Espa?a deja su casilla vac¨ªa
Nunca desde que se celebrara la primera cumbre Iberoam¨¦ricana en 1991 en Guadalajara (M¨¦xico) un presidente del Gobierno espa?ol ha faltado a la cita. Espa?a considera estos encuentros como su escenario privilegiado en las relaciones con Latinoam¨¦rica. Un foro donde se erige en el interlocutor de todos y a la vez puede exponer los puntos de vista europeos. No en vano Espa?a es el impulsor de estos encuentros, participa en su financiaci¨®n en mayor proporci¨®n que ning¨²n otro pa¨ªs y adem¨¢s alberga la sede de la Secretar¨ªa General Iberoamericana (Segib), que dirige Enrique Iglesias.
Cuando algunos mandatarios se han mostrado reticientes a la hora de acudir a otras cumbres iberoamericanas -ya sea por razones de pol¨ªtica dom¨¦stica, ya por conflictos o fuertes discrepancias con otros mandatarios asistentes-, ha sido la diplomacia espa?ola la que ha movilizado los recursos m¨¢s persuasivos para garantizar la presencia de los que se anunciaban ausentes. Siempre faltan algunos mandatarios a la cita. En Montevideo en 2006, por ejemplo, fueron hasta siete jefes de Estado los que no acudieron, pero tanto en esta como en otras cumbres hubieran sido muchos m¨¢s los ausentes si Espa?a no hubiera actuado entre bambalinas.
No hay que perder de vista que el ¨¦xito o fracaso de una Cumbre Iberoam¨¦ricana no solo es lo es para el pa¨ªs anfitri¨®n, sino para que el que est¨¢ tras el proyecto que representa. Que es Espa?a.
Y precisamente uno de los principales argumentos que emplean nustros diplom¨¢ticos es la presencia del jefe del Gobierno de Espa?a, el segundo mayor inversor extranjero en Latinoam¨¦rica -en algunos pa¨ªses el primero-, y la oportunidad de despachar a solas con ¨¦l asuntos de inter¨¦s individual para cada pa¨ªs. Porque en este tipo de cumbres casi m¨¢s importantes que la Sesi¨®n Plenaria son los encuentros bilaterales o regionales. El clima de familiaridad iberoamericana del encuentro permite que estas reuniones se den en ambientes relajados, como un desayuno en un hotel o una copa pasada la medianoche.
Y aunque Espa?a siempre ha evitado cuidadosamente adoptar un papel que pudiera ser interpretado como preponderante, prefiriendo el de mediador en cualquier posible disputa, es cierto que la presencia de los jefes de Gobierno espa?oles ha servido para mostrar el compromiso con la democracia y el respeto de Espa?a. El "?por qu¨¦ no te callas?" del Rey Juan Carlos ser¨¢ ligado siempre a la cumbre de Chile de 2007, pero para cuando habl¨® el Monarca, el presidente del Gobierno espa?ol, en este caso Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, ya llevaba tiempo exigiendo al presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez respeto para otro ex presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
La ausencia en Mar del Plata estar¨¢ fundamentada, pero no ayuda a esa labor que tiene casi dos d¨¦cadas de la diplomacia espa?ola para consolidar un foro donde Espa?a juega un papel fundamental. Y no hay que perder de vista que en las relaciones internacionales los vac¨ªos no existen. Cuando alguien deja una casilla siempre viene otro a ocupar su lugar.
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