Deprisa, deprisa
El culto a la velocidad se ha convertido en el indicador de la pol¨ªtica de infraestructuras, magnificando sus ventajas y ocultando o maquillando sus inconvenientes, por no hablar del p¨¦simo efecto que genera ese culto, especialmente en la gente joven. Por el contrario, la calidad de un sistema de transportes se mide por su fiabilidad, la facilidad para interconectar escalas y modos diferentes, por atender a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, por constituir un aut¨¦ntico servicio p¨²blico.
La dispersi¨®n urbana junto a los cambios econ¨®micos y sociales, han aumentado los desplazamientos y las distancias recorridas. Algunos de estos factores han encontrado la complicidad necesaria en las pol¨ªticas p¨²blicas de infraestructuras, orientadas a construir una gigantesca red de alta velocidad -de hierro y de asfalto- lo que ha aumentado la dependencia del autom¨®vil y del petr¨®leo, agudizando los problemas ambientales, por no hablar de los ingentes recursos gastados en ese empe?o. Solamente el programa AVE nos va a costar (lo hecho m¨¢s lo proyectado) unos 97.000 millones de euros, una cifra escalofriante equivalente al plan del rescate para Irlanda. Unas inversiones que habr¨ªan modernizado no solo la red ferroviaria, tambi¨¦n los sistemas urbanos de las grandes ciudades, generando m¨¢s ocupaci¨®n y democratizando los transportes.
La crisis obliga a replanteamientos inteligentes, y es hora de abordar una reconversi¨®n ecol¨®gica del transporte, tal como reclamaban Antonio Estevan y Alfonso Sanz en 1996, tarea hoy mucho m¨¢s complicada de llevar a cabo, aunque absolutamente imprescindible. Habr¨¢ que tratar de rentabilizar socialmente las infraestructuras existentes, tambi¨¦n para las mercanc¨ªas, internalizando los costes para recuperar parte de la inversi¨®n, intentando resolver en la peque?a escala los problemas que a¨²n padecen millones de espa?oles en sus desplazamientos diarios.
Urge por tanto clausurar los cat¨¢logos de infraestructuras para abordar una planificaci¨®n del transporte orientada a la sostenibilidad, indisolublemente ligada a la reordenaci¨®n del territorio y de nuestras ciudades.
Joan Olmos es ingeniero de caminos y profesor de Urbanismo de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia.
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