Putin se ensa?a
Mija¨ªl Jodorkovski ha vuelto a ser condenado en una causa cargada de motivaciones pol¨ªticas
El antiguo magnate ruso Mija¨ªl Jodorkovski seguir¨¢ unos a?os m¨¢s en prisi¨®n. Junto a su socio Plat¨®n L¨¦bedev, el antiguo propietario de la petrolera Yukos fue condenado ayer en Mosc¨² por robo de crudo y blanqueo de capitales por valor de unos 20.000 millones de euros, causa que incluso gran parte de quienes no critican la sentencia admiten que es pol¨ªtica. El ex multimillonario, ya despojado de la empresa cuyos activos han ido a engrosar Rosnef, el consorcio estatal de petr¨®leo, se hallaba en prisi¨®n desde 2003 purgando una primera condena de ocho a?os por delitos similares, que habr¨ªa cumplido a fin de 2011.
Lo decisivo no consiste, sin embargo, en si Jodorkovski es culpable o inocente de toda o parte de la larga lista de delitos que se le imputan, sino en qu¨¦ medida hab¨ªa osado convertirse en una amenaza para el entonces presidente ruso -y hoy primer ministro- Vlad¨ªmir Putin, entreteniendo la idea de postularse a la primera magistratura del pa¨ªs. Entre esa primera condena y la segunda accedi¨® a la presidencia Dmitri Medv¨¦dev, una creaci¨®n del propio Putin que ha dado su aquiescencia a la condena, con lo que se despeja cualquier duda, si la hab¨ªa, sobre qui¨¦n detenta las riendas del poder en Rusia. La sucesora de la Uni¨®n Sovi¨¦tica no es, evidentemente, un Estado de derecho con plenas garant¨ªas jur¨ªdicas, pero siempre caben grados de desfachatez. Y Putin transgredi¨® recientemente uno de los m¨¢s obvios -lo que sorprende en un ex agente del KGB- al declarar en televisi¨®n que el acusado era culpable y condenarle as¨ª de antemano.
El peque?o pero animoso grupo de liberales dem¨®cratas rusos considera este un d¨ªa de luto para el pa¨ªs, pero solo es uno m¨¢s en una larga lista de desmanes en la que periodistas que investigaban lo que no deb¨ªan desaparecen; los medios de comunicaci¨®n se alinean mayoritariamente con el Kremlin; y el hostigamiento a los pol¨ªticos independientes es moneda com¨²n. El primer ministro dirige una satrap¨ªa, en la que los deseos del soberano son ¨®rdenes para funcionarios que act¨²an como lacayos, y en el que hasta las lamentables condiciones carcelarias recuerdan el inmediato pasado sovi¨¦tico. La dureza con que se ha tratado a Jodorkovski subraya el convencimiento de muchos de que Putin optar¨¢ de nuevo a la presidencia. Y a Rusia parece no importarle gran cosa que as¨ª sea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.