Un ministro deslenguado e inc¨®modo
La Navidad ha llegado temprano para los bancos brit¨¢nicos. Hasta ahora, su esp¨ªritu navide?o se encontraba apagado por la amenaza del grave cambio estructural que puede producirse cuando la comisi¨®n independiente de Reino Unido sobre la banca emita su informe el pr¨®ximo septiembre. Ahora, el principal defensor de los desmembramientos bancarios se ha visto debilitado ¨¦l mismo.
El poder de Vince Cable para machacar a los bancos puede exagerarse. Independientemente de los alardes que el ministro para las empresas de Reino Unido pueda hacer en sus comentarios despreocupados a las mujeres periodistas, el partido de los liberales-dem¨®cratas al que pertenece es el que menos peso tiene en una coalici¨®n dominada por el derechista Partido Conservador. Es cierto que es el vicepresidente de un comit¨¦ gubernamental especial sobre la banca (al que informar¨¢ la comisi¨®n), pero el ministro de Econom¨ªa, el conservador George Osborne, es quien est¨¢ al mando.
Cable sigue preocupando a los bancos. En la oposici¨®n, sol¨ªa ir un par de pasos por delante del Gobierno laborista, y exigi¨® mucho antes que otros que se nacionalizase Northern Rock, aquejado de problemas. Desde entonces, ha moderado parte de su ret¨®rica de desmembraci¨®n bancaria; el compromiso contenido en el manifiesto de los liberaldem¨®cratas de sencillamente desintegrar los bancos se ha convertido, estando en el Gobierno, en una visi¨®n m¨¢s matizada seg¨²n la cual la estructura bancaria debe reformarse para hacer frente al problema de las entidades crediticias demasiado grandes para quebrar. Aun as¨ª, es probable que sus opiniones reales sean mucho m¨¢s radicales -y cercanas al sentimiento popular- que las de sus compa?eros de coalici¨®n.
Un Cable intacto habr¨ªa sido una fuerza poderosa en 2011 (sean cuales sean las conclusiones de la comisi¨®n). Tal como est¨¢n las cosas, puede que la coalici¨®n tenga ahora dificultades para distanciarse de ¨¦l. Dado que Cable ha demostrado ser indebidamente parcial, los bancos podr¨ªan quejarse igualmente de un prejuicio inaceptable si ¨¦l estuviese involucrado en cualquier medida destinada a aplastar sus modelos de negocio.
De modo que los bancos podr¨ªan preferir un Cable con bozal en el Gobierno a uno iracundo en los esca?os de la oposici¨®n en el Parlamento. -
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