Cuando el franquismo se vio sentado en el banquillo
Peces-Barba: "El refomismo empez¨® a gestarse all¨ª" - Uriarte: "Tuvo una trascendencia internacional inesperada"
El juicio militar 31-69 a 16 militantes de ETA se convirti¨® en diciembre de 1970 en una caja de resonancia formidable para la banda terrorista. Con seis penas de muerte, el r¨¦gimen franquista quer¨ªa mostrar su mano dura y dar una lecci¨®n ejemplar a todo la oposici¨®n. En cambio, el tiro le sali¨® por la culata, y las m¨²ltiples reacciones de protesta, tanto diplom¨¢ticas como en las calles de las principales capitales del mundo, convirtieron el Proceso de Burgos en un inevitable juicio al r¨¦gimen. Un r¨¦gimen que comenz¨® a ver aflorar las primeras grandes contradicciones internas en su seno.
Pregunta. ?C¨®mo vivieron esa experiencia desde su situaci¨®n de defensor y de acusado?
Gregorio Peces-Barba. Sab¨ªa que unos militantes de ETA acusados del asesinato del inspector Manzanas iban a ser juzgados, pero no pensaba intervenir en ese juicio. Entonces, me llama Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s y me dice que el colectivo de los abogados vascos ha decidido que deb¨ªa de haber un abogado madrile?o y otro catal¨¢n. Lo ¨²nico que les dije es que no quer¨ªa defender a nadie que estuviese acusado de asesinato. Entonces me atribuyeron como defendido a un chico estupendo, con el que luego hice muy buena amistad: V¨ªctor Arana Bilbao. En el juicio me di cuenta de que all¨ª hab¨ªa dos tipos de personas: unos luchadores idealistas, est¨¢bamos todav¨ªa en el origen de ETA, y otras que apuntaban maneras de asesinos totales. La cosa resultaba un poco complicada, pero creo que hicimos bien nuestro papel.
"La dimensi¨®n negativa es que con la democracia tardamos mucho en desmontar eso de los patriotas vascos"- Peces-Barba: "El refomismo empez¨® a gestarse all¨ª" - Uriarte: "Tuvo una trascendencia internacional inesperada"Peces-Barba: "Creo que aument¨® las contradicciones propias del r¨¦gimen"
Uriarte: "Que ETA desaparezca y la condenemos con la justicia que merece"
"Lo ¨²nico que dije es que no quer¨ªa defender a nadie que estuviese acusado de asesinato"
"Quer¨ªan un juicio en el que se explicara la necesidad de mantener el r¨¦gimen tras desaparecer Franco"
"Cuando el franquismo se vio sentado en el banquilloPeces-Barba: "El que exist¨ªa"
Uriarte: "Supuso un aldabonazo en las conciencias de las democracias""Hab¨ªa que aprovechar la ocasi¨®n y dar una lecci¨®n ante el mundo de la represi¨®n tan brutal se cumplen 40 a?os del inicio del juicio m¨¢s renombrado en la historia de ETA. Gregorio Peces-Barba, entonces defensor, y Eduardo Uriarte, condenado a dos penas de muerte, abordan lo que supuso.
Quer¨ªan un juicio en el que se explicara la necesidad de mantener el r¨¦gimen tras desaparecer Franco"
"Esos apoyos internacionales te obligaban a decir: 'Yo no puedo defraudar a esta gente"
"A la polic¨ªa le preocupaba much¨ªsimo que alg¨²n exaltado nos agrediese, pues hab¨ªa observadores extranjeros"
Eduardo Uriarte. La estrategia que se decide durante el juicio es consecuencia de aquel idealismo voluntarista de gente muy joven que piensa que solo superando en la actuaci¨®n a los militares podr¨ªa tener alguna esperanza. Hab¨ªa que aprovechar la ocasi¨®n para superar al r¨¦gimen y dar una lecci¨®n ante el mundo de la represi¨®n tan brutal que exist¨ªa en Espa?a. Sobre todo, plantear que el juicio deb¨ªa de ser de naturaleza pol¨ªtica.
