨®ricos. La ciudad de Los ?ngeles est¨¢ situada en un valle y su orograf¨ªa la hace propicia a retener la contaminaci¨®n durante d¨ªas. Los indios conoc¨ªan el lugar como "el valle del humo" y la proliferaci¨®n de coches hizo el resto. En 1943 la ciudad sufri¨® su primer gran episodio de poluci¨®n: la gente vomitaba por las calles y apenas pod¨ªa abrir los ojos. Las autoridades culparon a una planta qu¨ªmica, que fue cerrada. Pero los problemas no mejoraron. Era el tr¨¢fico. En 1967, el Congreso de EE UU permiti¨® que el Estado marcara sus propios l¨ªmites de emisi¨®n a los veh¨ªculos y California fij¨® normas m¨¢s duras que las federales. Comenz¨® un largo litigio con los fabricantes de autom¨®viles de Detroit. California apenas tiene industria del autom¨®vil, carece de carb¨®n y es un mercado tan grande que puede permitirse establecer restricciones a las empresas.
La conciencia ha llegado hasta el punto de que uno ve coches h¨ªbridos, veh¨ªculos con un motor el¨¦ctrico y uno de gasolina, que resultan mucho menos contaminantes, por todas partes. En las calles del campus de Google, formado por unos 40 edificios de dise?o, los Prius son mayor¨ªa. "La bah¨ªa de San Francisco es el mayor mercado del mundo de h¨ªbridos. Un coche dice mucho de ti, de tu opci¨®n vital, por eso la gente los compra, no porque sea rentable", opina Jenkins.
El profesor de Ciencias del Medio Ambiente en la Universidad Davis y asesor de Schwarzenegger, Daniel Sperling, explica en su libro 2.000 millones de coches. Conduciendo hacia la sostenibilidad que "los compradores de un veh¨ªculo econ¨®mico le dicen al resto del mundo que tienen un presupuesto ajustado y que tienen que ser austeros. La compra de un Prius dice, sin embargo, que se quiere ser austero. Y mucho m¨¢s". Comprarse un h¨ªbrido en una ciudad europea, con precios altos de gasolina y menos impuestos, puede incluso ser rentable. En EE UU es otra cosa.
La ecolog¨ªa es una forma de vida. La publicidad en San Francisco est¨¢ inundada de verde. Las lavander¨ªas venden limpieza en seco ecol¨®gica, las botellas de agua se vanaglorian de estar hechas con pl¨¢stico reciclado (en Espa?a lo camuflan) y hay caf¨¦s que solo venden fruta cultivada a pocos kil¨®metros para reducir las emisiones del transporte. El aeropuerto de San Francisco no pondr¨ªa un parque solar si no es a la vista de los ciudadanos que lo pagan.
En el enorme campus de Google, el Googleplex, lleno de bicicletas de uso libre, batidos, helados gratis y gente en camiseta al sol de Mountain View, es un ejemplo. Bill Weihl, jefe de Energ¨ªa Verde de Google, se defiende de las acusaciones de que Google hace gastar a sus usuarios mucha energ¨ªa al tener un fondo de pantalla blanco casi con la misma vehemencia con la que la firma ha defendido el uso de para¨ªsos fiscales para pagar menos impuestos: "Un Google negro molesta a la vista y perder¨ªamos clientes sin ahorrar mucha energ¨ªa. Adem¨¢s, usar gmail permite a una empresa normal consumir 10 veces menos energ¨ªa que si tiene su propio servidor, porque los nuestros son mucho m¨¢s eficientes".
La empresa consume ingentes cantidades de electricidad para mantener sus servidores y centros de datos de todo el mundo, pero no detalla cu¨¢nto. "No revelamos esos datos", explica con una sonrisa Weihl, un tipo con camiseta verde y zapatillas de deporte. Google asegura que compensa todas sus emisiones de CO2 pero eso no es suficiente: "La ¨²nica forma de reducir las emisiones es reducir la econom¨ªa o elevar el precio de la energ¨ªa, lo que nos llevar¨ªa a una ca¨ªda de la econom¨ªa. As¨ª que ese problema solo lo puede resolver la tecnolog¨ªa".
