'Peplum' a la francesa
Las piedras romanas del anfiteatro Las Arenas y la fachada de cristal de Norman Foster para el Museo Carr¨¦ d'Art. Caf¨¦s para nost¨¢lgicos y bares para modernos. Nimes, sure?a y alegre
Hay ciudades que no son lo que aparentan. Nimes juega a despistar al viajero. Est¨¢ tan en su sitio y tan arraigada al entorno, que a menudo parece fuera de lugar. Mezcla la arquitectura contempor¨¢nea con la tradici¨®n, y la alegr¨ªa, con jardines. Cumple todos los requisitos para ser enclave portuario y, sin embargo, carece de mar. Exalta ciertos rincones oscuros, aunque absorbe el sol como ninguna. Es francesa, pero a menudo gasta un punto folcl¨®rico que la hace mucho m¨¢s andaluza que parisiense. Tiene m¨¢s de mu?eca rusa que de carne de revista. Polivalente y din¨¢mica, no es casualidad que la llamen la Roma francesa donde escuchar flamenco.
09.00 Tres veces Roma
Antes que nada conviene saber que Nimes tiene pasi¨®n por la pintura y es como una tentaci¨®n pl¨¢stica para artistas. A primera hora, en el centro hist¨®rico abundan estudiantes de Bellas Artes caminando deprisa hacia clase. Pasan ante Las Arenas mientras los primeros turistas hacen cola para entrar. El Nimes romano es un atractivo tur¨ªstico que llama la atenci¨®n. Tres son las visitas: Las Arenas, el anfiteatro mejor conservado del mundo romano, dedicado a la memoria de gladiadores y a la tauromaquia. Si no puede resistirlo puede asistir a un combate-demostraci¨®n donde revivir Gladiator. La Maison Carr¨¦e, uno de los pocos templos de la antig¨¹edad perfectamente conservados, y la Tour Magne(siglo I antes de Cristo). Los tres ejercen de distintivo de la ciudad.
11.00 Daudet naci¨® aqu¨ª
Subiendo por la arteria principal, Victor Hugo, unos cuantos caf¨¦s llaman la atenci¨®n. J¨®venes de Moleskine ocupan sus mesas con gafas de pasta a lo Duras (pero sin Kool mentolado entre los dedos) y nos dan la medida de c¨®mo era eso de escribir en los bares en los a?os setenta. La Grande Bourse(2, Boulevard des Arenes) o el caf¨¦ Napole¨®n(46, Boulevard Victor Hugo) son ejemplo de resistencia que bien podr¨ªan exhibirse en un museo de reliquias bohemias. Hablando de escribir, sorprende la presencia de un colegio llamado Alphonse Daudet (1840-1897), hasta que se cae en la cuenta de que aqu¨ª naci¨® el escritor. Uno de los grandes de las letras francesas cuya obra Cartas desde mi molino es una referencia. La casa natal de Daudet est¨¢ en el 20 de Cours Gambetta, y en Square Couronne lo recuerda una estatua a cargo del escultor Falguera. En la librer¨ªa Aux Lettres de Mon Moulin (Boulevard Alphonse Daudet, 12), todo un cl¨¢sico, hay materia para entretenerse. Por la ma?ana tambi¨¦n es buen momento para conocer el mercado La Coupole des Halles (22, Boulevard Gambetta), que se mostrar¨¢ encantado de abrirle el apetito.
13.00 Del cocodrilo a la mesa
Se vaya por donde se vaya se acabar¨¢ encontrando la Place du March¨¦, jovial, tan refinada (caf¨¦s, fachadas, palmera) y tan Costa Azul. All¨ª se encuentra el emblema de Nimes: una fuente con un cocodrilo (escudo de armas de la ciudad), obra de Martial Raysse y Vitto Tangiani. Nos dirigimos a la Galerie Jean Louis Fages (Place du March¨¦, 3), caj¨®n de sastre de antig¨¹edades, un gabinete de curiosidades en el que se acaba rastreando m¨¢s tiempo de lo previsto.
Conviene tomar la estrecha y misteriosa Rue Frescque y conocer el Nimes a?ejo y dar con el m¨ªtico Bar 421 (en el n¨²mero 37), donde entregarse al aperitivo, para luego echar un vistazo en la tienda de ropa Lola Crea (20, Rue Frescque). Este centro hist¨®rico es ideal para darse un homenaje gastron¨®mico. Como hay muchas tentaciones, se recomienda ir sobre seguro: Restaurant Les Artistes (22, Rue de l'Etoile; 0033 4 66 36 78 82), cuya carta corre a cargo del chef Michel Belcour. Un cl¨¢sico.
