Mujer tostada contra hombre descolorido
David Mamet es un autor de grandes minor¨ªas. Tiene prestigio acad¨¦mico, pero gusta a casi todos. Escribe para teatro y cine con un estilo medularmente incorrecto, sin perder la fotogenia. Es un cr¨ªtico social, pero nunca acabamos de estar seguros desde donde dispara. Su dial¨¦ctica resulta calculadoramente ambigua.
Razas plantea el caso de la supuesta violaci¨®n que Charles, millonario blanco, comete sobre una joven negra, en una habitaci¨®n de hotel. Mamet mantiene al p¨²blico in albis sobre la realidad de los hechos, siguiendo en suspenso las hip¨®tesis de los abogados, uno blanco, negro el otro, del bufete a d¨®nde Charles acude para su defensa. Piensan estos que, siendo mujer y negra la denunciante, el jurado popular, para no ser tildado de racista, creer¨¢ en su palabra y declarar¨¢ culpable al acusado, aunque no lo sea.
RAZAS
Autor: David Mamet. Versi¨®n: Bernab¨¦ Rico. Int¨¦rpretes: Toni Cant¨®, Emilio Buale, Bernab¨¦ Rico y Montse Pl¨¢. Vestuario: ?lvaro Moreno. Direcci¨®n: Juan Carlos Rubio. Matadero Madrid. Hasta el 23 de enero.
Para que la comedia jur¨ªdica siga, Mamet hace trampa: una joven abogada negra del bufete de Jack y Henry, acepta la provisi¨®n de fondos de Charles y pide informes al fiscal lo que, en la pr¨¢ctica, les convierte a ellos en sus representantes legales. A partir de ah¨ª, Razas se convierte en la b¨²squeda contra reloj de una l¨ªnea de defensa que desmonte los prejuicios del jurado: da igual si la viol¨® o no, lo importante es que el proceso conduzca a la absoluci¨®n. "No creo en la verdad, porque supedita la defensa a los hechos", viene a decir Jack, certeramente interpretado por Toni Cant¨®.
Juan Carlos Rubio y sus actores llevan los di¨¢logos a velocidad de crucero, pis¨¢ndose la r¨¦plica sin perder el resuello: falta alg¨²n momento de respiro, donde se vea pensar a sus personajes, que tienen momentos notables de complicidad silente expresada sin subrayados por Cant¨®, Emilio Buale y Montse Pla. La actriz, debutante en teatro, compensa con magnetismo f¨ªsico sobrado cierta falta de naturalidad en el habla. Bernab¨¦ Rico, traductor de la obra y arrojado inductor del proyecto, pecha esforzadamente con un papel poco agradecido. Eficaz, la as¨¦ptica escenograf¨ªa de Ana Garay, ba?ada por una luz g¨¦lida de Jos¨¦ Manuel Guerra: entre ambos, crean un clima quir¨²rgico en el bufete. El vestuario de ?lvaro Moreno, funcional, favorece a los int¨¦rpretes.
Como Glengarry Glen Ross, Razas acaba de un tajo cuando m¨¢s promet¨ªa, en pleno nudo, como si a Mamet le diera pereza resolver el conflicto planteado o le hubiera faltado tiempo para ello, con tanto proyecto teatral, literario y cinematogr¨¢fico entre manos.
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