P. ?Los abogados eran conscientes de que la estrategia iba a convertir el juicio en una reivindicaci¨®n pol¨ªtica?
G. P.-B. Yo tampoco sab¨ªa hasta los ¨²ltimos extremos cu¨¢les eran los planteamientos de los abogados vascos m¨¢s radicales. Sab¨ªa algo por los m¨¢s moderados, como Bandr¨¦s o Ruiz Balerdi. Hab¨ªa coincidido con Sol¨¦ Barbera en que por nuestra parte se trataba de deslegitimar y denunciar la arbitrariedad que supon¨ªa que unas personas fueran juzgadas por un tribunal militar. Y tambi¨¦n poner de relieve la ignorancia del presidente del tribunal, Manuel Ordov¨¢s. Y eso en parte lo conseguimos burl¨¢ndonos de ellos en los interrogatorios. Algunas cosas se pactaban con los procesados. Por cierto, que tuve un ¨¦xito extraordinario con mi defensa, porque a mi defendido le ped¨ªan 60 a?os y tras mi brillante intervenci¨®n le condenaron a 70. Eso indica c¨®mo se las tra¨ªan. A la polic¨ªa le preocupaba much¨ªsimo que alg¨²n exaltado nos pudiese agredir, porque hab¨ªa observadores extranjeros y muchos corresponsales de prensa extranjera. Todo ese contexto colaboraba a esa situaci¨®n tensa. La situaci¨®n se tens¨® a¨²n m¨¢s cuando se produjeron los incidentes en la sala del juicio. Creo que desde el punto de vista del descr¨¦dito del tribunal militar el ¨¦xito fue total.
P. ?Y para los acusados cu¨¢l era la estrategia pol¨ªtica?
E. U. Eramos gente muy joven y con conocimientos de propaganda muy escasos. Pero si que ¨¦ramos conscientes, por lo que nos dec¨ªan los abogados y los familiares, de la trascendencia que iba a tener el juicio. Las madres, que se movieron mucho, hab¨ªan descubierto una receptividad impensable en c¨ªrculos diplom¨¢ticos, incluso de la Iglesia. Era evidente que se nos hab¨ªa colocado un escenario abierto a la opini¨®n p¨²blica internacional, y, aunque el sacrificio pudiera ser muy doloroso, no quedaba m¨¢s remedio que salir all¨ª, superando el terror que te produc¨ªa la solicitud de penas de muerte, pero un terror suavizado por ese esp¨ªritu de inmolaci¨®n que viv¨ªamos entonces.
P. ?Estaban unidos o afloraban ya algunas diferencias entre los procesados?
E. U. Ya empezaba a notarse algo, pero parec¨ªa de car¨¢cter m¨¢s que de algo conformado. Era una exaltaci¨®n absolutamente enajenada que luego descubrimos en algunos, como Jokin Gorostidi, que cuando Bandr¨¦s le informa de que no tiene una pena de muerte, sino dos, le contesta: "Pues no sabes la satisfacci¨®n que me das". S¨ª hab¨ªa ciertas tensiones, pero no exageradas, por un fen¨®meno que se produce en todo colectivo de esta naturaleza: el esp¨ªritu familiar y gregario del grupo. Adem¨¢s, las circunstancias tan dram¨¢ticas integraban a las personas.
P. ?C¨®mo explican que las instituciones franquistas cometiesen tal error al montar ese teatro con proyecci¨®n exterior?
G. P.-B. Y no era imprescindible, al tener ya el Tribunal de Orden P¨²blico, en que las formas jur¨ªdicas se manten¨ªan mucho m¨¢s y sab¨ªan de leyes, aunque las utilizasen sectaria y arbitrariamente. Creo que quisieron darle m¨¢s rigor con la Justicia militar, que es la m¨¢s ejemplar de todas. Pienso que fue por eso.
E. U. Tambi¨¦n se da una maniobra de involuci¨®n de algunos sectores, que luego aparecen en el 23-F, de servicios de documentaci¨®n, de inteligencia, muy preocupados no por la subversi¨®n cl¨¢sica del PCE y de ETA, sino por la deriva liberal que empieza a notarse en algunos tecn¨®cratas, como L¨®pez Rod¨®, que t¨ªmidamente se muestran contrarios a la celebraci¨®n del juicio. Su error fue convertir el juicio en un hito involutivo, en convertirnos en una tremenda amenaza.
G. P.-B. Y daban tambi¨¦n un tremendo golpe en la mesa
E. U. Y el Ej¨¦rcito, que no era todo, sino solo un sector que dec¨ªa: "Seguimos siendo el Ej¨¦rcito de Franco". Y les sali¨® mal, porque fue tan brutal ese gesto que se vieron superados por la reacci¨®n internacional y la prensa del mundo. Era la primera vez que se le permit¨ªa a un periodista ruso de la agencia Tass asistir a un juicio. Evidentemente, quer¨ªan un juicio en el que se explicara la dimensi¨®n subversiva que ten¨ªamos, la necesidad de mantener el r¨¦gimen despu¨¦s de la desaparici¨®n de Franco.
