El l¨ªder ind¨ªgena se vuelve liberal
Es una paradoja, pero la riqueza de uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Am¨¦rica es una de las principales fuentes de conflicto desde hace m¨¢s de un lustro. El actual presidente boliviano, Evo Morales, ha hecho del indigenismo su bandera pol¨ªtica, pero no ha sido este concepto, sino la lucha por el beneficio generado por los hidrocarburos, el caballo a lomos del cual lleg¨® a la presidencia de Bolivia, haciendo previamente la vida imposible a su antecesor, Carlos Mesa.
Y una vez en el Palacio Quemado, Morales no tardar¨ªa en descubrir que los problemas pol¨ªticos y sociales que genera esta riqueza no hab¨ªan terminado con una ley que promulg¨® y que pon¨ªa fin al injusto reparto de beneficios entre las multinacionales y el Estado boliviano. M¨¢s bien al contrario.
A una pol¨¦mica nacionalizaci¨®n de la industria gas¨ªstica -que termin¨® en la asociaci¨®n de hecho con las vituperadas multinacionales que explotan los hidrocarburos-, le siguieron conflictos primero con Brasil y despu¨¦s con Argentina por la subida abrupta del precio, ciertamente bajo, del gas que les vend¨ªa. Y sigui¨® una extrema tensi¨®n pol¨ªtica con las provincias autonomistas por el nuevo reparto de millonarios beneficios.
Pero todas estas medidas no han servido para modernizar la industria boliviana ni aumentar su producci¨®n de combustibles refinados. Con un fuerte subsidio desde hace siete a?os, el pa¨ªs sufr¨ªa una aut¨¦ntica fuga de combustible de contrabando a sus vecinos que era insostenible. Morales ha tenido que adoptar una medida en la m¨¢s pura ortodoxia liberal. Y el conflicto por la riqueza sigue.
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