La espera y las esperanzas
La expectativa de la difusi¨®n durante el periodo navide?o de un comunicado de ETA que anunciara supuestamente un alto el fuego "unilateral, verificable, permanente y con voluntad de ser definitivo" fue cobrando fuerza en las ¨²ltimas semanas a medida que la izquierda abertzale multiplicaba en el Pa¨ªs Vasco sus declaraciones de renuncia a la violencia y su prop¨®sito de presentarse a las elecciones municipales y forales de la pr¨®xima primavera. Los tres lados del tri¨¢ngulo est¨¢n perfectamente ensamblados: disuelta en marzo de 2003 por una sentencia del Supremo que consideraba probada su pertenencia al entramado de ETA, Batasuna solo podr¨ªa concurrir a los comicios si los tribunales resolvieran que su ruptura con la violencia terrorista le acreditaba para regresar a la legalidad. Las pr¨®ximas semanas permitir¨¢n comprobar el grado de correspondencia entre las esperanzas albergadas por la izquierda abertzale durante el plazo de espera y los eventuales pronunciamientos de la organizaci¨®n terrorista.
La izquierda 'abertzale' aguarda un comunicado de ETA que pudiera facilitar su legalizaci¨®n
Los pron¨®sticos sobre la inminencia del comunicado se hallan cargados de connotaciones imperativas. ETA est¨¢ siendo emplazada desde la izquierda abertzale a cumplir el requerimiento de una nueva tregua, esta vez controlable desde fuera y abierta a la desaparici¨®n voluntaria de la propia organizaci¨®n terrorista. La llamada Declaraci¨®n de Bruselas, presentada en marzo de 2010 ante el Parlamento Europeo bajo el patrocinio de varios premios Nobel de la Paz y mediadores internacionales pidi¨® a ETA "un alto el fuego unilateral, verificable y permanente" y al Gobierno su eventual respuesta a ese compromiso; el promotor del documento, Brian Currin, ofreci¨® sus servicios retribuidos para la soluci¨®n del conflicto.
El 15 de septiembre, ETA agradeci¨® a los firmantes de la Declaraci¨®n de Bruselas su iniciativa, no sin aclarar al tiempo con florido lenguaje metaf¨®rico naval que "ante la cerraz¨®n de Francia y Espa?a" ya hab¨ªa hecho "zarpar de nuevo el barco de la oportunidad para la resoluci¨®n democr¨¢tica del conflicto": su decisi¨®n de suspender los atentados fue adoptada en silencio meses antes "sin echar el ancla con disposici¨®n de navegar en aguas m¨¢s profundas". Nada hay, por lo dem¨¢s, en ese comunicado, basado sobre la tosca leyenda ¨¦pica de Euskal Herria como un pueblo sin Estado dominado y perseguido durante siglos por Espa?a y Francia, capaz de mover a la esperanza de su disoluci¨®n voluntaria.
El "acuerdo para un escenario de paz y soluciones democr¨¢ticas" firmado el 25 de septiembre en Gernika por Eusko Alkartasuna, Aralar, los albaceas de Batasuna y hasta una treintena de organizaciones pol¨ªticas, sindicales y sociales tambi¨¦n encabeza su listado de exigencias y deseos con la petici¨®n a ETA de un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional "como expresi¨®n de voluntad para un definitivo abandono de la lucha armada". A lo largo de todo el oto?o, tanto el anuncio de la tregua navide?a de ETA como las apuestas favorables a la satisfacci¨®n de la petici¨®n de la izquierda abertzale han sido repetidas hasta el aburrimiento. En sus declaraciones a Radio Euskadi, Rufi Etxeberria, portavoz en libertad de la ilegalizada Batasuna, reiter¨® que seguir¨¢n demandando a ETA la suspensi¨®n de todas las expresiones de violencia, incluidas la kale borroka y la extorsi¨®n a los empresarios, aunque el anuncio de la tregua navide?a no se produjese.
Esa voluntarista actitud sobre el eventual comunicado de ETA es una simple secuela de las tentativas de los dirigentes de Batasuna para concurrir dentro de cinco meses a los comicios municipales y forales. Las esperanzas puestas en que el Tribunal Europeos de Derechos Humanos pudiera manifestarse en contra de la Ley de Partidos de 2002 y de la sentencia del Supremo de 2003 ilegalizadora de Batasuna quedaron frustradas por los jueces europeos. Pero el mensaje enviado durante los ¨²ltimos meses por el Gobierno y por los dos partidos de ¨¢mbito estatal con m¨¢s del 90% de los esca?os en las Cortes Generales tambi¨¦n ofrece malos augurios para las nuevas esperanzas de Batasuna.
A menos que ETA anunciara su disoluci¨®n de manera objetivamente comprobable o que alternativamente la izquierda abertzale rompiese p¨²blicamente con ETA de forma igualmente fehaciente, la condena por unos nuevos estatutos de Batasuna de cualquier tipo de violencia (equiparando el ejercicio gansteril de la violencia criminal de la banda terrorista con la aplicaci¨®n legal del monopolio leg¨ªtimo de la violencia en manos del Estado de derecho) carecer¨ªa de la convicci¨®n y de la verosimilitud suficientes.
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