P. ?Hubo militares que se sintieron utilizados por este juicio y se quejaron?
G. P.-B. A nosotros no nos lleg¨®, pero luego supimos que s¨ª los hubo muy disgustados por utilizar al Ej¨¦rcito en esta deriva. Lo que ve¨ªamos era la intenci¨®n del tribunal de dar una sentencia ejemplar y luego la preocupaci¨®n del r¨¦gimen de que no nos pasase nada a los abogados. Hab¨ªan querido lanzar un pulso absolutamente desproporcionado. El r¨¦gimen ya estaba tocado.
E. U. Estaba tocado y la operaci¨®n era para afirmar los rescoldos de lo peor del r¨¦gimen.
P. A lo que se a?ade la manifestaci¨®n de la Plaza de Oriente apoyando al dictador. ?Temieron alg¨²n endurecimiento en las condiciones de los presos?
G. P.-B. Les trataban con mucho cuidado.
E. U. Con mucho cuidado, y los funcionarios, que eran una plantilla muy dura, con mucho ex divisionario y alf¨¦rez provisional, se alegraron que no hubiera ejecuciones. Nos trataron con respeto dentro de una disciplina muy estricta.
P. ?Cu¨¢l fue el peor momento del juicio, el m¨¢s tenso?
G. P.-B. Cuando Mario Onaindia se puso a gritar y a cantar el Eusko gudariak. No nos olvidemos que el ponente sac¨® el sable. Fue una escena tremenda delante de periodistas y observadores, de un peligro evidente. La prensa espa?ola censurada algo reflej¨® de la sesi¨®n.
E. U. El juicio tiene tal importancia pol¨ªtica que, por ejemplo, en el diario Abc se produce una crisis en la redacci¨®n y gran parte de sus periodistas desaparecen por imposiciones ajenas al peri¨®dico que tiene que aplicar la direcci¨®n. Un peri¨®dico que ven¨ªa sosegado acaba adoptando una l¨ªnea de discurso totalitario, recordando los fusilamientos de Paracuellos. Sin embargo, en el momento m¨¢s tr¨¢gico Luca de Tena se juega el tipo el d¨ªa del Consejo de Ministros presidido por Franco y saca un editorial titulado La hora de la clemencia, diciendo que no se puede ir m¨¢s lejos.
P. ?Cu¨¢ndo pensaron que los condenados a muerte pod¨ªan salvarse?
G. P.-B. Yo ten¨ªa siempre esa impresi¨®n, por pura racionalidad. Me parec¨ªa tan imposible, pero de vez en cuando te entraba la duda.
E. U. Cuando dieron la diferencia entre dos penas de muerte y una, yo pens¨¦ que me iba al otro barrio. Y como yo estaban Gorostidi e Izko.
P. Vigente el estado de excepci¨®n en todo el territorio, los movimientos de protesta se multiplicaron en las grandes ciudades espa?olas. En Euskadi se producen huelgas masivas, numerosas detenciones y un joven trabajador muere por disparos de la Guardia Civil en Eibar. Sin embargo, lo que sorprende es la amplitud de la protesta internacional. ?C¨®mo la vivieron?
G. P.-B. Como un apoyo. Te sent¨ªas apoyado. "No estamos solos", dec¨ªamos. Salir con la toga todas las ma?anas con el fr¨ªo que hac¨ªa hasta el Gobierno Militar a veces impon¨ªa e intranquilizaba. Todo nos alarmaba much¨ªsimo. Incluso el paso de tanques por las calles la v¨ªspera del juicio, que solo iban de maniobra.
P. ?Y para los que estaban en la c¨¢rcel?
E. U. Est¨¢bamos al tanto con lo que nos contaban los abogados y algo tambi¨¦n los familiares. Eso sin duda nos daba ¨¢nimos. Siempre tuve la sospecha de que si eso era lo que sal¨ªa a la luz debajo ten¨ªa que haber m¨¢s. Pero esos apoyos internacionales te obligaban a decir: "Yo no puedo defraudar a esta gente".