15.00 Arquitectura de luz
Despu¨¦s de comer, el sol del oto?o encuentra su mejor punto de fuga junto a la catedral de San Castor, en la terraza del caf¨¦ O'Delice (2, Place Herbes). Quien piense en Nimes como localidad estrictamente romana se equivoca. Por encima de su prestigioso pasado se levanta una presencia contempor¨¢nea que la anima y dinamiza. Frente a la Maison Carr¨¦e (2) destaca un contrapunto perfecto: el Carr¨¦ d'Art (16 Place de la Maison Carr¨¦e; abierto de 10.00 a 18.00, lunes cerrado; 5 euros), museo de arte contempor¨¢neo y mediateca en un edificio de Norman Foster, quien apost¨® por el cristal y la diafanidad. No hay que perderse un caf¨¦ desde la terraza. Mayor sorpresa deparan los edificios Nemausus, dos grupos de viviendas sociales proyectadas por Jean Nouvel en 1988 que parecen dos grandes barcos.
De camino al Abribus se puede realizar una parada t¨¦cnica en el cutre bar C'Aiglon (Rue Monjardin), donde no habr¨¢ ning¨²n guiri (y puede que tampoco ning¨²n nativo). Esta instalaci¨®n urbana fue un encargo p¨²blico a Philippe Starck en 1987. Recrea los emblemas de Nimes, cocodrilo y palmera, de manera funcional. En la Place d'Assas, donde el caf¨¦ m¨¢s buscado se llama, c¨®mo no, la Bodeguita, tambi¨¦n aparece una huella contempor¨¢nea en las esculturas de Martial Raysse. Los amantes de Albert Camus peregrinar¨¢n como sea hasta la Place Hubert Rouger para disfrutar de la escultura de Bernerd Pag¨¨s que homenajea al premio Nobel nacido en Argelia.
18.00 Vaqueros urbanos
En Nimes siempre vale la pena volver al centro y perderse en el bullicio comercial de la tarde. Tiendas como Le Gardian (Rue de l'Hotel de Ville, 3), boutique especializada en ropa de cowboy, hacen sonre¨ªr a propios y a extra?os, que asisten a un desfile de modelos a lo Brokeback Mountain. Si por las dudas asoma el hambre, espera la mejor merienda en la pasteler¨ªa Villaret (Rue de la Madeleine, 13), fundada en 1775, donde la persuasi¨®n resulta ancha y larga como el mostrador. Tambi¨¦n hay secretos como la Place du Chapitre, ideal para una pausa. Aunque a¨²n son mejores los jardines que esconde el Museo del Vieux Nimes (Place Herbes). Atenci¨®n al edificio del Hotel Rivet (1786), monumento hist¨®rico que alberga la Escuela Superior de Bellas Artes (10, Grand Rue). Frente a ¨¦l, una curiosidad: Reliure Deschamps, antiguo comercio de encuadernaciones. Y para tomar el t¨¦, s¨ª o s¨ª, en el piso de arriba de Majesthe (1, rue Saint Eugene), junto a la iglesia Sante Eugenie.
20.00 Cerveza en un caf¨¦ cantante
Al caer el sol cambia el decorado. Los que tomaban infusiones se retiran a casa con sus compras. Una marabunta de j¨®venes toman posici¨®n en las terrazas. Nimes da importancia a la fiesta y asume el reto sin concesiones. Los estudiantes de Bellas Artes sostienen cervezas en la terraza del bar Le Prol¨¦ (20, Rue Jean Reboul), activo y bohemio. Enfrente, se puede consultar el programa de Le Petit Subito, mitad cabaret, mitad caf¨¦ cantante, donde probar suerte con m¨²sica de Kurt Weil. En estas calles y en las del centro las opciones de seguir la fiesta son tantas que, por momentos, uno se puede ver a s¨ª mismo entre cervezas y afirmando convencido a su colega: "Esto en Francia no pasa". ?Que no?
Use Lahoz es autor de La estaci¨®n perdida (Alfaguara, 2011), que se publica a mediados de enero.
![Museo Carr¨¦ d'Art, proyectado por Norman Foster, en Nimes](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZPT7ZODH5MKUALA2EV2JSFUWY4.jpg?auth=8d14d84bd8d2cd6ef9eda84fd244722836a6470fc48e939e1791acd12294198e&width=414)
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