Sacrificados
Parece que el PSOE ha inventado un nuevo puesto, cargo o responsabilidad pol¨ªtica dentro del partido: el de chivo o cordero expiatorio, el que carga con las culpas de todos, el que paga por todo lo malo que existe. Se va el alcalde de Sevilla, Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn, despu¨¦s de doce a?os al mando del Ayuntamiento, y en este comienzo de a?o se despide con un deseo: llevarse sobre sus espaldas el desgaste del PSOE, anunciado por los pron¨®sticos y la opini¨®n p¨²blica. "Espero que ese desgaste en Sevilla me lo lleve yo en la mochila", dice Monteseir¨ªn, ya listo el equipaje de explorador o de hombre de paso. Algo semejante estar¨¢ diciendo pronto, probablemente, para Espa?a entera, el presidente Zapatero, si su partido, como en el caso de S¨¢nchez Monteseir¨ªn, consigue que se aparte y estorbe lo menos posible.
Son pol¨ªticos que han sufrido un proceso de demolici¨®n. M¨¢s all¨¢ del descr¨¦dito pol¨ªtico, han soportado desagradables acometidas e insultos personales de sus adversarios. En Espa?a se aplica a rajatabla el principio que enunciara hace dos siglos el ide¨®logo reaccionario Joseph de Maistre: lo de menos es impugnar las opiniones, lo esencial es ir directamente contra la persona. Y no solo han sufrido el acoso del partido opositor, su doble antag¨®nico, el PP, sino que el propio PSOE ha ido tomando distancias frente a pol¨ªticos como Monteseir¨ªn o Zapatero. Ya hay jefes locales y regionales socialistas que preferir¨ªan no entrar en contacto con el antiguo l¨ªder, un sentimiento al que alguien podr¨ªa llamar prevenci¨®n y rechazo.
Monteseir¨ªn quita votos, o eso dicen las encuestas, as¨ª que el PSOE ha quitado a Monteseir¨ªn. Pero el alcalde sevillano ha querido convertir lo negativo en positivo: en el largo momento de la despedida (un momento que durar¨¢ cinco meses de propaganda y autopromoci¨®n incesante), Monteseir¨ªn se ofrece a cargar sobre sus hombros todo el desprestigio del partido. Esta nueva misi¨®n me recuerda los ¨²ltimos discursos de Zapatero, dispuesto a sacrificar hasta el alma por Espa?a, cueste lo que cueste, salvador y redentor heroico. Presentarse no como candidato, sino como pobre v¨ªctima de las circunstancias, quiz¨¢ haga m¨¢s llevadera la participaci¨®n del pol¨ªtico seriamente hundido en los pr¨®ximos m¨ªtines electorales. No s¨¦ si lo es S¨¢nchez Monteseir¨ªn, pero Rodr¨ªguez Zapatero me parece hoy una sombra publicitaria nociva para su partido. Es dif¨ªcil recorrer una calle de 100 o, menos, 50 metros sin o¨ªr imprecaciones contra el actual presidente de Gobierno.
La campa?a preelectoral municipal ha empezado en Sevilla con un ritual de expiaci¨®n. "Que todo lo malo se vaya conmigo, que todo lo bueno se quede aqu¨ª para que lo aproveche el PSOE", dice o reza S¨¢nchez Monteseir¨ªn estos d¨ªas. El alcalde de Sevilla es un hombre de fundamentos cat¨®licos y cofrades. Puede que conozca, por la Biblia (Lev¨ªtico, 16, 15) y por su relaci¨®n con la historia del Mes¨ªas crucificado, la fiesta hebrea del Yom Kippur, cuando el Sumo Sacerdote sacrifica al cordero que encarna los pecados de todos, d¨ªa del Arrepentimiento y el Gran Perd¨®n. A Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn lo ha sacrificado su partido, el PSOE, que maneja ya nuevos l¨ªderes. Lanza para la alcald¨ªa de Sevilla al candidato Juan Espadas, especialista en vivienda y obras p¨²blicas, y para Espa?a impulsa por el momento un nuevo culto laico a Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, ministro del Interior.
Algo significar¨¢ que para la capital de Andaluc¨ªa elijan a un especialista en construcciones, y para Espa?a piensen en el ministro de la polic¨ªa. Estos detalles nunca son totalmente casuales. Ahora lo interesante ser¨¢ ver los resultados del experimento: ?se llevar¨¢n los pol¨ªticos inmolados la mayor parte del desprestigio para que los nuevos divos se lleven la mayor¨ªa de los votos?
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