Feij¨®o, el pozo y el p¨¦ndulo
Se indignan PSdeG y BNG porque los datos anuales sobre desempleo sorprendieron a N¨²?ez Feij¨®o laboriosamente ocupado en unas envidiables vacaciones en Brasil. El paro es un problema que preocupa mucho al presidente. En el discurso de fin de a?o lo condens¨® en primera persona y teji¨® un emotivo v¨ªnculo con los desempleados y sus familias: "Somos muchos los gallegos que hemos vivido tambi¨¦n el drama familiar del paro (...). Desde la experiencia personal propia y tambi¨¦n desde la responsabilidad que ejerzo en este momento -francamente dif¨ªcil- quiero deciros que siempre debe haber un espacio para la ilusi¨®n y que nunca el desaliento debe llegar a la vencerla". Vibrante exordio que, por la brevedad del gui¨®n, no acompa?¨® con el preciso detalle de sus muy eficaces medidas para crear empleo.
A nuestro presidente se le est¨¢ poniendo cara de Zapatero: como ¨¦l, conf¨ªa su pol¨ªtica a un milagro
Antes de marcharse al para¨ªso brasile?o insisti¨® en la necesidad de adelantar las elecciones generales para poder contar, cuanto antes, con un Gobierno legitimado que saque a Espa?a del pozo econ¨®mico, financiero y laboral. Feij¨®o cree que se acaba con la crisis a base de machacarle (dial¨¦cticamente) las cejas a Zapatero, el pocero culpable de nuestros males. Sordo al consejo de Nietzsche, que avis¨® que de tanto combatir al monstruo se acaba siendo como el monstruo, nuestro presidente no se entera de que se le est¨¢ poniendo cara de Zapatero y que, como ¨¦l, conf¨ªa su pol¨ªtica a un milagro econ¨®mico espont¨¢neo que mejore la (di)gesti¨®n de la crisis, nos haga recuperar la senda de la prosperidad y le permita adelgazar el paro antes de que sea demasiado tarde; es decir, antes de tener que volver a presentarse como candidato a la presidencia de la Xunta (si otras glorias mayores no lo secuestran).
Cuando la depresi¨®n econ¨®mica fue innegable, los expertos dijeron que la crisis tendr¨ªa forma de V, tras una ca¨ªda r¨¢pida y aguda, seguir¨ªa una recuperaci¨®n igualmente veloz. Ahora, los optimistas se?alan que tendr¨¢ perfil de U, con un descenso acusado, una prolongada situaci¨®n cr¨ªtica y una tard¨ªa (pero sostenida) reactivaci¨®n. Los m¨¢s pesimistas vaticinan que el recorrido de muchas econom¨ªas ser¨¢ en L, un desplome brusco y con una dr¨¢stica p¨¦rdida de capacidad productiva que provocar¨¢ una quiebra dram¨¢tica del empleo y el bienestar (de la que ya veremos cuando somos capaces de salir). Sea cual sea la letra que toque, el gobierno con el que sue?a Rajoy tendr¨¢ la crisis en su agenda y tambi¨¦n ser¨¢ juzgado electoralmente por lo que les ponga en el plato a los ciudadanos. Como en el angustioso relato de Poe, los estrategas del PP no saben de qu¨¦ preocuparse m¨¢s, si de la hondura del pozo que, de ganar las elecciones, heredar¨¢n de Zapatero o del p¨¦ndulo de sus responsabilidades que, con empecinada certeza, se les echar¨¢ encima cuando sean ellos los que tengan que tomar las decisiones econ¨®micas.
Para no verse en un escenario tan aterrador, Feij¨®o decidi¨® borrarse como actor protagonista -o secundario- de toda competencia en la gesti¨®n de la crisis y de las pol¨ªticas de empleo. Desenga?¨¦monos, las ausencias del presidente no son vacacionales, son permanentes y estrat¨¦gicas para no tener que rendir cuentas sobre la profundidad del pozo en Galicia y evitar as¨ª verse colocado en la aplastante trayectoria del p¨¦ndulo. Para evadirse alega que la reforma del mercado de trabajo -que dice indispensable para crear empleo- es competencia y responsabilidad del Gobierno central. Hace pocos d¨ªas, uno de los autores del Informe Galicia 2010, Enrique Negueruela, desmontaba la coartada: "Las reformas laborales no crean empleo, cambian las condiciones de trabajo. El trabajo lo crea la inversi¨®n p¨²blica y privada".
La Xunta tiene las competencias de las pol¨ªticas activas de empleo, libertad para fijar incentivos para la inversi¨®n privada y plena capacidad para movilizar recursos propios en planes territoriales y sectoriales de fortalecimiento del tejido productivo y para la creaci¨®n de puestos de trabajo. No obstante, Galicia no tiene (y seguir¨¢ sin tener) una estrategia frente a la crisis, Feij¨®o ni est¨¢ ni se le espera, impulsando ninguna pol¨ªtica de empleo y eso que, en una graciosa conferencia en el Club Financiero de Vigo en febrero de 2009, se ofreci¨®: "Yo no quiero ser el presidente que gobierne el paro, quiero ser el presidente que gobierne el empleo". Su pol¨ªtica est¨¢ macerada por la falta de coraje y la desmemoria pero no impide ver que responde obedientemente a la f¨®rmula que Bertold Brecht adjudicaba a algunos gobernantes de su tiempo: creen que la ¨²nica forma de superar un problema es empeor¨¢ndolo. En eso est¨¢ (cuando est¨¢) Feij¨®o, nuestro presidente del empleo.
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