El picudo rojo invade Andaluc¨ªa
El escarabajo que da?a las palmeras lleg¨® oculto en madera importada
Un escarabajo volador, de entre dos y cinco cent¨ªmetros, alargado, con pico y de color rojizo con motas negras. Se trata del curculi¨®nido ferruginoso o picudo rojo. Desembarc¨® oculto en la madera importada de pa¨ªses como Egipto o Marruecos y, desde 2004 hasta ahora, ha atacado a las palmeras de toda Andaluc¨ªa.
El mapa elaborado por la Consejer¨ªa de Agricultura muestra un panorama desolador. Casi la totalidad de la superficie andaluza est¨¢ bajo la amenaza de una plaga: la parte litoral, de hecho, se encuentra ya infectada y las zonas lim¨ªtrofes est¨¢n marcadas con la calificaci¨®n de m¨¢ximo riesgo o de vigilancia (zonas tamp¨®n). S¨®lo alg¨²n municipio del interior se libra del riesgo de un ataque inminente. Todas las capitales de provincia poseen alg¨²n ejemplar enfermo, sobre todo M¨¢laga y C¨¢diz.
Los Ayuntamientos no saben qu¨¦ hacer, podan los ¨¢rboles y queman las larvas
El insecto podr¨ªa saltar a las palmeras de d¨¢tiles y extender la plaga
Los ayuntamientos, responsables de erradicar su expansi¨®n, no saben qu¨¦ hacer. Tampoco los propietarios particulares. El Consistorio de Huelva, por ejemplo, reconoci¨® recientemente que el problema le "sobrepasa". La ciudad est¨¢ repleta de palmeras moribundas, con las hojas amarillas a punto de caer.
Ocurre tambi¨¦n en Sevilla, Almer¨ªa, Ja¨¦n y, en menor medida, en C¨®rdoba y Granada. Ni siquiera es una situaci¨®n estrictamente de Andaluc¨ªa. La Junta se?ala que la Europa mediterr¨¢nea -sur de Francia e Italia- tampoco se libra del ataque picudo.
La consejer¨ªa no proporciona un n¨²mero exacto de palmeras afectadas, pero asegura tener "controlada" la parte del asunto que se puede controlar: los viveros. Intentan evitar que las palmeras nuevas se contaminen.
A mediados del mes pasado, se conoc¨ªa el contenido del primer cat¨¢logo espa?ol sobre especies invasoras que prepara el Ministerio de Medio Ambiente. El borrador cuenta 168 especies consideradas como invasoras, que van desde la hormiga loca al mejill¨®n cebra sin olvidar al picudo rojo. La orden es erradicarlas por su amenaza directa al ecosistema. Cada metro de tronco podr¨ªa costar unos 2.000 euros en el mercado.
Pero no solo son p¨¦rdidas econ¨®micas, la situaci¨®n podr¨ªa convertirse en un problema medioambiental si el escarabajo errante saltara a otras especies, la palmera de d¨¢tiles, por ejemplo. Este supuesto, de momento, no ha ocurrido. Algunos ayuntamientos podan los ejemplares, pero las larvas se desarrollan en el interior del tronco y se lo van comiendo por dentro. Otros las queman por completo, m¨¦todo m¨¢s efectivo, aunque costoso. Asociaciones ecologistas como WWF cuestionan la decisi¨®n de importar palmeras, un ¨¢rbol no aut¨®ctono y muy caro.
La Consejer¨ªa de Agricultura explica que el escarabajo es originario de las regiones tropicales del Sudeste Asi¨¢tico y Polinesia. Despu¨¦s vol¨® a zonas subtropicales. De los numerosos pa¨ªses invadidos, se hace hincapi¨¦ en Egipto, Marruecos, Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n, por ser los proveedores de palmeras m¨¢s habituales en Espa?a. Desde el Gobierno se habla de "falta de inspecci¨®n" en la entrada de materia prima extranjera. En cualquier caso, la larva del picudo, de pocos mil¨ªmetros, no ser¨ªa f¨¢cilmente detectable en los m¨¢s exigentes controles. Y ya es tarde.
La Junta reconoce que, a estas alturas, "lo ¨²nico que se puede hacer" es evitar que las nuevas palmeras se contaminen. Para ello, ha puesto en marcha un plan de asesoramiento a las entidades que no consiguen deshacerse del implacable insecto.
Un grupo de asesoramiento de la Junta realiz¨® hasta el pasado octubre un total de 649 visitas repartidas entre 179 municipios. De ellas, 496 se debieron a avisos de palmeras afectadas -para ver su estado y establecer un diagn¨®stico-, recomendar las medidas m¨¢s adecuadas y tomar su situaci¨®n para actualizar las zonas demarcadas. La Junta prev¨¦ que hasta finales de mes el n¨²mero de visitas pueda alcanzar las 725. En Europa, Espa?a, y m¨¢s concretamente en Andaluc¨ªa, fue detectado por primera vez en 1995, en Almu?¨¦car (Granada), extendi¨¦ndose a las zonas costeras de las provincias de M¨¢laga y Granada, desde V¨¦lez-M¨¢laga a Motril, donde se mantuvo hasta el 2004, a?o en el que comenz¨® su expansi¨®n en toda la costa andaluza desde Huelva, por Aljaraque, hasta Almer¨ªa, y distintos puntos del interior de las provincias de C¨®rdoba, Ja¨¦n y Sevilla.
En 2004 se detect¨® en la Comunidad Valenciana, un a?o despu¨¦s Murcia y Canarias y en 2006 lleg¨® a Catalu?a y con posterioridad a Baleares.
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