Una visi¨®n progresista de las reformas
Espa?a necesita, para superar la crisis, afrontar una serie de cambios estructurales que le permitan elevar el crecimiento, absorber el desempleo y mantener la confianza de los acreedores en su capacidad financiera
La econom¨ªa espa?ola se halla en una situaci¨®n cr¨ªtica y el pa¨ªs necesita un nuevo impulso reformista que ayude a elevar el crecimiento, aminorando as¨ª el coste econ¨®mico y social de la crisis. Sin embargo, dos a?os despu¨¦s del inicio de la misma, poco es lo que hemos hecho. Primero, el Gobierno dej¨® pasar 2009 identificando las posiciones reformistas con las neoliberales. Y despu¨¦s, una vez revis¨® sus enfoques previos, algunas reformas se han ido planteando de forma tentativa y otras se han venido retrasando. Este ¨ªter ha alimentado un discurso seg¨²n el cual las reformas son intr¨ªnsecamente neoliberales de modo que cualquier Gobierno progresista solo puede acometerlas obligado por las circunstancias. Pues bien, en mi opini¨®n, ni todas las reformas atentan contra los derechos sociales, ni deber¨ªan ser impuestas por los "mercados"; discurso, por cierto, que parece dirigido a multiplicar el n¨²mero de abstencionistas. Es m¨¢s, la pol¨ªtica contin¨²a siendo central y solo hace falta quien ponga sentido y liderazgo a todo esto.
La pol¨ªtica contin¨²a siendo central. Hace falta quien ponga sentido y liderazgo a todo esto
Es preciso revisar las pensiones para asegurar el funcionamiento del sistema a medio plazo
En primer lugar, debemos resumir el diagn¨®stico del enfermo. En t¨¦rminos generales los grandes lastres para reactivar la econom¨ªa se circunscriben a la elevada deuda del pa¨ªs y al abultado n¨²mero de desempleados. Dos a?os despu¨¦s del inicio de la crisis, la econom¨ªa espa?ola presenta un endeudamiento global del 357% del PIB. Esta cifra se desagrega en una reducida pero creciente deuda p¨²blica (58 puntos porcentuales) y una extraordinaria deuda de familias y empresas (194 puntos) y del sector financiero (105% del PIB). Pues bien, con estas cifras resulta muy complicado reanimar el crecimiento, dado que buena parte de la renta futura deber¨¢ ir destinada a honrar la deuda. Pero adem¨¢s, este volumen de deuda genera incertidumbres adicionales sobre la solvencia de nuestro sistema financiero debido a la concentraci¨®n de la cartera del cr¨¦dito inmobiliario y promotor en las cajas de ahorros. En la misma l¨ªnea, casi la mitad de la deuda global (en torno al 170% del PIB) est¨¢ contra¨ªda con el exterior. Por ello, resulta clave la credibilidad de nuestra "agenda reformista" para mantener la confianza de los acreedores en el pa¨ªs y garantizar un periodo pausado de desendeudamientos sin sobresaltos. Por otra parte, en torno al n¨²mero de desempleados, el ajuste del sector constructor y un marco regulatorio que induc¨ªa al despido como m¨¦todo m¨¢s sencillo de ajuste explican el potencial de destrucci¨®n de empleo de nuestra econom¨ªa. Esta realidad supone esencialmente un drama social pero tambi¨¦n dificulta la recuperaci¨®n del consumo y, con ello, del conjunto de la actividad, adem¨¢s de generar dudas adicionales sobre la capacidad de pago de la elevada deuda hipotecaria de las familias y por ende de la solvencia de las entidades de cr¨¦dito. Por consiguiente, existen graves condicionamientos internos que est¨¢n dificultando una r¨¢pida salida de la crisis, lo que supone adem¨¢s una amenaza sobre la capacidad del pa¨ªs para devolver la deuda.
La soluci¨®n a todo ello pasa por las reformas estructurales. Estas pol¨ªticas elevar¨ªan el potencial de crecimiento y permitir¨ªan con ello una m¨¢s r¨¢pida absorci¨®n del desempleo y el mantenimiento de la confianza de los acreedores en nuestra capacidad financiera. Adem¨¢s, las reformas suponen tambi¨¦n la base de cualquier intento para cambiar la estructura econ¨®mica del pa¨ªs, lo que se ha venido a llamar desafortunadamente el "modelo de crecimiento". Ahora bien, ?cu¨¢les son esas reformas y cu¨¢l es su sesgo ideol¨®gico?
