Del olvido de ETA a los permisos del Gobierno para salir de prisi¨®n
Interior ha fracturado el 'frente de makos' a trav¨¦s de beneficios penitenciarios que la banda se neg¨® a negociar para sus reclusos durante la ¨²ltima tregua
ETA aparc¨® a sus presos durante la negociaci¨®n de la ¨²ltima tregua. Prefiri¨® centrarse en sus reivindicaciones pol¨ªticas hist¨®ricas -la autodeterminaci¨®n y la incorporaci¨®n de Navarra al Pa¨ªs Vasco- y dejar la pol¨ªtica penitenciaria para una segunda fase que nunca lleg¨®. Aquel fat¨ªdico 30 de diciembre de 2006 en el que la banda terrorista hizo estallar un coche bomba en el aparcamiento de la T-4 del aeropuerto de Barajas se dinamit¨® cualquier posibilidad de acuerdo sobre la reinserci¨®n de los reclusos. En el intento posterior, ¨²ltimo, fugaz e in¨²til por reflotar el proceso de paz meses despu¨¦s, que se rompi¨® definitivamente en junio de 2007, tampoco lleg¨® a abordarse la cuesti¨®n.
El Gobierno comenz¨® hace dos a?os con su pol¨ªtica de premios y castigos
Los presos llevan meses expectantes tras el comunicado anterior de ETA
A partir de entonces, con el alto el fuego hecho a?icos, Interior pas¨® a la ofensiva en todos los frentes. Tambi¨¦n, y con especial dedicaci¨®n, en el de makos, el penitenciario, endureciendo las condiciones de cumplimiento de los m¨¢s radicales y suavizando las de los m¨¢s favorables al final de la violencia. El Gobierno trataba as¨ª de aprovechar el descontento que la gesti¨®n del proceso de paz de los dirigentes de la banda -y su violento final- hab¨ªa generado en parte de los 750 miembros del colectivo de presos, que criticaron el olvido de la direcci¨®n de ETA sobre su situaci¨®n durante las conversaciones. Romper la f¨¦rrea disciplina impuesta al colectivo, de la que (casi) nadie se atrev¨ªa a apartarse, era una cuesti¨®n clave para debilitar a la banda.
El baile comenz¨® en noviembre de 2008. Instituciones Penitenciarias traslad¨® antes de fin de a?o a una decena de ex dirigentes y miembros destacados de la banda -como Francisco Mujika Garmendia, Pakito, miembro de la direcci¨®n entre 1987 y 1992; I?aki de Renter¨ªa, Joseba Urrusolo Sistiaga, Valent¨ªn Lasarte o Carmen Gisasola, ex jefa del comando Vizcaya- a las prisiones de Villabona (Asturias) y Zuera (Zaragoza), cercanas al Pa¨ªs Vasco, desde el sur de la pen¨ªnsula.
Todos ellos hab¨ªan criticado la deriva de la banda terrorista y abogado por el fin de la violencia. El veterano Mujika Garmendia hab¨ªa suscrito cuatro a?os antes, en agosto de 2004, junto a otros hist¨®ricos de la banda, una carta dirigida a la direcci¨®n de ETA en la que ped¨ªa el abandono de las armas. "Nunca nos hemos encontrado tan mal", reconoc¨ªan. "En las actuales circunstancias, la lucha armada que desarrollamos hoy en d¨ªa no sirve". Un a?o despu¨¦s fueron expulsados.
El malestar era mucho mayor en 2008 que en 2004, y el Gobierno aprovech¨® cada una de las fisuras dentro del colectivo en su estrategia antiterrorista. El goteo de traslados de disidentes no ces¨®. Pocos meses despu¨¦s estaban tambi¨¦n en Zuera Jos¨¦ Luis ?lvarez Santacristina, Txelis, y Kepa Pikabea, dos hist¨®ricos que llevaban a?os rechazando la violencia, ambos expulsados de la banda y tambi¨¦n del colectivo de presos, que los apart¨® formalmente a comienzos de 2008 -aunque en realidad hab¨ªan sido ellos quienes se hab¨ªan desvinculado voluntariamente-. Txelis y Pikabea hab¨ªan escrito una carta tras la ruptura del ¨²ltimo proceso de paz en la que denunciaban la marginaci¨®n de los presos, la "inutilidad de la lucha armada" y acusaban a ETA de haberse convertido en un obst¨¢culo para el avance de la izquierda abertzale.
