Informe urgente sobre Wikileaks
Si en mis tiempos de diplom¨¢tico hubiera tenido que hacer un informe muy urgente para la Superioridad, la nota hubiera podido tener un texto como el siguiente:
Estas l¨ªneas tienen por objeto presentar una primera reflexi¨®n, apresurada y basada en informaci¨®n limitada, sobre la importancia de los documentos filtrados por Wikileaks. Los medios de comunicaci¨®n han insistido en ella y alentado un debate que no es objeto de esta nota. No se han detenido en su significado, ni ten¨ªan por qu¨¦ hacerlo, desde la perspectiva hist¨®rica. El tr¨¢fico diplom¨¢tico suele abrirse a consulta tras plazos de cierre que, por lo general, oscilan entre 25 y 30 a?os. Son frecuentes otros m¨¢s amplios en temas sensibles relacionados con la seguridad nacional y la protecci¨®n de fuentes. Plazos de 50 y 75 a?os son habituales. Esto quiere decir que la filtraci¨®n ha acortado dr¨¢stica y dram¨¢ticamente los plazos de consulta. Es, pues, un acontecimiento hist¨®rico.
En la opini¨®n p¨²blica tendr¨ªa mayor impacto la filtraci¨®n de las pr¨¢cticas de los bancos
A?¨¢dase una segunda consideraci¨®n. No es infrecuente que los Gobiernos abran de por s¨ª segmentos de su tr¨¢fico diplom¨¢tico en el marco de investigaciones oficiales o porque convenga a los intereses del Estado. Los numerosos informes propiciados por el Legislativo norteamericano han contribuido al conocimiento de la organizaci¨®n, sistemas, m¨¦todos y normas de funcionamiento de la diplomacia estadounidense. En ocasiones, en contra de los deseos del Ejecutivo. Los expertos e instituciones de investigaci¨®n siempre han encontrado en ellos una aut¨¦ntica mina. En otros pa¨ªses la documentaci¨®n diplom¨¢tica ha salido a la superficie antes de los plazos previstos por razones diversas. Desde la necesidad de apoyar comisiones de investigaci¨®n parlamentaria a la de querer esclarecer o justificar la posici¨®n propia. Sin llegar a la publicaci¨®n de "papeles blancos" en situaciones de emergencia o de ruptura de relaciones, cabe recordar la informaci¨®n suministrada en el marco de investigaciones sobre acontecimientos importantes como la matanza de Srebrenica que en tan mal lugar dej¨® al Gobierno de La Haya.
En el caso presente el tr¨¢fico diplom¨¢tico ha salido a la luz en contra de los deseos del Gobierno norteamericano. Si bien no es la primera vez que esto ocurre, la filtraci¨®n no tiene antecedentes por su volumen y cobertura temporal y espacial. Por esta raz¨®n se trata, tambi¨¦n, de un acontecimiento hist¨®rico.
Para valorar adecuadamente la documentaci¨®n ser¨ªa preciso, desde punto de vista t¨¦cnico, contar con los textos originales. Los res¨²menes, por excelentes que sean, no son sustitutos.
El origen de la filtraci¨®n determina que un porcentaje muy elevado del tr¨¢fico proceda de las misiones y fluye hacia los servicios centrales. Las instrucciones de estos parecen referirse a peticiones de informaci¨®n o para orientarlas en las prioridades en su labor diplom¨¢tica. Desde la ¨®ptica hist¨®rica, el resultado es insuficiente. Al trabajar sobre fuentes ya desclasificadas, el investigador presta atenci¨®n tanto a los informes del terreno como a su valoraci¨®n por la central. ?ltimamente lo que cuenta es su utilidad en el proceso de toma de decisiones. Tal laguna limita considerablemente la significaci¨®n de la filtraci¨®n.
La apreciaci¨®n de su importancia est¨¢ sometida a las cautelas habituales. La informaci¨®n de las misiones es un input, imprescindible desde luego, a dicho proceso. Ilustra, con todo, la l¨ªnea por la que se mueven los diplom¨¢ticos norteamericanos sobre el terreno, tanto en pa¨ªses amigos como en circunstancias dif¨ªciles. Dependiendo de las situaciones y de los pa¨ªses, se advierten peticiones de un tipo de informaci¨®n que no es de f¨¢cil obtenci¨®n por medios diplom¨¢ticos normales. Es veros¨ªmil que en tales casos las misiones recurran al personal especializado que, con cobertura diplom¨¢tica o sin ella, trate de procurarla.
La filtraci¨®n representa, con todo, una ocasi¨®n inestimable para profundizar en el conocimiento directo de las fobias, las filias y el etnocentrismo que permeabilizan toda informaci¨®n diplom¨¢tica, en este caso la norteamericana. Su valor ser¨¢ tanto m¨¢s elevado cuanto el an¨¢lisis permita extraer conclusiones sobre situaciones en las que no tenemos una informaci¨®n tan directa como la de nuestros amigos. En varios pa¨ªses y en los organismos de investigaci¨®n pertinentes es veros¨ªmil que centenares de analistas enriquezcan la informaci¨®n propia gracias al estudio exhaustivo de los documentos filtrados.
Es indudable que una exhibici¨®n tan masiva y contundente de los cables norteamericanos tendr¨¢ alg¨²n impacto sobre la opini¨®n p¨²blica de los pa¨ªses afectados. Con todo, si los autores de la filtraci¨®n piensan que con ello puedan lograr efectos duraderos el funcionario que suscribe no puede evitar pensar que caen en un error conceptual y metodol¨®gico fundamental. Los norteamericanos cerrar¨¢n las posibilidades de leakage, modificar¨¢n a cualquier coste sus sistemas de control y continuar¨¢n trabajando como si tal cosa. Desde el punto de vista de la opini¨®n p¨²blica tendr¨ªa, probablemente, mayor impacto la filtraci¨®n de las pr¨¢cticas de los bancos y especuladores norteamericanos. Esto contribuir¨ªa a deslegitimar la creencia en las bondades de los resultados ¨®ptimos del comportamiento lo m¨¢s ampliamente desregulado posible de los actores financieros. Seg¨²n noticias de prensa parece ser que Wikileaks piensa orientarse en tal direcci¨®n.
?ngel Vi?as es historiador y catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid | Comenta esta noticia en la red social de EL PA?S | La mayor filtraci¨®n de la historia | Preguntas y respuestas | Ir al especial
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