G. P.-B. Tambi¨¦n a moderarse un poco.
E. U. Es cierto que all¨ª se apuntaban maneras de lo que iba a pasar en un futuro, pero el discurso en general fue bastante solidario y obrerista, no descarnadamente nacionalista.
G. P.-B. Hab¨ªa algunos en los que se notaba que eran m¨¢s nacionalistas que otros, pero s¨ª, en general el discurso era m¨¢s izquierdista, obrerista. Y empezaban a notarse diferencias.
P. Y el Proceso de Burgos acaba convirti¨¦ndose en un gran juicio al r¨¦gimen.
G. P.-B. S¨ª, al sistema de la Justicia militar, sobre todo. Pero ah¨ª luego se dan m¨¢s golpes. Se insin¨²an m¨¢s cosas, aunque el presidente del tribunal no te dejaba tampoco decir casi nada.
P. ?En qu¨¦ pudo acelerar el juicio el final del franquismo?
G. P.-B. Creo que aument¨® sus propias contradicciones y lo que s¨ª apunt¨® es que algunos dijeron: "Esto no puede continuar, y tenemos que hacer lo posible por salir de aqu¨ª". Digamos que el reformismo, lo que ser¨ªa la opini¨®n de Adolfo Su¨¢rez quiz¨¢, empez¨® a gestarse all¨ª con aquella reflexi¨®n que hicieron sobre la desmesura que aquel desprop¨®sito representaba.
E. U. Era un juicio contra el r¨¦gimen, y adem¨¢s estos caballeros nos animaban. Es un juicio a un pueblo, dec¨ªan los abogados m¨¢s nacionalistas, pero era un juicio al r¨¦gimen. Tuvo una trascendencia internacional inesperada y que eso supuso un aldabonazo en las conciencias de las democracias europeas, que descubrieron que en Europa occidental quedaba una asignatura pendiente de los a?os treinta.
G. P.-B. Eso trajo tambi¨¦n una dimensi¨®n negativa cuando lleg¨® la democracia, porque tardamos mucho en poder desmontar eso de los patriotas vascos, etc¨¦tera.
E. U. Y legitimar a las v¨ªctimas, darle cobijo a las v¨ªctimas, incluso legitimar a la democracia, porque todav¨ªa sigue habiendo partidos que dudan de ella.
G. P.-B. En 1983, fui invitado a Paris por la C¨¢mara de Comercio y en una recepci¨®n tuve la ocasi¨®n de charlar con el primer ministro socialista Pierre Mauroy, y me trat¨® muy displicentemente durante los cinco minutos que dur¨® la entrevista. Y luego estuve con los alcaldes de Par¨ªs, Jacques Chirac, y de Marsella, Gast¨®n Deferre, que era el ministro de Interior. El ¨²nico que me atendi¨® bien fue el presidente Fran?ois Mitterrand. Estuvo comprensivo y dijo que hab¨ªa que ayudar a Espa?a, pero yo me di cuenta entonces que todav¨ªa hab¨ªa mucho camino por hacer. El juicio fue un impacto importante para ETA, a favor de ETA, e incluso a la izquierda francesa le costar¨ªa muchos a?os deshacerse de esa imagen sobre la organizaci¨®n violenta.
E. U. A la izquierda europea en general le cost¨® incluso aceptar la legitimidad de la democracia espa?ola. Le ha costado mucho. El juicio tuvo trascendencia, hasta negativa, para la democracia. ETA supo capitalizar su prestigio durante la dictadura. Y ha costado much¨ªsimos a?os.
G. P.-B. Eso est¨¢ felizmente ya superado, pero efectivamente as¨ª fue.
P. Franco no se atreve a hacer cumplir las penas de muerte impuestas, aunque si lo har¨¢ cinco a?os despu¨¦s en el ocaso de su dictadura en septiembre de 1975, con la ejecuci¨®n de cinco personas.
E. U. Pero tambi¨¦n fue por debilidad, porque Franco tiene que agarrarse y se agarra a lo peor de lo que ha sido su figura y su comportamiento, porque cree que ya est¨¢ al final de su r¨¦gimen.
G. P.-B. Creo que, sobre todo, es el signo del desprestigio de unas instituciones que son incapaces de racionalidad y de cumplir con su obligaci¨®n de sancionar a los delincuentes de una manera europea y racional. Eso es una cosa que marca mucho. Y lo de ETA se molda sobre esa deslegitimaci¨®n, como si esta debiera llevar consigo la legitimaci¨®n de ETA.
