Bruselas y los gigantes
La Uni¨®n Europea abre una investigaci¨®n sobre Google tras hacerlo con Microsoft, Intel y Apple
La Uni¨®n Europea ha dado reiteradas se?ales al mundo tecnol¨®gico de que quiere un mercado competitivo y transparente. Y si para ello ha de investigar las conductas de empresas cuyo domicilio no est¨¢ en su territorio lo hace igualmente porque europeos son los consumidores o los empresarios afectados. Se trata de aplicar la l¨®gica de la globalidad tan cacareada para construir l¨ªricos relatos sobre la aldea planetaria. Una l¨®gica que no se apoya por parte de algunos con el mismo ¨¦nfasis cuando se trata de inspeccionar las conductas comerciales de los gigantes de la inform¨¢tica. Si el problema no tiene fronteras, tampoco las han de tener las soluciones.
Bruselas logr¨®, por ejemplo, tras un largo periplo de sanciones, que Microsoft ofreciera desde Windows las opciones que tiene el internauta para escoger navegador y no aprovechara la penetraci¨®n de su sistema operativo para empujar el ¨¦xito de su propia soluci¨®n, el Internet Explorer. Bruselas tambi¨¦n investiga al fabricante de chips Intel y cerr¨®, sin consecuencias, una investigaci¨®n sobre Apple. Estas iniciativas incomodan en Estados Unidos porque se ven como una intrusi¨®n en propiedades dom¨¦sticas.
Ahora, Bruselas ha abierto otra carpeta importante. El martes anunci¨® que investigar¨¢ si el buscador de Google altera la jerarqu¨ªa de los resultados, tanto en enlaces de pago como en los listados gratuitos, para perjudicar a compa?¨ªas que pueden ser su competencia en los m¨²ltiples sectores en que la empresa est¨¢ o planea entrar. Por ejemplo, el de comparaci¨®n de precios y oferta de descuentos. Tambi¨¦n indagar¨¢ si impone a sus clientes condiciones para frenar sus inversiones publicitarias en otros soportes de la competencia.
El anuncio de la apertura de la investigaci¨®n no presupone, y en ello ha insistido Bruselas, que tenga ninguna prueba sobre estas conductas por parte de Google. Pero, en la medida en que tres empresas las denuncian, considera que debe indagar sobre la veracidad de las mismas. Una decisi¨®n irreprochable porque Google debe ser el primer interesado en que no exista ninguna duda sobre su neutralidad a la hora de presentar los resultados de una b¨²squeda. Se podr¨¢ discutir si los algoritmos, secretos, presentan dichos resultados con una m¨ªnima l¨®gica. Lo que no ser¨ªa aceptable es que estuvieran ama?ados. A la propia Google le interesa que se disipen estas sospechas.
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