"Sorprende cu¨¢ntos amigos tiene Israel"
Menuda, coqueta y llena de energ¨ªa, Gabriela Shalev est¨¢ acostumbrada a tomar decisiones r¨¢pidamente ante cualquier contratiempo. "Tenemos la maleta en Bucarest", explica caminando deprisa sin perder la sonrisa mientras su pareja busca en el hall del hotel espuma de afeitar. Sonrisa que no se borra cuando estrecha la mano del fot¨®grafo, aunque la otra mano ya est¨¢ dentro del bolso, del que extrae un l¨¢piz de labios. ?Y d¨®nde puede mirarse mientras se pinta? En la brillante puerta del ascensor, naturalmente.
Tal vez su sonrisa en las peque?as dificultades venga dada por el hecho de que la historia de Shalev est¨¦ llena de superaciones. De las de verdad. Sus abuelos maternos murieron en Auschwitz. Los paternos perdieron todo en el Berl¨ªn del nazismo, pero salvaron la vida. Ella, nacida en Tel Aviv, se abri¨® paso en los a?os sesenta en el mundo acad¨¦mico y del derecho, un universo de hombres. Perdi¨® a su marido en la guerra del Yom Kippur (1973) y tuvo que criar sola a sus dos hijos a la vez que se labraba una reputaci¨®n internacional como jurista y defensora de la igualdad de g¨¦nero.
La jurista israel¨ª fue la primera mujer que represent¨® a su pa¨ªs ante la ONU
Despacio, mirando directamente a los ojos mientras da sorbitos a su t¨¦, relata que hace unos a?os se instal¨® en una casa en Even Yehuda, en el centro norte de Israel, "con sus ¨¢rboles y p¨¢jaros". Pero no dej¨® sus estudios, escrib¨ªa libros de derecho y vigilaba desde una comisi¨®n que la igualdad entre hombres y mujeres que garantiza la ley fuera una realidad. Eso sin dejar de leer a Antonio Mu?oz Molina y Jos¨¦ Saramago y escuchar m¨²sica cl¨¢sica a todas horas, especialmente Bach.
"Un d¨ªa suena el tel¨¦fono y me anuncian: 'Vamos a nombrar a una mujer embajadora ante la ONU'. Yo respondo: 'Por fin ?cu¨¢ndo se re¨²ne la comisi¨®n?'. Y me dicen: 'Eres t¨²". Tal vez por primera vez en mucho tiempo Shalev no supo c¨®mo reaccionar. "Al cabo de unos segundos pregunt¨¦: ?Cu¨¢ndo puedo responder?". La respuesta fue fulminante: "Ayer".
Para Shalev, que acaba de dejar el cargo, han sido dos a?os muy intensos. "Me pregunto cu¨¢ndo Israel, un pa¨ªs que no tiene Constituci¨®n sino que adopt¨® la Carta de la ONU, comenz¨® a ser el chico malo. Y la respuesta es que cuando se cre¨® Israel se convirti¨® en el Estado 59 de Naciones Unidas. Ahora hay 192, muchos de los cuales no son democracias ni respetan los derechos humanos y votan contra Israel. Pero le sorprender¨ªa saber cu¨¢ntos amigos tiene Israel".
Otra mujer, Tzipi Livni, la hab¨ªa propuesto para el cargo, y esta jurista nacida en 1941 -no quiere decir su edad, pero hay que hacerlo- volvi¨® a empezar. "Al poco de asumir el cargo tuve que hablar ante el Consejo de Seguridad", recuerda mirando el mapa de Israel que ha dibujado en el cuaderno del periodista. "Aquel semic¨ªrculo de 15 hombres con trajes oscuros y caras serias... Mi segundo en la legaci¨®n diplom¨¢tica me susurr¨®: 'Entre con el pie derecho'. Yo ergu¨ª la espalda y me sent¨ª orgullosa".
Shalev cree que la igualdad de hombres y mujeres en Israel es m¨¢s te¨®rica que pr¨¢ctica. "Tenemos un Gobierno con dos ministras y 30 ministerios. Todo el mundo habla de Golda Meir, pero ?sab¨ªa que reun¨ªa a sus ministros en la cocina y les serv¨ªa t¨¦ y galletas? Nos queda un largo tramo para llegar al final de la escalera".
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