La ¨²ltima plusmarquista del ¨¦xito
En el mundo del espect¨¢culo, como en el del deporte de competici¨®n, lo importante es batir marcas, anotarse r¨¦cords. Sacarle unos segundos de ventaja al anterior campe¨®n. Eso es exactamente lo que est¨¢ haciendo una jovencita estadounidense de origen italiano llamada Lady Gaga. Artista m¨¢s influyente para la revista Time, m¨¢s popular incluso que el presidente Obama en Facebook, ya ocupa un tercer puesto (aunque en l¨ªnea ascendente) entre los m¨¢s seguidos en Twitter. Credenciales valios¨ªsimas en un mundo donde las redes sociales amenazan con suplantar a la vida. Pero Lady Gaga tiene m¨¢s supermarcas en su haber. Ha vendido 11 millones y medio de copias de los dos ¨¢lbumes que lleva publicados, y 40 millones de sencillos. El a?o pasado se vendieron 9,8 millones de copias legales de su tema Poker face. Y la gira mundial para popularizar su segundo ¨¢lbum, The Fame Monster, ha sido un ¨¦xito superlativo. En Barcelona, miles de chicos y chicas, algunos jovenc¨ªsimos, pasaron horas a la intemperie para verla y tocarla. En su concierto de Madrid, ocurri¨® otro tanto. Y en el de Londres, y en el de Par¨ªs, retrasado por el caos aeroportuario de hace unos d¨ªas. Teniendo en cuenta lo reciente de su ¨¦xito (solo ha publicado dos ¨¢lbumes, el primero en 2008, y prepara un tercero), todo el mundo le augura un futuro de ¨¦xitos y superventas que deje peque?os a los conseguidos por Michael Jackson y Madonna, dos de sus inspiradores m¨¢s claros.
Lady Gaga parece dispuesta a todo para superarlos. Si Madonna toqueteaba a sus bailarines, y dec¨ªa alg¨²n taco en escena, Lady Gaga se restriega contra ellos y grita ante la audiencia: "Ya habr¨¦is o¨ªdo que tengo una polla gorda italiana. Venga, ?ahora sacaos las vuestras!". Si Madonna usaba crucifijos de manera provocativa, Lady Gaga se los coloca en el sexo o en los pechos, y en sus v¨ªdeos es capaz de asesinar a un maltratador o ligar con otra reclusa en la c¨¢rcel glamourosa e irreal que nos presenta en su videoclip Telephone. La industria del entretenimiento descubri¨® hace tiempo que las chicas malas funcionan admirablemente en taquilla, y Lady Gaga quiere ser la peor, la m¨¢s lenguaraz y transgresora, siempre en aras de la autoafirmaci¨®n. A sus seguidores les insta a ser "ellos mismos" y en una ocasi¨®n envi¨® decenas de pizzas a los que hac¨ªan cola en una tienda de Los ?ngeles para comprar su nuevo ¨¢lbum. Ella no se considera un producto m¨¢s del show business, sino una verdadera artista, en la estela de Andy Warhol y de Marina Abramovic. Como la performer serbia, est¨¢ dispuesta a explorar todos los l¨ªmites. Lo malo es que, al contrario que Abramovic, ella tiene legi¨®n de admiradores demasiado j¨®venes muchos de ellos como para entender la trampa que encierran sus lemas. ?Podemos los humanos saltarnos todas las barreras, fr¨¢giles y perecederos como somos, y necesitados de la sociedad?
Pero as¨ª es Lady Gaga. Sin quitarle m¨¦rito a su voz, a su estilo musical h¨ªbrido y pegadizo, a su extraordinaria puesta en escena, el ¨¦xito de Gaga est¨¢ en el personaje que ha construido. Al contrario que Madonna o David Bowie o muchas otras de las estrellas que le han precedido, Lady Gaga es, o quiere ser, solo su personaje. Una especie de sacerdotisa de la excentricidad reconocida por sus m¨¢s ardientes seguidores como "la madre monstruo" mientras ellos se consideran los "monstruitos". Lady Gaga declara su odio a la verdad: "Ved hasta d¨®nde se puede llegar soltando trolas", dice sin inmutarse, pero es lo bastante correcta pol¨ªticamente como para actuar sin esc¨¢ndalos ante la reina de Inglaterra, y apoyar causas razonables y bien vistas como la lucha contra el sida y la defensa de los homosexuales. Ella misma alienta las dudas sobre su g¨¦nero sexual. ?Es hombre, es mujer, es hermafrodita? Su dise?ador personal, Nicola Formichetti, qued¨® impresionado de la belleza de su cuerpo cuando la vio desnuda. "Tiene esa clase de tipo delgado supersexy de supermodelo", ha dicho.
Formichetti, hijo de japonesa e italiano, es uno de los responsables del ¨¦xito de la estrella. Adem¨¢s de director de moda de la firma japonesa Uniqlo, y dise?ador de Thierry Mugler, es el creador de golpes de efecto inolvidables, como el traje de carne que luci¨® la artista hace poco. Una prenda ¨²nica hecha con capas de filetes que envolv¨ªan su cuerpo. De Formichetti es tambi¨¦n el incalificable atuendo confeccionado con las bandas de pl¨¢stico del "prohibido pasar" que coloca la polic¨ªa en los escenarios de alg¨²n suceso. ?ltimamente, Lady Gaga luce tambi¨¦n trajes de Armani Priv¨¦, pero siempre con un toque personal de su estilista que convierte a estas ropas en algo ¨²nico. Y puede que estos modelos retocados especialmente para ella sean la met¨¢fora del personaje, lujo convencional adaptado a las exigencias del esc¨¢ndalo.
Ni?a prodigio
Stefani Joanne Angelina Germanotta, nacida en Nueva York el 28 de marzo de 1986, fue si nos atenemos a la biograf¨ªa oficial, una ni?a prodigio que aprendi¨® a tocar el piano "de o¨ªdo" a los 4 a?os. De familia italo-americana, estudi¨® en un colegio privado religioso al que fueron tambi¨¦n las hermanas Paris y Nicky Hilton. A los 17 a?os ingres¨® en la escuela de arte Tisch de la Universidad de Nueva York y de ah¨ª se lanz¨® a la m¨²sica. Grab¨® algunos temas, como Boys, boys, boys, con poco m¨¢s de 19 a?os, y actu¨® en clubes de Manhattan, hasta que conoci¨® al productor musical Rob Fusari que la bautiz¨® como Lady Gaga, en honor de un tema del desaparecido Freddie Mercury, vocalista de Queen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.