"Nos avergonzaba matar"
Eduardo Uriarte, condenado en el juicio de Burgos y amnistiado en 1977, recuerda 40 a?os despu¨¦s por qu¨¦ fue clave un proceso del que la dictadura quiso hacer una causa ejemplar
La decisi¨®n de matar a Melit¨®n Manzanas se tom¨® en nuestro entorno. Pero nunca supimos ni quisimos saber qui¨¦n hab¨ªa sido su autor. Nos daba verg¨¹enza matar porque no lo ten¨ªamos asumido y porque todav¨ªa aquella organizaci¨®n repudiaba el asesinato". As¨ª se pronuncia Eduardo Uriarte a los 40 a?os del Proceso de Burgos, que juzg¨® en un tribunal militar constituido en la capital castellana a 16 militantes de ETA por el asesinato de Melit¨®n Manzanas, jefe de la Brigada Pol¨ªtico Social de San Sebasti¨¢n, la polic¨ªa pol¨ªtica del dictador Franco, el 2 de agosto de 1968.
Para seis de ellos, incluido Uriarte, que entonces ten¨ªa 24 a?os, el fiscal militar pidi¨® la pena de muerte. Los otros cinco condenados a la pena m¨¢xima fueron Francisco Javier Izko, Mario Onaindia, Jos¨¦ Mar¨ªa Dorronsoro, Jokin Gorostidi y Francisco Javier Larena.
"Si ETA hubiera abandonado la violencia en la transici¨®n, habr¨ªa sido un referente del antifranquismo"
El juicio se inici¨® el 3 de diciembre de 1970 y termin¨® el 30 del mismo mes. Los condenados a muerte fueron indultados por el dictador. El Proceso de Burgos marc¨® un hito en la historia del franquismo. La dictadura quiso aprovechar el que fue el primer atentado mortal asumido por una ETA que ten¨ªa menos de 10 a?os de existencia para reforzar el r¨¦gimen autoritario y neutralizar a las corrientes democr¨¢ticas que emerg¨ªan en la sociedad espa?ola.
Pero se le volvi¨® en contra. Hubo movilizaciones in¨¦ditas contra la dictadura en las calles espa?olas, sobre todo en el Pa¨ªs Vasco, donde tuvo gran seguimiento una huelga general. La Iglesia espa?ola se despeg¨® del r¨¦gimen y este recibi¨® presiones de los pa¨ªses democr¨¢ticos europeos que pidieron el indulto a Franco. Nunca hasta entonces la oposici¨®n a la dictadura hab¨ªa alcanzado aquellos niveles de protesta, que llev¨® a declarar el estado de excepci¨®n en el Pa¨ªs Vasco y posteriormente en toda Espa?a.
Eduardo Uriarte recuerda que aquella ETA no ten¨ªa que ver con la de ahora. De hecho, la decisi¨®n de matar al jefe de la Brigada Pol¨ªtico Social no fue el resultado de una estrategia, sino la venganza por la muerte del l¨ªder de ETA Txabi Etxebarrieta, de 25 a?os, el 7 de junio de 1968 por la Guardia Civil. "Nos ro¨ªan las ganas de venganza y, sobre todo, la necesidad de dar una respuesta que demostrara que ETA no estaba acabada".
Todos los procesados en Burgos fueron detenidos en 1969, y en la etapa que pasaron en la c¨¢rcel hasta la celebraci¨®n del juicio, en diciembre de 1970, la mayor¨ªa evolucion¨® desde el nacionalismo a posiciones de izquierdas, muy en boga tras el mayo de 1968, y alejadas del recurso al terrorismo. "Evolucionamos en la c¨¢rcel. El nacionalismo presente en ETA se hab¨ªa dejado seducir por el discurso marxista y antiimperialista. En nuestros discursos en la sala del juicio abog¨¢bamos por la solidaridad internacionalista y a veces nos declaramos marxistas-leninistas, lo que molest¨® a los nacionalistas del exterior".
Uriarte est¨¢ convencido de que el r¨¦gimen de Franco trat¨® de utilizar el incipiente uso de la violencia de aquella ETA para demonizar a la oposici¨®n democr¨¢tica con un enorme despliegue propagand¨ªstico de sus acciones en los medios de comunicaci¨®n, controlados por el r¨¦gimen.
"Pero el resultado fue contrario a sus intereses. Logr¨® que para mucha gente, no solo en el Pa¨ªs Vasco, los j¨®venes de ETA fu¨¦ramos unos h¨¦roes contra la dictadura cuando la realidad era que ETA en ese momento era una organizaci¨®n muy debilitada y dividida internamente". Tambi¨¦n contribuy¨® a este resultado la estrategia de los procesados de plantear un juicio pol¨ªtico. "Hab¨ªa que aprovechar la ocasi¨®n para denunciar ante el mundo la dictadura de Franco". El Proceso de Burgos dio tal prestigio a ETA que aument¨® much¨ªsimo su afiliaci¨®n, recuerda Uriarte.
