Galicia: ?de tres a dos y medio?
Catalu?a estrena nuevo Parlament; en sus esca?os se sentar¨¢n diputados de siete candidaturas diferentes, una composici¨®n pluralista que poco tiene que ver con la tripartita y simplificada representaci¨®n que se acantona en el Parlamento de Galicia. Los polit¨®logos insisten en que una de las tendencias m¨¢s definidas de los sistemas de partidos, especialmente de aquellos democr¨¢ticamente m¨¢s consolidados, es la progresiva reducci¨®n del n¨²mero de candidaturas que concurren a las elecciones. La fragmentaci¨®n electoral, que suele caracterizar los comicios fundacionales, merma despu¨¦s dr¨¢sticamente. En pocas comunidades como en Galicia.
En las primeras elecciones auton¨®micas, en 1981, compitieron 18 partidos, de los cuales seis consiguieron alg¨²n esca?o; en los comicios de 2009 concurrieron 19, de los que ¨²nicamente tres obtuvieron representaci¨®n. Tan significativa como la simplificaci¨®n de la sopa de siglas es el porcentaje de votos que recibieron las candidaturas electoralmente malogradas: los partidos sin representaci¨®n parlamentaria en 1981 agregaban el 9,5% de los votos, en 2009 sumaban tan solo el 6,3%. A pesar de que nuestra sabidur¨ªa popular afirma que "o que sobra ¨¦ o que mant¨¦n", a la luz de la terca contabilidad electoral no es de extra?ar que se haya impuesto la aceptaci¨®n conformista de que en Galicia con tres partidos llega y basta.
La quiebra electoral del PSC damnificar¨¢ la reformulaci¨®n galleguista y federal del PSdeG
Sacralizando la minimizaci¨®n del n¨²mero de partidos como garant¨ªa de la gobernabilidad, Manuel Fraga modific¨® en 1992 la ley electoral gallega para ampliar el cortafuegos, que permite validar la representaci¨®n parlamentaria en una circunscripci¨®n, del 3% al 5% de los votos emitidos. El actual sistema gallego de partidos es hijo de esta decisi¨®n tanto como de los exitosos procesos de coordinaci¨®n pol¨ªtica y electoral que se materializaron en la era Fraga. Desde la derecha, el PP deG canibaliz¨® electoral y simb¨®licamente el centrismo galleguista de Coalici¨®n Galega; el PSdeG se ofreci¨® como "casa com¨²n de la izquierda" asimilando a buena parte de los cuadros pol¨ªticos y antiguos votantes del PCG; y el Proxecto Com¨²n permiti¨® al BNG convertirse en el espacio de convergencia organizativa del nacionalismo progresista y ser, en 1997 y 2001, la segunda fuerza electoral.
Las rudas condiciones de competencia electoral y el m¨ªnimo del 5% blindaron hasta ahora el juego pol¨ªtico a tres bandas, pero en su evoluci¨®n futura tendr¨¢ un papel determinante el emergente Partido de la Abstenci¨®n. Desde 2009 acumula electores desencantados del PSdeG y el BNG que est¨¢n decididos a ahorrarse su voto hasta la llegada de mejores causas y ofertas electorales. La situaci¨®n electoral de los socialistas gallegos es delicada, en nada le ayudan las pol¨ªticas contrarreformistas del Gobierno crepuscular de Zapatero y la quiebra electoral del PSC damnificar¨¢ la reformulaci¨®n galleguista y federal del PSdeG. Todas sus esperanzas pasan por optimizar el trabajo de sus alcaldes en las municipales de 2011.
Las perspectivas pol¨ªticas de los nacionalistas son a¨²n m¨¢s preocupantes. El agotamiento del Proxecto Com¨²n es una inc¨®moda evidencia que la mayor¨ªa de sus dirigentes prefiere pasar por alto. A la incertidumbre electoral de las pr¨®ximas municipales suma el BNG una acusada p¨¦rdida de capacidad inclusiva. El l¨ªder de M¨¢is Galiza y portavoz parlamentario del Bloque, Carlos Aymerich, ofrec¨ªa hace unos d¨ªas un preocupante diagn¨®stico: "Encontrar las palabras, las ideas y la l¨ªnea pol¨ªtica en la que todos nos reconozcamos, es el trabajo pendiente". No es poco.
Hay un ox¨ªmoron que, hist¨®ricamente, permiti¨® al BNG ampliar su audiencia: ofrecerse como una "minor¨ªa mayoritaria". Minor¨ªa en su peso electoral y representaci¨®n parlamentaria, mayoritaria por su voluntad para dar voz y ofrecer alternativas pol¨ªticas practicables a los ciudadanos disconformes con el dominio, en otros tiempos, de la vieja derecha fraguista y, ahora, de la nov¨ªsima derecha de N¨²?ez Feij¨®o.
La p¨¦rdida de iniciativa pol¨ªtica, su fragilidad program¨¢tica actual y el empobrecimiento de su di¨¢logo con la ciudadan¨ªa complican el futuro del BNG como fuerza determinante en el sistema de partidos en Galicia y lo condena a ser una minor¨ªa minorizada. En algunas escuelas de negocio ense?an c¨ªnicamente que el fracaso empresarial es un m¨¢ster pagado con el dinero de otros. En pol¨ªtica, los errores de los partidos son pagados por los electores m¨¢s que por sus dirigentes. Pasar de tener un sistema de tres partidos a uno de dos y medio es, sin duda, la peor perspectiva que el BNG, paralizado por la autocomplacencia, le puede ofrecer a los ciudadanos gallegos.
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