En principio, el pa¨ªs debe completar la reestructuraci¨®n de las cajas de ahorros, especialmente por la elevada concentraci¨®n de su cartera de cr¨¦dito en el sector hipotecario y promotor, cuya deuda pendiente amenaza la viabilidad de algunas entidades. Tambi¨¦n se necesitaba una reforma laboral que eliminara el incentivo a la contrataci¨®n temporal sin elevar los costes medios del trabajo. Adem¨¢s, es urgente una revisi¨®n profunda de la negociaci¨®n colectiva que no solo permita descolgarse de los convenios ante la crisis sino que, tambi¨¦n, aporte la flexibilidad suficiente al modelo para lograr un funcionamiento eficiente de las se?ales de precios como conductor del trabajo y la inversi¨®n, ahora tasadas por los acuerdos sectoriales-provinciales. Pero es que adem¨¢s, la propia estructura provincial de los convenios ha venido a generar barreras adicionales a la entrada en algunos mercados, dificultando as¨ª la reorientaci¨®n permanente del modelo de crecimiento. Igualmente hay que reconsiderar el sistema de desempleo para centrar la financiaci¨®n en las pol¨ªticas activas y aminorar los desincentivos al trabajo. En la misma l¨ªnea, se requiere una revisi¨®n de las pensiones con el prop¨®sito de garantizar el propio funcionamiento del sistema a medio plazo. No hace falta ser economista para sospechar que una sociedad que eleva afortunadamente su esperanza de vida y, con ello, el tiempo de derecho a cobro de una pensi¨®n, necesita revisar el sistema que la garantiza. Asimismo, ser¨ªa deseable un marco regulatorio del sector energ¨¦tico racional. Es dif¨ªcil entender un sistema el¨¦ctrico que en apenas una d¨¦cada ha generado un d¨¦ficit superior a los 20.000 millones de euros que se adeuda a las compa?¨ªas privadas, mientras se soporta el pago de una tarifa superior a la media comunitaria, buena parte de la cual solo sirve para financiar a "buscadores de renta".
Por ¨²ltimo, existen otras reformas esenciales pero solo citar¨¦ adicionalmente la transformaci¨®n del sistema educativo (minimizaci¨®n del fracaso escolar en Secundaria, mejora de la calidad de la Formaci¨®n Profesional y universidades competitivas), as¨ª como una redefinici¨®n de la estructura territorial, que mejore la rendici¨®n de cuentas del modelo.
Pues bien, estas reformas pueden ser impulsadas desde visiones neoliberales o progresistas. Siendo sucinto, las cajas de ahorros se pueden capitalizar manteniendo a la obra social como una fundaci¨®n propietaria de parte del accionariado o se pueden privatizar completamente. Asimismo, se puede flexibilizar la negociaci¨®n colectiva otorgando mayor poder de decisi¨®n a los comit¨¦s de empresa o se puede realizar combatiendo la presencia sindical, necesaria ante el car¨¢cter monopsonista del mercado laboral. De igual forma, se puede revisar el modelo de pensiones intentando garantizar su viabilidad financiera como elemento central del sistema o se puede desmontar para dar paso a modelos de capitalizaci¨®n en exclusiva. Y en la misma l¨ªnea, se puede revisar el seguro de desempleo destinando m¨¢s fondos a pol¨ªticas activas o nos podemos aproximar a tal reforma con un ¨²nico objetivo de reducci¨®n del gasto. Se puede poner orden y racionalidad en el sistema energ¨¦tico con el cambio clim¨¢tico en el objetivo o sin ¨¦l. Igualmente, se puede intentar eliminar el fracaso escolar y elevar el nivel universitario, haciendo valer la igualdad radical de oportunidades y la meritocracia frente al derecho de elecci¨®n de los padres con dinero p¨²blico. Y por ¨²ltimo, se puede reordenar la estructura del Estado desde una visi¨®n federal y solidaria o centralista.
En fin, las reformas son vitales para minimizar el coste de la crisis, pero su orientaci¨®n est¨¢ sujeta a implementaciones varias que, cumpliendo con el objetivo previo de elevar el potencial de crecimiento, puedan estar inspiradas por distintos valores. De este modo, ni las reformas son por naturaleza neoliberales, ni son impuestas por "los mercados". M¨¢s bien, la ¨²nica coerci¨®n que nos conduce a activar la agenda de reformas deber¨ªa ser minimizar los ajustes adicionales de gasto, estos s¨ª exigidos por nuestros acreedores como ¨²nica garant¨ªa del pago de la deuda p¨²blica ante la reducida pulsi¨®n reformista. Por todo ello, es urgente concluir las reformas, especialmente ahora que los mercados contin¨²an enrareci¨¦ndose y se eleva la incertidumbre sobre el futuro de nuestro pa¨ªs y del euro. Espa?a necesita apostar con rapidez y liderazgo por la ¨²nica salida social a esta crisis, el reformismo progresista, que entronca, por cierto, con el legado hist¨®rico del partido en el Gobierno.
Jon¨¢s Fern¨¢ndez ?lvarez es director del Servicio de Estudios de Solchaga Recio & asociados.
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