La pugna por los mercadillos provoca una estampida de 150 familias gitanas
La etnia atribuye la causa del destierro a un noviazgo que se convirti¨® en tr¨ªo
Fue una estampida en toda regla, el ¨²ltimo viernes de noviembre. Una amenaza, a¨²n imprecisa, puso en fuga a 150 familias gitanas, arrebatadas por un vendaval de prisas y desesperaci¨®n. Solo se sintieron a salvo los convalecientes. Las furgonetas de la estampida formaron ese viernes kilom¨¦tricas caravanas desde Porri?o y Tui hacia el destierro, m¨¢s all¨¢ de las fronteras de Galicia. Ahora se les dice que pueden volver, menos las familias directas de un tr¨ªo amoroso al que se atribuye tama?a sacudida. Para la Guardia Civil no es veros¨ªmil, por muy gitano que se ponga el l¨ªo. Tambi¨¦n aqu¨ª lo que manda es el mercado.
Tuvo que ser una amenaza contundente y cre¨ªble, aunque nadie la ha expuesto. Los ni?os hab¨ªa ido al colegio y fueron recogidos a media ma?ana por sus madres y mayores, todos presa de gran agitaci¨®n. "?Que tenemos que irnos!", apuraban entre llantos. Las casas se vaciaron con prisas an¨¢logas, volcando por las ventanas los enseres que alijaron en los coches y remolques entre voces crispadas para acelerar la huida. La gran mayor¨ªa, de 120 a 130 familias, viv¨ªa de alquiler en la parroquia porri?esa de Torneiros. Otras 20, en Tui. En total, de 600 a 800 personas. Dos d¨ªas despu¨¦s de su fuga aparecieron los carteles de venta en los balcones de pisos de su propiedad.
La Guardia Civil no halla ninguna evidencia del detonante amoroso
Cooperativistas y aut¨®nomos luchan por los puestos de las ferias
Los zamoranos, distingo que se aplica en Porri?o a los expulsados (vinieron de Benavente, de Valladolid, de Burgos, de Cantabria...), llegaron hace unos 35 a?os, se domiciliaron en pisos -nunca formaron poblados chabolistas- e introdujeron en las ferias y mercados del sur de Pontevedra, hasta entonces dedicados a los productos agrarios, los puestos de textiles. Algunos otros se emplearon a salario fijo.
Nadie en Porri?o ha puesto reparos y se reconoce la progresiva integraci¨®n social de los zamoranos, aunque hayan mantenido v¨ªnculos de identidad grupal como su pertenencia en bloque a la Iglesia Evang¨¦lica de Filadelfia. Y su condici¨®n gitana, que pese a la renovaci¨®n generacional, reconoce el ascendente sobre ellos de los gitanos gallegos que ahora les han puesto pies en polvorosa.
Sina¨ª Gim¨¦nez, presidente de la Asociaci¨®n del Pueblo Gitano y portavoz omn¨ªmodo de la etnia en Galicia, atribuye el origen del conflicto a la pelea entre dos j¨®venes por una zamorana que estaba dando cuerda a los dos. Gim¨¦nez pertenece a la familia de los Mor¨®ns, con base en Tui, que han ejercido de ¨¢rbitros en la contienda, como parte del consejo de ancianos y patriarcas. Este consejo, formado por gitanos de respeto, solo se re¨²ne para resolver los enfrentamientos entre las familias, y hay constancia de su intervenci¨®n negociadora, o de algunos de sus miembros, antes de que se produjera la estampida, cuando las tensiones ya echaban chispas. Gim¨¦nez atribuye el conflicto a ese l¨ªo amoroso y descarta "tajantemente" que se debiera a ninguna cuesti¨®n econ¨®mica, ni de mercadillos ni de otra ¨ªndole.
Pero las caras y maneras de los que huyeron -aun por r¨¦gimen de la tradici¨®n gitana que as¨ª acataron- ten¨ªan m¨¢s que ver con los progroms de jud¨ªos y nazis que con cualquier deriva amorosa de la tragicomedia ¨¦tnica. La Guardia Civil ha permanecido alerta al desarrollo del conflicto, desde antes de la estampida, y ninguno de los orejas que ha desplegado en la investigaci¨®n, seg¨²n se?alan a este peri¨®dico fuentes de la misma, ha encontrado rastro del argumento del tr¨ªo amoroso y s¨ª, en cambio, multitud de alusiones que ponen el dedo en la llaga de los mercadillos como causa principal, si no ¨²nica, del conflicto.
