La lecci¨®n de Kuwait
La elecci¨®n de Qatar como sede del Mundial de F¨²tbol de 2022 supone un nuevo triunfo para la estrategia del jeque Hamad Bin Khalifa al Thani de poner el emirato en el mapa como forma de proteger su existencia y la dinast¨ªa. Al otro lado de las cr¨ªticas al peso del dinero en la decisi¨®n de la FIFA, hay un pa¨ªs que se ech¨® a la calle ilusionado con la designaci¨®n.
Nadie puede negar el entusiasmo de los ¨¢rabes por el f¨²tbol. En Marruecos, en Egipto o en Yemen, j¨®venes y menos j¨®venes siguen con pasi¨®n las grandes ligas europeas y conocen de carrerilla las alineaciones del Barcelona, el Chelsea o el Mil¨¢n. Pero es verdad que entre los 22 pa¨ªses miembros de la Liga ?rabe o en el entorno geopol¨ªtico de Oriente Pr¨®ximo hay candidatos con m¨¢s armaz¨®n de Estado, aunque con menos dinero.
No se trata de las infraestructuras, de los estadios que habr¨¢ que construir o del aire acondicionado que se despilfarrar¨¢. Qatar ya tuvo ocasi¨®n de hacer un primer ensayo en los Juegos Asi¨¢ticos de 2006, donde prob¨® que ten¨ªa capacidad y voluntad (tanto pol¨ªtica como econ¨®mica) para ocuparse de un gran evento deportivo internacional. Podr¨¢ practicar de nuevo en la Copa Asi¨¢tica de F¨²tbol el a?o que viene. Y le quedan 11 a?os m¨¢s para construir las instalaciones requeridas.
El problema de Qatar es que suple con petrod¨®lares (o m¨¢s exactamente, gasod¨®-lares) su falta de poblaci¨®n. Seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Oficina de Estad¨ªsticas de Qatar, el pa¨ªs ten¨ªa en abril 1.677.045 habitantes, aunque las estimaciones del Factbook de la CIA reducen ese n¨²mero a 840.926. En cualquier caso, dos tercios son extranjeros, en su mayor¨ªa inmigrantes asi¨¢ticos (que trabajan en condiciones de semiesclavitud). Es precisamente esa vulnerabilidad la que impulsa a sus dirigentes a buscar una presencia internacional relevante.
Desde el punto de vista qatar¨ª, la apuesta por el Mundial tiene l¨®gica. Sigue a las decisiones anteriores de lanzar la cadena de televisi¨®n por sat¨¦lite Al Jazeera o al empe?o de la segunda mujer del emir, la jequesa Mozah, por hacer del pa¨ªs un centro de excelencia educativa. El objetivo es poner Qatar en el mapa; convertirlo en una imagen familiar que la gente pueda asociar con desarrollo, modernidad y deporte.
Lo corrobora el lema que alienta la p¨¢gina oficial de la candidatura (http://www.qatar2022bid.com/): "Construyendo una naci¨®n. Qatar 2022". Y es que la invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwait (en agosto de 1990) fue una lecci¨®n que las peque?as monarqu¨ªas petroleras de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga no han olvidado. Atrapados entre los dos gigantes regionales, Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª, sus gobernantes han interiorizado la importancia de que se identifique a sus pa¨ªses como entidades independientes y aut¨®nomas.
No es paranoia, las amenazas que ha lanzado Al Qaeda tras el anuncio de la decisi¨®n de la FIFA refuerzan esa necesidad de autoafirmaci¨®n. "En 2022, no habr¨¢ un pa¨ªs con el nombre de Qatar, y no habr¨¢ provincia [sic] llamada Kuwait, y no habr¨¢ [Arabia] Saud¨ª. En su lugar, habr¨¢ un emirato llamado el Estado Isl¨¢mico", advierten varios foros cercanos a ese grupo radical islamista, seg¨²n SITE, un grupo dedicado al seguimiento de grupos terroristas.
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