El movimiento de presos supuso un cambio notable en la estrategia penitenciaria de los ¨²ltimos Gobiernos. En 2008, cuando comenz¨® el acercamiento, hac¨ªa casi 10 a?os que no se aproximaba al Pa¨ªs Vasco a ning¨²n recluso de ETA. El Ejecutivo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar paraliz¨® esa pol¨ªtica en noviembre de 1999 con el final de la tregua del a?o anterior. Desde que el PP lleg¨® a La Moncloa en 1996 hasta ese momento, el Ejecutivo hab¨ªa acercado a 195 reclusos a Euskadi. Despu¨¦s, ni Aznar ni posteriormente Zapatero hab¨ªan seguido adelante. Ni siquiera durante el ¨²ltimo proceso de paz.
Los movimientos hacia Zuera y Villabona ten¨ªan como destino final la c¨¢rcel de Nanclares de Oca, en ?lava. El Pa¨ªs Vasco era el premio. A Zuera y Villabona llegaban los disidentes que m¨¢s o menos hab¨ªan expresado, o se cre¨ªa que podr¨ªan hacerlo, su rechazo a la violencia. Muchos de ellos comenzaron a trabajar en el economato y a participar en los talleres y en las actividades usuales de las prisiones; es decir, a hacer todo aquello que prohib¨ªa la disciplina del colectivo. Pero el objetivo final de los reclusos era acortar su estancia en prisi¨®n y empezar a pedir permisos, evoluciones de grado y libertades condicionales, algo tambi¨¦n proscrito por la banda terrorista.
Solo los que daban un paso m¨¢s y firmaban una carta rechazando la violencia, pidiendo perd¨®n a las v¨ªctimas y comprometi¨¦ndose a hacer frente a las indemnizaciones pod¨ªan llegar a Nanclares de Oca. A lo largo de 2009 y 2010 han ido aterrizando en la prisi¨®n hist¨®ricos como Jos¨¦ Luis Urrusolo Sistiaga, Kepa Pikabea, Idoia L¨®pez Ria?o o Jos¨¦ Luis ?lvarez Santacristina. Otros tambi¨¦n han firmado escritos renunciando a la violencia pero a¨²n no han sido trasladados. Algunos ni siquiera lo desean por lo que significa ahora Nanclares de Oca: el principal centro de reclusos disidentes de la organizaci¨®n.
En las Navidades de 2009, el Gobierno, a trav¨¦s de las juntas de tratamiento de Nanclares y Zuera, inform¨® a favor de los primeros permisos penitenciarios de hasta 36 d¨ªas al a?o a algunos de estos presos que, con el apoyo del fiscal, fueron aprobados por el juez central de Vigilancia Penitenciaria Jos¨¦ Luis de Castro.
La pasada primavera, Instituciones Penitenciarias fue aun m¨¢s all¨¢ -siempre con el apoyo del fiscal y del juez- y comenz¨® a aprobar modelos espec¨ªficos de cumplimiento para estos reclusos disidentes que les permiten salir a diario de prisi¨®n para trabajar o estudiar volviendo a la c¨¢rcel los fines de semana. Hasta el momento han accedido a esa situaci¨®n, recogida en el art¨ªculo 100.2 del Reglamento Penitenciario, cinco presos. El m¨¢s destacado es el ex ide¨®logo y jefe pol¨ªtico de la organizaci¨®n a principios de los noventa, Txelis.
El programa de acercamientos y permisos ha afectado a 65 presos, pero se ha frenado en los ¨²ltimos meses por el nuevo alto el fuego de ETA y la nueva l¨ªnea de la izquierda abertzale. Los reclusos, que han seguido con sumo inter¨¦s los comunicados de la banda, las entrevistas de Arnaldo Otegi y los movimientos de Batasuna, esperan una soluci¨®n general para todos sin tener que sufrir el rechazo que implica condenar a ETA y las consecuencias para sus familiares. Y sin tener que reconocer que sus a?os como miembros de la banda terrorista han sido en balde. Est¨¢n a la expectativa. El colectivo oficial, por su parte, ha pedido al Gobierno, a trav¨¦s del diario Gara, que deje de "tentarlos" con los beneficios penitenciarios. Los presos, tanto los disidentes como los que dudan y los m¨¢s cercanos a la banda, reivindican un espacio ante un hipot¨¦tico fin de la violencia.
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