La firma ha invertido 33 millones de euros en ocho empresas de renovables, pero no en grandes el¨¦ctricas, sino en peque?as empresas de innovaci¨®n. Seis de ellas est¨¢n en Silicon Valley, la cuna del PC y de Internet, que ahora quiere alumbrar una nueva revoluci¨®n. Google ha invertido en firmas como Makani Power, que ha desarrollado un nuevo tipo de turbinas e¨®licas, empresas solares y de geotermia... No lejos de all¨ª est¨¢ Tesla, fabricante de deportivos el¨¦ctricos.
La mayor¨ªa son empresas de capital riesgo, pero hay firmas que ya han dado el salto, como Silver Spring Networks, dedicada a desarrollar redes inteligentes de electricidad. La firma ha pasado de 20 empleados en 2006 a 500, seg¨²n explica su consejero delegado, Scott Lang. "Trabajamos para las el¨¦ctricas, pero ni producimos electricidad ni la transportamos. Hacemos software". Sus contadores permiten que, ante una subida de la demanda el¨¦ctrica (y por lo tanto del precio), el aire acondicionado se desconecte autom¨¢ticamente. "Analizando el precio podemos hacer que la casa se enfr¨ªe antes de que llegue la punta de la demanda", explica Lang, otro ejecutivo sin corbata.
Sus contadores ya est¨¢n en 4,5 millones de hogares. En Oklahoma lo instalaron en 3.000 casas de prueba y el ahorro medio en la factura de la luz fue de 27 euros al mes, afirma. Las el¨¦ctricas ganan porque los picos de demanda son su gran problema. "Tienen que construir centrales el¨¦ctricas para funcionar solo durante la m¨¢xima demanda, que pueden ser 200 horas al a?o. Con los contadores podemos conseguir reducir ese m¨¢ximo y evitarles que construyan esas plantas". La red el¨¦ctrica de EE UU est¨¢ muy atrasada y el ahorro de los hogares perder¨ªa ante cualquier pa¨ªs de Europa, pero casos como el de Silver Spring demuestran que algo se mueve. Y r¨¢pido.
Muchas de estas empresas se han beneficiado de una forma u otra del plan de est¨ªmulo econ¨®mico que puso en marcha la Administraci¨®n de Obama cuando lleg¨® al poder. De los 585 millones de euros que cost¨® instalar estos contadores en Baltimore, el plan de la Casa Blanca puso 146. Tambi¨¦n est¨¢ detr¨¢s de los grandes proyectos termosolares en el desierto de California. Hay planes por 4.142 megavatios (la potencia de cuatro reactores nucleares), y una de las plantas es la espa?ola Abengoa. Sin ese plan de est¨ªmulo "muchos proyectos no habr¨ªan salido adelante", como admite la presidenta de la comisi¨®n de Energ¨ªa de California, Kathryne Douglas. En el Estado hay pocos proyectos e¨®licos pese a que la energ¨ªa del viento es hoy m¨¢s competitiva que la energ¨ªa solar debido a que los deben autorizar los municipios, que ponen muchas m¨¢s pegas y tienen m¨¢s de 220 parques en tramitaci¨®n. Douglas recalca que California ha terminado con "el debate perpetuo sobre el impacto de las leyes ambientales en la econom¨ªa".
La salida de Schwarzenegger no significar¨¢ un golpe de tim¨®n. Brown, que fue el gobernador m¨¢s joven del Estado en 1975, ha sido en la ¨²ltima legislatura el fiscal general y un gran apoyo del gobernador en su apuesta ambiental. Douglas afirma que las renovables no son la causa del d¨¦ficit (la instalaci¨®n no la financia directamente el Estado) y que aunque pueden haber encarecido el precio de la luz no ha sido as¨ª con la factura: "Tenemos los precios m¨¢s altos de la electricidad que en el resto de EE UU, pero a la vez hay m¨¢s eficiencia y ahorro, y eso hace que la factura no sea mayor".
Es probable que dentro de unos a?os el mundo mire atr¨¢s y distinga el comienzo del siglo XXI como el de la revoluci¨®n de la energ¨ªa limpia. Si eso ocurre, si un d¨ªa las renovables vencen a los combustibles f¨®siles, California tendr¨¢ un lugar destacado en esa historia.
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