Trichet trae la calma
El BCE convence a los inversores de que la instituci¨®n defender¨¢ las deudas soberanas
La intervenci¨®n del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, tras la reuni¨®n del consejo de Gobierno de la entidad, fue suficiente para disipar (al menos hasta la pr¨®xima convulsi¨®n financiera) la inquietud de los inversores, sostener las subidas de los mercados de renta variable y reducir las primas de riesgo de los pa¨ªses m¨¢s tocados por la presunci¨®n de insolvencia, como Irlanda, Portugal y, en segundo plano, Espa?a. Las declaraciones de Trichet no fueron tan claras como pretend¨ªan los partidarios de que anunciase compras masivas de activos de deuda, pero sugirieron con suficiente firmeza que la instituci¨®n mantendr¨¢ el tono adaptativo de las inyecciones de liquidez, que las prorrogar¨¢ hasta el primer trimestre del pr¨®ximo a?o y que ejecutar¨¢ (con discreci¨®n) las eventuales compras de los bonos p¨²blicos hoy m¨¢s amenazados.
Es evidente que el BCE ha estado sosteniendo el precio de los correspondientes t¨ªtulos de los tesoros irland¨¦s y portugu¨¦s. Las cuantiosas compras de deuda p¨²blica est¨¢n justificadas por la delicada situaci¨®n del euro; el BCE ha hecho lo que deb¨ªa y es de esperar que siga atento a la evoluci¨®n de las perturbaciones de los mercados. Es una advertencia firme a quienes mantienen posiciones vendedoras sin m¨¢s fundamento que la presunci¨®n de que las instituciones europeas y las autoridades nacionales ser¨ªan incapaces de neutralizar las tensiones especulativas en los mercados.
Hace bien el BCE prorrogando las inyecciones excepcionales de liquidez y advirtiendo a los vendedores de bonos. El an¨¢lisis de Trichet de que la eurozona necesita m¨¢s integraci¨®n tambi¨¦n es correcto. La direcci¨®n acertada es acelerar la unificaci¨®n econ¨®mica de quienes comparten moneda; la direcci¨®n equivocada es promover diferentes velocidades en la integraci¨®n.
La intervenci¨®n del BCE no exime a los Gobiernos de tomar decisiones que refuercen la solvencia de las deudas nacionales. En el caso espa?ol significa que el Banco de Espa?a acelere la transmisi¨®n de informaci¨®n relevante sobre las entidades del sistema bancario bajo su supervisi¨®n. Significa tambi¨¦n que Gobierno y PP deber¨ªan compartir p¨²blicamente el prop¨®sito de evitar que la financiaci¨®n auton¨®mica sea objeto de sospecha para los inversores en bonos p¨²blicos, dentro y fuera de Espa?a.
Mientras cesaba la tempestad financiera sobre la deuda, las estad¨ªsticas de paro correspondientes al mes de noviembre volv¨ªan a retratar la alarmante situaci¨®n del mercado laboral. El n¨²mero de parados registrados aument¨® en 24.318 personas y situ¨® el n¨²mero total en 4.110.000. La interpretaci¨®n oficial se ha decantado, otra vez, por el optimismo. En este caso, se sostiene que el mercado laboral se est¨¢ estabilizando con dos argumentos. El primero es que la subida del paro registrado es la menor de las contabilizadas en noviembre en los ¨²ltimos 12 a?os; el segundo, que por primera vez desde 2008 se detecta un aumento mensual de la contrataci¨®n fija, imputable a los efectos de la reforma laboral.
Pero ambos indicios son demasiado d¨¦biles como para fundar en ellos un cambio de tendencia. El paro registrado est¨¢ sometido a varios factores de distorsi¨®n (uno de ellos, por ejemplo, es que las personas sin empleo que asistan a cursos de formaci¨®n no se contabilicen como parados). As¨ª como algunos sectores han agotado el margen de destrucci¨®n de empleo (industria y construcci¨®n), otros, como el de servicios, se comportan mucho peor de lo esperado. Por desgracia, la afiliaci¨®n a la Seguridad Social sigue cayendo (el sistema perdi¨® casi 53.500 afiliados el mes pasado), hecho que no puede explicarse tan solo como un efecto de los ajustes en el sector p¨²blico. La tendencia de la afiliaci¨®n apunta a que en la EPA del cuarto trimestre seguir¨¢ registr¨¢ndose una p¨¦rdida neta de empleo. No ser¨¢ en 2010 cuando se alcance la deseada estabilidad del mercado laboral.
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