Uriarte tiene claro que el juicio de Burgos marc¨® "el principio del fin de la ca¨ªda del r¨¦gimen de Franco, que viv¨ªa una contradicci¨®n insalvable, entre un liberalismo econ¨®mico y un r¨¦gimen autoritario". Un sector del r¨¦gimen, liderado por el almirante Carrero Blanco, quiso utilizar el proceso para garantizar la continuidad del r¨¦gimen tras la muerte de Franco y mostrar a Estados Unidos que Espa?a se encontraba ante una seria amenaza que requer¨ªa una respuesta pol¨ªtica autoritaria.
El r¨¦gimen cometi¨® adem¨¢s otro profundo error, se?ala Uriarte, porque no solo respondi¨® con represi¨®n desproporcionada -las fuerzas de orden p¨²blico mataron a tiros a un manifestante de 19 a?os, Roberto P¨¦rez J¨¢uregui, e hirieron de bala a otros-, sino que recuper¨® el discurso m¨¢s fascista de los a?os de posguerra. Entonces, Europa descubri¨® que la Espa?a de Franco era una asignatura pendiente tras la victoria aliada contra el fascismo. Europa pidi¨® clemencia a Franco, e incluso lo hizo el presidente de Estados Unidos Richard Nixon. Tambi¨¦n se sum¨® a esta petici¨®n el Vaticano, y la Iglesia espa?ola, al hilo del proceso, comenz¨® a desmarcarse del r¨¦gimen. Un sector del Ej¨¦rcito reconocer¨ªa posteriormente que se hab¨ªa sentido utilizado.
Los procesados contaron con las simpat¨ªas de la izquierda espa?ola. Entre sus abogados figuraron socialistas, como Gregorio Peces-Barba y Jos¨¦ Manuel Moreno Lombardero, y comunistas, como Josep Sol¨¦ Barber¨¢.
La otra cara de la moneda fue la puesta en marcha del mecanismo de la violencia. "Es verdad que all¨ª se incub¨® el virus de los elementos perversos que posteriormente hemos conocido y sufrido. La ETA posterior al Proceso de Burgos se qued¨® con lo peor de nosotros al hacer de la violencia el centro de su pol¨ªtica e ideolog¨ªa". Uriarte sit¨²a el inicio del terrorismo de ETA en el atentado de la cafeter¨ªa Rolando, en la calle del Correo, junto a la Puerta del Sol de Madrid, en septiembre de 1974. Cost¨® la vida a 14 personas e hiri¨® a decenas.
Los condenados a muerte en el Proceso de Burgos pasaron siete a?os en la c¨¢rcel. Fueron amnistiados en 1977, tras la reinstauraci¨®n de la democracia. De los seis, dos de ellos ya han fallecido: Onaindia, en 2003, y Gorostidi, en 2006.
Solo uno de los 16 condenados, Jes¨²s Abrisketa, volvi¨® a ingresar en ETA. Una mayor¨ªa se vincul¨® a la extinta Euskadiko Ezkerra y algunos prolongaron su traves¨ªa hasta el PSE, como Onaindia y Uriarte. Una minor¨ªa -Gorostidi, Itziar Aizpurua y Julen Kalzada- se uni¨® a Herri Batasuna. Uriarte lo explica as¨ª: "Todo lo que nos sucedi¨®, incluido el Proceso de Burgos, fue una catarsis para casi todos nosotros. Salimos bastante tocados por la experiencia vivida. Aunque jugamos el papel de h¨¦roes en el proceso, reflexionamos sobre la tragedia que supone la violencia".
Cuarenta a?os desp¨²es, Uriarte cree que hay que entender el proceso en el contexto de la dictadura. "No es sorprendente que en un pa¨ªs en efervescencia un grupo de j¨®venes cayera en la din¨¢mica de la violencia frente a una dictadura que negaba a los ciudadanos los derechos m¨¢s elementales". Y respecto a ETA, "si hubiera tenido la dif¨ªcil clarividencia de haber abandonado su actividad violenta al inicio de la transici¨®n, hubiera sido una referencia de la resistencia al franquismo". No lo hizo. "Fue m¨¢s un movimiento nacionalista radical que antifranquista. Y al final ha sentido la humillaci¨®n de ser rechazada por todos los dem¨®cratas a escala internacional".
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