Obama busca el fin de la guerra de Afganist¨¢n
EE UU pretende iniciar la retirada de sus tropas en julio de 2011
Si todo sale como el presidente Barack Obama pretende, 2011 ser¨¢ el a?o en que comience a cerrarse el ¨²nico frente de guerra que Estados Unidos tiene abierto: la guerra de Afganist¨¢n, que acaba de cumplir nueve a?os y que en 2010 ha costado a los norteamericanos 105.000 millones de d¨®lares (casi 80.000 millones euros). En Afganist¨¢n hay destacados 97.000 militares estadounidenses, la cifra m¨¢s elevada de la guerra m¨¢s larga del Pent¨¢gono. Ese conflicto, adem¨¢s, registr¨® en 2010 el mayor n¨²mero de soldados aliados muertos: 709, de los que 498 fueron norteamericanos. Desde su inicio en diciembre de 2001, la guerra de Afganist¨¢n se ha cobrado ya las vidas de 1.445 militares estadounidenses. A pesar del elevado coste para Washington, en dinero y vidas, la compleja estrategia insurgente que siguen los talibanes y Al Qaeda y su f¨¢cil refugio en el pa¨ªs vecino de Pakist¨¢n convierten la victoria norteamericana en un objetivo cada vez m¨¢s esquivo.
En 2010, el conflicto afgano cost¨® a EE UU 80.000 millones de euros
A mediados de diciembre, antes del receso navide?o, Obama se rode¨® de la plana mayor de su Gobierno para anunciar los resultados del informe elaborado por su Administraci¨®n sobre el conflicto. Seg¨²n el texto, el Ej¨¦rcito de EE UU ha logrado avances considerables, infligiendo grandes da?os a los talibanes en sus bastiones de Helmand y Kandahar. A pesar de reconocer cierta fragilidad en la nueva supremac¨ªa norteamericana en el pa¨ªs asi¨¢tico, Obama dijo: "Hemos acometido avances suficientes para lograr nuestros objetivos militares". Ese argumento le permiti¨® reafirmarse en su compromiso electoral de iniciar el repliegue en julio de 2011, algo que desat¨® el malestar entre los militares, incluido el general al mando de las tropas sobre el terreno, David Petraeus.
El principal problema de EE UU es que la guerra de Afganist¨¢n se libra, cada vez m¨¢s, en Pakist¨¢n. En el noroeste de ese pa¨ªs se refugian numerosos rebeldes y miembros de Al Qaeda, aprovechando la falta absoluta de control en la frontera entre ambos pa¨ªses. Desde all¨ª organizan los ataques que asolan Afganist¨¢n cada a?o despu¨¦s del invierno. Es una zona que vive tantos atentados como los bastiones de la insurgencia en Afganist¨¢n. El 26 de diciembre, por ejemplo, un atentado suicida mat¨® a 46 personas en la localidad paquistan¨ª de Bajaur, a 10 kil¨®metros de la frontera. La CIA, desde bases secretas, ayuda al Pent¨¢gono y somete la zona a numerosos bombardeos con aviones no tripulados, controlados de forma remota, una pr¨¢ctica autorizada con discreci¨®n por los gobernantes paquistan¨ªes, pero profundamente impopular entre la ciudadan¨ªa.
Las operaciones de combate le cuestan a EE UU, seg¨²n diversos an¨¢lisis del Congreso, 100.000 millones de d¨®lares por a?o, siete veces el producto interior bruto de Afganist¨¢n. El coste, hasta 2010, de esa guerra y la de Irak, combinadas, ha sido de 1,1 billones de d¨®lares. Hasta el verano pasado, la guerra de Irak fue la m¨¢s impopular de ambas. La misi¨®n de Afganist¨¢n, una respuesta directa a los atentados de 2001, se beneficiaba del dolor provocado por el ataque de Al Qaeda contra Washington y Nueva York, que caus¨® 2.977 muertes. Sin embargo, una vez ordenado el repliegue de las tropas de combate en Irak, consumado el pasado agosto (en el pa¨ªs ¨¢rabe permanecen 50.000 soldados con tareas, entre otras, de adiestramiento del Ej¨¦rcito iraqu¨ª), queda Afganist¨¢n como recordatorio de lo que el antecesor de Obama, George Bush, tild¨® de guerra contra el terrorismo. Seg¨²n una encuesta de Opinion Research para CNN, publicada el mi¨¦rcoles pasado, seis de cada 10 norteamericanos se oponen a la guerra y un 53% de la poblaci¨®n cree que las cosas le van mal al Ej¨¦rcito de EE UU en su guerra contra los talibanes.
Y eso, a pesar del refuerzo enviado por Obama a Afganist¨¢n. Al llegar al Despacho Oval, en 2009, el presidente decidi¨® autorizar el env¨ªo de 30.000 soldados adicionales a aquel pa¨ªs, en un rearme similar al ordenado por Bush en el frente iraqu¨ª en 2007. De ese modo, Obama decidi¨® sustituir el combate b¨¦lico tradicional por una amalgama coordinada de operaciones insurgentes para ganar una dif¨ªcil guerra, donde el enemigo lo conforman c¨¦lulas de Al Qaeda y guerrillas talibanes camufladas entre la poblaci¨®n civil.
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