El d¨ªa 3 se cumplen 40 a?os del inicio del juicio m¨¢s renombrado en la historia de ETA. Gregorio Peces-Barba, entonces defensor, y Eduardo Uriarte, condenado a dos penas de muerte, abordan lo que supuso.
El futuro de la banda
Cuarenta a?os despu¨¦s del juicio, ETA ha cosechado un tr¨¢gico balance de muertos y heridos. M¨¢s d¨¦bil que nunca y derrotada pol¨ªticamente, la pegunta es cu¨¢l puede ser su futuro.
Gregorio Peces-Barba. Lo mejor que puede hacer es disolverse absolutamente y hacer posible que las personas que tienen una posici¨®n nacionalista radical, pero pacifica, puedan participar en las pr¨®ximas elecciones. Es decir, que en el Pa¨ªs Vasco no se d¨¦ la impresi¨®n falsa de que s¨®lo hay un nacionalismo, el que representa el PNV.
Eduardo Uriarte. En el juicio ETA manifiesta las dos caras: Ca¨ªn y Abel. Pod¨ªa haber salido Abel, pero desgraciadamente este fue el grupo minoritario y el que triunf¨® dentro de una din¨¢mica de violencia ten¨ªa que ser Ca¨ªn. Hemos padecido el cainismo no solo en el ejercicio de ETA, sino el cainismo en la sociedad vasca. Si queremos tener una sociedad democr¨¢tica, tranquila y pr¨®spera ETA debe desaparecer. Ten¨ªa que haberlo hecho hace ya mucho tiempo. Ahora bien, que desaparezca y seamos capaces de condenarla con la justicia que se merece. A ETA no le gusta recordar el Juicio de Burgos, como no le gusta recordar el atentado contra Carrero Blanco, porque creo que objetivamente el atentado facilit¨® la democracia en Espa?a. Y ellos no quieren participar en eso.
G. P.-B. ETA hizo todo lo posible para reventar el proceso democr¨¢tico, como aquel 21 de octubre de 1978, cuando nos reunimos a las once de la ma?ana los miembros del Congreso y del Senado para lograr el voto de totalidad parlamentario y aprobar la convocatoria del refer¨¦ndum. Dos horas antes, el general de brigada Juan Manuel S¨¢nchez-Ramos y el teniente coronel Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Rodr¨ªguez eran asesinados en un atentado etarra. ETA hizo caso omiso de la voluntad mayoritaria de la ciudadan¨ªa y de lo que significaba la salida del franquismo con la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n.
E. U. Nosotros salimos a la calle cuando el proceso de extra?amiento gracias a Bandr¨¦s y a pesar de ETA, que se opon¨ªa a cualquier liberaci¨®n de presos.
G. P.-B. ETA no quer¨ªa, al igual que ahora no quiere arrepentidos ni quiere a nadie que reflexione un poquito.
E. U. Lo que pasa es que ahora ya no asusta. Ya no puede controlar a sus presos ni amedrentar a la sociedad.
Gregorio Peces-Barba
Gregorio Peces-Barba (Madrid, 1938) se licenci¨® en Derecho y ejerci¨® como abogado desde 1972 hasta 1977, defendiendo ante los tribunales a numerosos militantes antifranquistas. As¨ª intervino en el Proceso de Burgos. Diputado del PSOE por Valladolid en las tres primeras legislaturas, fue miembro en la ponencia constitucional y particip¨® en todas las leyes org¨¢nicas destinadas a desarrollar la Constituci¨®n. De 1982 a 1986 presidi¨® el Congreso. Rector de la Universidad Carlos III de Madrid hasta 2008, es autor de m¨¢s de 20 libros.
Eduardo Uriarte
Conocido por todos como Teo, Eduardo Uriarte (Sevilla, 1945) es doctor en Ciencias de la Comunicaci¨®n. Milit¨® en ETA desde 1965 a 1969 y fue condenado a muerte en el Proceso de Burgos. Despu¨¦s de ocho a?os de c¨¢rcel, tras la muerte de Franco fue extra?ado a B¨¦lgica, y amnistiado en 1977. Parlamentario en las dos primeras legislaturas vascas por EE, despu¨¦s fue elegido concejal y teniente alcalde de Bilbao ya por el PSE. Es autor del libro Mirando atr¨¢s. De las filas de ETA a las listas del PSE.
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