Ley y venganza
La condena a cuatro guardias civiles por torturas a etarras refuerza la lucha antiterrorista
La condena por torturas contra dos etarras por parte de cuatro guardias civiles es un triunfo del Estado de derecho, que refuerza su legitimidad en la lucha antiterrorista. Coincidiendo con el cuarto aniversario de la voladura de parte de la T-4, la Audiencia de Guip¨²zcoa ha concluido que los dos autores de aquel acto criminal (murieron dos personas), Igor Portu y Mart¨ªn Sarasola, fueron maltratados por mera venganza tras ser detenidos (un mes antes, un comando hab¨ªa asesinado a dos guardias en Cap Breton).
El grave atentado de la T-4, adem¨¢s de segar la vida de dos humildes inmigrantes ecuatorianos, fue un golpe amargo e inesperado que acab¨® con el proceso de paz abierto entre el Gobierno y la organizaci¨®n terrorista. Al poco tiempo, la engrasada maquinaria antiterrorista del Estado lograba detener a los autores y ponerlos en manos de la justicia. Sin embargo, como entonces se sospech¨® y ahora se ha demostrado, hubo una manifiesta e intolerable ilegalidad en el proceso. Cuatro guardias aprovecharon las horas que mediaron entre la detenci¨®n y su entrega oficial para dar un escarmiento a los terroristas. La hospitalizaci¨®n de Portu con graves lesiones y el testimonio de un testigo pusieron de manifiesto que en esta ocasi¨®n las denuncias de ambos etarras respond¨ªan a hechos reales que el ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, no debi¨® despreciar cuando aleg¨® que las heridas de los detenidos se correspond¨ªan con las maniobras l¨®gicas de "sujeci¨®n y retenci¨®n" contra unos delincuentes que se resist¨ªan a la detenci¨®n.
Las torturas contra Portu y Sarasola motivaron un duro enfrentamiento entre las fuerzas pol¨ªticas vascas y el Gobierno de Madrid y alimentaron el victimismo del que se nutren los ambientes m¨¢s radicales del independentismo vasco. La investigaci¨®n judicial de los hechos y la condena de los guardias civiles implicados confirma el garantismo del sistema judicial espa?ol y refuerza la credibilidad del Estado de derecho. Esta sentencia apuntala la superioridad de la democracia y la fuerza de la ley frente al r¨¦gimen de terror que imponen las bombas y la extorsi¨®n. Demuestra que la ley se aplica con rigor aun en beneficio de unos terroristas y neutraliza la estrategia de los etarras de denunciar siempre torturas tras su detenci¨®n. El veredicto pone de manifiesto que las torturas son una excepci¨®n absoluta y que los etarras mienten.
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