"Es tener tos y rascarse la barriga"

Mariano, que no quiere dar su apellido, tiene 72 a?os. Muchos de ellos los ha pasado sentado en un sal¨®n de bingo, en la mesa redonda de un casino o en un taburete frente a una ruidosa m¨¢quina tragaperras. Es el presidente de la Asociaci¨®n de Jugadores de Azar en Rehabilitaci¨®n, la m¨¢s antigua en Madrid de todas las que amparan a personas con serios problemas con el juego. "Todas las medidas son como tener tos y rascarse la barriga. La mayor mafia del juego son los Estados y los Gobiernos", dice. No le conmueve que bajen la fiscalidad a las salas de bingo. Ni para bien, ni para mal. "A m¨ª lo que me llega al alma es que un chaval de 34 a?os tenga una deuda de m¨¢s de medio mill¨®n de euros por esa mierda", afirma.

Las salas de bingo tienen la obligaci¨®n de pedir la documentaci¨®n para entrar a sus salones. Esto sirve, adem¨¢s de para constatar la mayor¨ªa de edad del interesado, para cotejar si esa persona est¨¢ apuntada a la lista de lud¨®patas. Ese listado es voluntario. Aquel que considera que no va a tener suficiente fuerza de voluntad ante la tentaci¨®n se apunta para que le veten cuando le entren los deseos de jugar. "Esa relaci¨®n de nombres es una tonter¨ªa", zanja con su estilo sentencioso Mariano: "Yo debo de ser el n¨²mero 14 de la lista y he jugado un mont¨®n de a?os estando apuntado", revela.

Lo cierto es que las asociaciones de bingo denuncian que en los salones de juego, donde hay m¨¢quinas con premios de hasta 18.000 euros, no se pide el DNI para comprobar si el jugador est¨¢ en el listado.