El control de los mercadillos corresponde a los Ayuntamientos, que asignan los puestos y cobran sus tasas por la concesi¨®n. Hasta hace unos a?os, la inmensa mayor¨ªa de estos vendedores ambulantes funcionaban como trabajadores aut¨®nomos. Pero descubrieron un sistema para abaratar costes a trav¨¦s de cooperativas de trabajo social, de las que el propio Sina¨ª Gim¨¦nez fue el principal impulsor. No son cooperativas ni de compra ni de venta, pero se usan para convertir formalmente en asalariados suyos a los ambulantes antes aut¨®nomos, como los zamoranos, lo que les ha permitido ahorrar en cuotas a la seguridad social y papeleos, que las cooperativas gestionan ante las Administraciones pertinentes.
Las cooperativas han conquistado as¨ª una posici¨®n hegem¨®nica para negociar los puestos de los mercadillos, frente a la voluntad de los ambulantes que prefieren presentarse como aut¨®nomos y m¨¢s ahora, que se les permite pagar solo la mitad de las cuotas anteriores. Esta tensi¨®n provoc¨® problemas en Pontevedra, donde la concejal socialista Teresa Casal plant¨® cara a las pretensiones de los cooperativistas y decidi¨® dejar una parte de los puestos a los aut¨®nomos. Como consecuencia, en un alarde de poder¨ªo de Sina¨ª Gim¨¦nez, portador de la bandera cooperativista, todos los ambulantes gitanos se sumaron al plante que convoc¨® el portavoz y no han vuelto a aparecer en los mercadillos de Pontevedra ni de Estivela. Tampoco en Ponteareas, por la misma raz¨®n.
El propio Gim¨¦nez se felicit¨® de haber encontrado, con ayuda de Rafael Louz¨¢n, una alternativa de ocupaci¨®n plenamente cooperativista del mercadillo de Barro. Pero sus ecos ¨²ltimos siguen siendo una inc¨®gnita.
Todos piden que vuelvan, a¨²n sin resultados
Los mercadillos han perdido a los zamoranos y los Ayuntamientos, empezando por el de Porri?o, han aprobado mociones que reclaman su regreso, expresando el deseo de que "finalicen enseguida las circunstancias [que nadie aclara] que les obligaron a tomar la decisi¨®n" de salir huyendo. Todos les reservan por el momento la concesi¨®n de los puestos.
Tambi¨¦n la Asociaci¨®n del Pueblo Gitano, que preside Sina¨ª Gim¨¦nez, anim¨® el jueves a todas las familias desterradas "a que vuelvan a sus hogares y trabajos para que todo se vaya normalizando y empecemos a promover la buena convivencia que hab¨ªa entre todos".
El presidente del consejo de ancianos y patriarcas, seg¨²n la misma asociaci¨®n, ya se lo ha comunicado as¨ª a los representantes de las familias gallegas y zamoranas implicadas en el conflicto. El consejo garantiza que no se producir¨¢ ning¨²n otro y que los ¨²nicos perjudicados del actual ser¨¢n los implicados directos en el mismo, esto es, las familias respectivas de los dos novios que se disputaron a la zamorana por las bravas. Pero, de momento, no se ha constatado ninguna respuesta a esos llamamientos.
Los mercadillos de la comarca se han celebrado las dos ¨²ltimas semanas sin zamoranos.En el de Tui, el pasado jueves, su ausencia se hac¨ªa ostentosa, por el vac¨ªo de puestos y por los comentarios que prodigaba en corrillos su clientela. "Ahora todo lo que hay es de los chinos, y no vale aunque valga menos. Los zamoranos ten¨ªan calidad", se quejaba una se?ora habl¨¢ndolo con otras que asent¨ªan. "Yo he venido a comprarle unos pantalones al nieto y ?qu¨¦ quieren, que vaya a la tienda? Los zamoranos me los vender¨ªan por 10 euros, en la tienda me cuestan 30 y no podemos, gente como nosotros no podemos, por eso me gustaban los zamoranos".
En el mercadillo solo hay un par de puestos con responsables identificables como gitanos y en uno repiten que no saben "nada de nada". En el otro no se cortan de amenazar con que "va a pasar algo gordo" si el periodista formula una tercera pregunta. "?Ni una m¨¢s, ?est¨¢ claro?!", se crispa el responsable. Tan claro como el agua clara que cant¨® el Camar¨®n.
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